La amenaza del one-hit-wonder se tendía hasta ahora como un peligro cierto en la carrera de The Gossip, trío estadounidense que, pese a la apabullante cobertura de prensa conseguida por su anterior álbum (Standing in the way of control, 2006) -mérito, qué duda cabe, de los atrevidos 120 kilos de peso de su vocalista-, no ha logrado destacar más que un single. Aparte de "Standing in the way of control", ese anterior disco nos pareció errático y definitivamente sobrevalorado: una entrega de blues-rock bien intencionada pero pobre en ideas, presa de un griterío que algunos críticos malentendieron como garra de alto vuelo.
Las cosas decididamente mejoran con Music for men, y es probable que el principal mérito sea del productor Rick Rubin, un hombre que aporta asombrosa claridad al trabajo que le impongan. Admirábamos el sonido diáfano que logró sacarle al folk-rock de Johnny Cash y Neil Diamond, pero esa pureza es una marca que brilla incluso en este álbum de guitarras eléctricas y sintetizadores, y que deja la poderosa voz de Beth Ditto siempre en primer plano aunque contenida en su ansiedad de protagonismo: Ditto ha aprendido al fin a ponerse al servicio de la música, moderando los gritos, acortando el fraseo, jugando con el ritmo que le impone una colección de canciones de asumida vocación bailable.
No es éste exactamente un disco dance, sino uno de muy eficaz cruza entre el rock y la discoteque, con la ventaja añadida de una vocalista poderosa -visceral, ruda, destemplada-, que si no merece aún el estatus de gran figura que los medios le han impuesto es porque aún cree más importante imponer que sugerir. Music for men es el avance adecuado para un repertorio juvenil y ansioso, pero con cada vez mayor identidad de banda.
—Marisol García