Como toda mujer

El prejuicio dice que María Martha Serra Lima pertenece a una camada de artistas en extinción. Su romanticismo invoca estilos que vivieron su fulgor hace medio siglo -el bolero sobre todo-, marca indeleble en generaciones que ahora arrullan nietos. Pero la intérprete argentina, ausente por cinco años de los escenarios chilenos, actuó anoche en el Teatro Oriente para demostrar que aún en los géneros donde todo parece dicho, siempre hay posibilidad de renovar.

Abrió algo tibia con "Amor amor". De hecho su voz sólo se afirmó entre el cuarto y quinto tema, mientras los músicos, todos locales y dirigidos por el trasandino Daniel García desde los teclados, también parecían algo destemplados en la partida.

Pero luego María Martha, con la confianza que dan 32 años de carrera musical, comenzó a dialogar con el público, y ajustó su garganta (en algún momento reveló que no le gusta vocalizar) a la altura de "Quizás, quizás" de Los Panchos, y boleros nuevos como "Si te dijeron" y "Que alguien me diga", que presentó subrayando su valor lírico. Según María Martha, las primeras canciones del género eran sólo cursilerías, mientras que los autores latinos jóvenes describen lo que hoy sucede, lo cual definitivamente la entusiasma.

Dedicó el concierto a Sandro por su salud quebrantada, y siguió su paseo romántico por tangos como "Y todavía te quiero" y "Pasional", clásicos como "Only you" y "O sole mio", y sus propios éxitos "Los enamorados" y "Como toda mujer". Sin aspavientos dejó en evidencia que es una grande del cancionero latino indiferente al paso del tiempo.