Debe ser la opción de publicar canciones y discos con facilidad que da Internet en su modalidad actual, el hecho es que hoy también es más fácil ver crecer en público a nuevos músicos, y el cantante porteño Diego Peralta es un buen ejemplo. Después de dos grabaciones caseras en 2005 avanzó hacia un álbum con más pretensiones en De lo humano sin corazón (2008), y en su actual disco, Nadar (2009), se oye un nuevo avance, justo porque ahora hay mejores resultados y menos pretensiones.
Un índice al azar es la inclinación del cantante por citar a personajes en sus letras. En el disco previo había varios; ahora Charlie Kauffmann, el guionista estadounidense de películas como "¿Quieres ser John Malkovich?" o "Eterno resplandor de una mente sin recuerdos", aparece temprano en la primera canción de Nadar, y de hecho éste es un disco hecho bajo la influencia de determinadas películas, tal como el anterior corresponde a la de determinados discos. Pero esa cita una excepción, y en general ahora Diego Peralta ya no depende tanto de los demás como de sí mismo.
Es posible que haya tenido que mirar más hacia adentro para lograrlo. Las letras parecen referirse sobre todo a sus experiencias y afectos, y en paralelo es claro que, en cuanto al sonido, las canciones más personales de Peralta tienen un pulso más lento. A la altura de la tercera de estas melodías el cantante baja ese pulso y luego pocas veces lo va a acelerar, al mismo tiempo mejoran la instrumentación, con más sonidos de piano y teclados que nunca, y la armonía, con varias buenas soluciones de acordes imaginativos que se oyen bien sobre todo en la penúltima canción, "Sumergir". De hecho ésa es una composición instrumental. Por primera vez Diego Peralta deja hablar a la música sola ahí, y la prueba se oye promisoria.