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Donde hubo fuego

Este grupo rockero chileno dio el domingo su concierto de despedida, con todo lo que queda después de catorce años de tocar: muchos invitados, mucho público y mucha música.

05 de Agosto de 2009 | 22:41 |

Una fila de gente en un mall haciendo cola en plena tarde de un domingo, y que no sea una cola para pagar la tarjeta ni para una liquidación de multitienda, es algo raro. Pero es exactamente lo que tiene Jirafa Ardiendo a las seis de la tarde de ese domingo 2 de agosto en el mayor centro comercial de la comuna de La Florida en la capital. Es una aglomeración para ver un concierto de rock en la Sala SCD Plaza Vespucio. El último concierto de este grupo, para ser preciso. Y mientras la fila todavía avanza la sala ya está copada con unas cuatrocientas personas que no se van a perder detalle de las más de dos largas horas de despedida.

Es un efecto de haber tocado durante catorce años. Desde su aparición en el rock alternativo chileno de 1995 hasta ahora, Jirafa Ardiendo nunca dejó de ser eso, alternativo, pero por definición pura, no por la tendencia que en esa década transformó en general a los grupos alternativos del mundo en todo lo contrario, o sea en famosos. Entonces este grupo siguió siendo en parte desconocido. Y ahora entre esos seguidores hay público de distintas edades, desde algunos capaces de reconocer la música de sus inicios, la de sus dos primeras grabaciones más o menos caseras de 1996 y 1998, hasta una mayoría más joven que va a corear sobre todo las canciones de sus discos Siesta (2000), Persona (2003) y Pulmonía (2008).

Acústico, eléctrico, en llamas

Por ese recorrido es que estos hombres están en condiciones de convocar a su última fiesta a quince invitados que van desde Javiera Parra hasta a un grupo nuevo como Cabaret Nobelle. Pocos de sus pares podrían ser tan transversales. Y tienen anunciado además un concierto largo, lo que de parte de gente que en sus últimos discos superó la marca de una hora de duración significa un récord de treinta canciones en vivo.

El grupo ha tenido el buen tino de traer una sección de bronces en cinco de esas canciones, y con tamaño repertorio tiene tiempo para empezar con una sección rockera, para bajar la intensidad con una guitarra acústica tocada con las yemas de los dedos junto a un arreglo de cuerdas en la canción "M", y para incendiar la sala con una segunda oleada eléctrica. En la canción "Confío" tienen una frase como "Mil murallas salen como hielo" hecha para que la canten las masas, y así lo entiende el cantante Alejandro Pino, que abre el micrófono para un primer karaoke.

El concierto está siendo grabado para un documental y un disco en vivo, y el consiguiente buen sonido deja apreciar uno de los rasgos más claros de Jirafa Ardiendo, en la cantidad de acordes que siempre hubo en sus canciones. Se escuchan todos esos acordes cada uno en su lugar en "Cambia con el viento" junto a Javiera Parra como invitada, o en el final de "Imbateriable", o a lo largo de "Espín", entre varios otros ejemplos de armonías insospechadas y cuantiosas a las que nunca renunció el guitarrista Roberto Estay.

Y los invitados se oyen bien escogidos. Leo Saavedra, de Primavera de Praga, es un pianista adecuado para tocar el teclado en la canción "Espín", y al comienzo el cantante Javier Barría llega justo para el primer salto en el tiempo, llamado a tocar la contemplativa canción "Motosierra", de 1996. Al mismo tiempo es emotivo ver de nuevo en acción a alineaciones pasadas, con el guitarrista Juan Manuel Méndez o el primer baterista Emilio Guillén, al lado de gente de grupos por años más jóvenes que Jirafa Ardiendo, como Golem, Phono, o de distintos estilos, como Matorral y los disueltos Weichafe.

Hacia el final aparecen más claros esos inicios, con canciones como "Girasol" y dos de su primera grabación, "Mentelenta" y "Los deberes de una madre". Es un remate rockero que deja al público definitivamente de pie a las puertas de armar entre todos un cántico en los coros de "La tierra es plana" o de "Vidrio", y con el cantante ya lanzado en distintas partes de la platea, mientras el público canta y se emociona con el verso "Que te incendien el mar". Y en realidad hay que haber tenido algo especial para emocionar con versos tan poco típicos como "Mil murallas salen como hielo" o "Que te incendien el mar", pero así es. Con catorce años tocados a su modo, Jirafa deja de Arder este domingo 2 de agosto de 2009, pero queda una luz que no se apagará.

Las canciones

Brillante (del disco Siesta, 2000).
Pulmonía (de Pulmonía, 2008).
Lectura veloz (de Pulmonía, 2008).
Motosierra (de Jirafa Ardiendo, 1996).
   Invitados: Javier Barría (voz y guitarra), Emilio Guillén (batería).
Servino (de Pulmonía, 2008).
Corre (de Persona, 2003).
Am (de Siesta, 2000).
   Invitado: Felipe Cadenasso, de Matorral (guitarra).
Sopa (de Siesta, 2000).
Imbateriable (de Pulmonía, 2008).
Nuco rey (de Persona, 2003).
   Invitado: Ricardo Callealta, de Phono (voz y guitarra).
Espín (de Pulmonía, 2008).
   Invitado: Leo Saavedra, de Primavera de Praga (piano).
M (de Pulmonía, 2008).
   Invitados: Edita Rojas, de Electrodomésticos (timbales), cuerdas.
Cambia con el viento (de Pulmonía, 2008).
   Invitada: Javiera Parra (voz).
Babossa (de Siesta, 2000).
   Invitados: Juan Manuel Méndez (guitarra), Pedro Pablo Silva (flauta).
Sed (de Persona, 2003).
Confío (de Persona, 2003).
   Invitado: Manuel Burgos, de Golem (guitarra).
15.1.27.1.22.23.12.2012 (de Persona, 2003).
Girasol (de Jirafa Ardiendo, 1998).
   Invitado: Diego Gilabert, de Cabaret Nobelle (guitarra).
Canción del emprendedor (de Pulmonía, 2008).
Mentelenta (de Jirafa Ardiendo, 1996).
Los deberes de una madre (de Jirafa Ardiendo, 1996).
Sólo para desentendidos (de Pulmonía, 2008).
   Invitado: Ángelo Pierattini (guitarra).
Vidrio (de Persona, 2003).
Bala (de Siesta, 2000).
Frágil (de Pulmonía, 2008).
   Invitado: Peter Estay (chin chin).
Oruga (de Persona, 2003).
Hiperacusia (de Persona, 2003).
Bis. La tierra es plana (de Pulmonía, 2008).
Fácil (de Pulmonía, 2008).
Mastodonte (de Persona, 2003).

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