BAYREUTH.- El sábado dará comienzo 98ª edición del Festival de Bayreuth, una de las más esperadas por estar dirigida por primera vez por las hermanastras Katharina Wagner y Eva Wagner-Pasquier, bisnietas del célebre compositor Richard Wagner (1813-1883), que podrían dar un nuevo aire al mayor evento musical de Alemania.
Si no se lleva a cabo la huelga con la que amenaza el sindicato ver.di para mejorar las condiciones laborales y salariales de la plantilla no artística, el certamen de música clásica más importante del mundo junto al de Salzburgo abrirá sus puertas en la tarde del sábado con la ópera "Tristán e Isolda", en versión del suizo Christoph Marthaler.
Hasta el 28 de agosto, en la "Colina verde", como se denomina al famoso anfiteatro de Bayreuth, se ofrecerán casi 30 representaciones para las que ya no queda ninguna entrada. Cada año, la demanda supera en más de ocho veces la escasa oferta en la sala de algo menos de 2.000 localidades. El tiempo de espera suele ser de entre 5 y 10 años.
La próxima edición del festival abre una nueva y ansiada era pues por primera vez desde 1951 no estará bajo el mando del bisnieto de Richard Wagner, Wolfgang Wagner, director en los últimos 57 años. Wolfgang, de 89 años, comenzó a dirigir el festival en 1951 junto a su hermano Wieland y desde la muerte de éste en 1966 hasta 2008, ejerció su cargo vitalicio en solitario.
Las hijas de Wagner Katharina, de 31 años, y Eva, de 64, protagonizaron un sordo enfrentamiento por la sucesión en la dirección y el mismo Wolfgang fue quien propuso la co-dirección para acabar con el pleito.
Todos esperan ahora que se produzca un cambio generacional, sobre todo de la mano de Katharina Wagner, la cara pública de Bayreuth. La joven, que quiere subir a escena "Tristán e Isolda" en 2015, se ha propuesto modernizar el festival.
Katharina, una importante figura mediática en Alemania, a diferencia de su hermanastra, pretende sobre todo hacerlo más accesible mediante las nuevas tecnologías. Así, por segundo año consecutivo las representaciones se retransmitirán en directo por Internet y el 9 de agosto se podrá seguir "Tristán e Isolda" desde una enorme pantalla colocada en la plaza principal de Bayreuth, fuera de la "Colina verde".
Además, por primera vez habrá una representación especial para niños, una versión adaptada de "El holandés errante", y según adelantó la joven directora en una reciente entrevista, el festival romperá su histórica tradición a partir de 2013 para empezar a representar también algunas obras de juventud de Richard Wagner. Desde sus comienzos en 1876, en Bayreuth sólo se representan diez óperas del compositor maduro.
Sin embargo, a nivel artístico, a los privilegiados asistentes no les espera este año ninguna novedad. En el programa no figura ninguna nueva puesta en escena, pues las nuevas directoras estarán más ocupadas de asentarse en su nuevo puesto y asegurar la transición.
La ópera "Tristán e Isolda" de Christoph Marthaler es de 2005, mientras que "Parsifal", del noruego Stefan Herheim y con el italiano Daniele Gatti a la batuta, se representa por segunda vez consecutiva.
La hija menor de Wolfgang volverá a poner en escena la ópera con la que hizo su debut en el certamen hace tres años, "Los maestros cantores de Núremberg", obra que en épocas del nazismo se elevó a categoría de "ópera nacional" y que su propio padre dirigió en tres ocasiones.
"El anillo de los Nibelungos", de Tankred Dorst y dirigida por Christian Thielemann, lleva representándose desde 2006. Esa ópera, en la que Richard Wagner trabajó durante 26 años con interrupciones, narra la historia sobre el auge y caída de los dioses y ofrece más de 15 horas de trama y música. Está dividida en cuatro partes: "El oro del Rin", "Valquiria", "Siegfried" y "El crepúsculo de los dioses".
Será a partir de 2010 cuando llegarán numerosas novedades al festival, prometen sus directoras, que a diferencia de su antecesor ya no ostentan un cargo vitalicio y sólo tienen contrato hasta 2015.
La inauguración el 25 de julio contará como cada año con la presencia de la canciller Angela Merkel y un selectísimo grupo, en lo que se considera la circunstancia social más codiciada para los miembros de la élite alemana.
La situación financiera mientras tanto sigue siendo muy tirante, pues los festivales wagnerianos tienen un déficit anual de cerca de 17 millones de euros (24,15 millones de dólares).
Katharina Wagner reconoció en una reciente entrevista con dpa que entiende la exigencia de los trabajadores técnicos y demás personal no artístico del festival. "El buen trabajo exige buen salario", subrayó, a la vez que reconoció que no descarta aumentar el precio de las entradas para sanear las arcas.