Cuando Layne Staley falleció trágicamente el año 2002, muy pocos pensaron que Alice in Chains podría continuar como banda. Se había extinguido entonces otro ícono del movimiento grunge.
Sin duda, Staley era un talentoso vocalista, pero sobre todo un carismático frontman que representaba los ideales del grunge ante el "satánico" mainstream. Es decir, un tipo ultra sensible, lleno de conflictos internos y que nunca quiso la fama ni la sobreexposición, las mismas que terminaron convirtiéndolo en un drogadicto y causándole la muerte. En definitiva, más allá de lo discutible de estas afirmaciones, un estereotipo intocable para muchos.
Sin embargo, en lo que se refiere a la música, poco se puede discutir respecto del liderazgo del guitarrista Jerry Cantrell en Alice in Chains. Un simple dato: Cantrell participa en la autoría del noventa por ciento de las canciones. Además, en la última etapa del grupo su rol como vocalista era ya tan importante como el de Staley. Por ello cuando la banda anunció el año pasado que estaba componiendo y trabajando con un nuevo vocalista (William Duval, ex cantante de Comes with the Fall), las reacciones fueron más bien de sorpresa y escepticismo. ¿Era posible que Alice in Chains existiera sin Staley?
Todas esas dudas se reflejaban en los comentarios previos al comienzo del show del grupo en Amsterdam, Holanda. Pero al terminar la presentación, luego de dos horas y diecisiete temas, las dudas se habían acabado. El show fue simplemente demoledor, sin puntos bajos, en un pequeño local para mil quinientas personas en lo que fuera una vieja fábrica en el centro de Amsterdam: quizás la calidad de la construcción de la época evitó que se viniera abajo. El contacto entre la banda y el público fue notable, y la puesta en escena sobria, propia de un club, sin pantallas ni efectos especiales, lo que permitió a la audiencia concentrarse en la banda.
Los dos primeros temas fueron una introducción a los acordes más oscuros y densos de Alice in Chains: "Rain when I die" y "Angry chair", ambos del álbum Dirt. Luego Duvall, asumiendo su calidad de frontman, provocó al público: "Mientras más los oigamos, más fuerte tocaremos”. Los tres temas siguientes hicieron que la provocación surtiera efecto: "Man in the box", la frenética "Them bones" y la cadenciosamente pesada "Dam that river" provocaron delirio, empujones y cabeceo por doquier.
Luego de presentar a la banda y de mencionar a William Duvall como "nuestro nuevo amigo", Cantrell adoptó un tono emotivo para dedicar "Nutshell" a "otro miembro de la banda": Layne Staley. Fue el único momento de reposo del show, coreado y saludado con llamas de encendedores y luces de celulares por el público. Concluido el paréntesis, la banda volvió a dejar sin aliento con temas como "Again", "Ain't like that" y "Would?". Sin hacerse rogar mucho con un bis de tres canciones que una emotiva y potente "Rooster" fue la encargada de cerrar.
En resumen, una presentación impecable. Los músicos en todo momento parecieron gozar con lo que hacían, con una entrega que cuesta encontrar en tipos que llevan tocando algunos de estos temas por casi veinte años. No se trata de reemplazar a Staley, sin duda irremplazable, pero Duvall hace un muy buen trabajo como frontman en este nuevo y a la vez viejo Alice in Chains. Los tres temas del futuro álbum, Black gives way to blue (será estrenado el 29 de septiembre) no decepcionan: "A looking in view", "Acid bubble" y "Check my brain" reflejan el sonido característico de la banda, incluyendo los arreglos vocales, pero a la vez tienen un aire fresco que los hace sentir contemporáneos y renovados. No hay duda: se trata del regreso de la más ponderosa banda del grunge de los '90.
Las canciones
1. Rain when I die
2. Angry chair
3. Man in the box
4. Them bones
5. Dam that river
6. A looking in view
7. We die young
8. Nutshell
9. Love, hate, love
10. Sludge factory
11. Acid bubble
12. Again
13. Ain’t like that
14. Would?
Bis
15.- Check my brain
16.- Junkhead
17.- Rooster