Los hermanos Diego (clarón) y Hugo Manuschevich (percusión) fueron escogidos por el compositor como intérpretes clave para su obra, que se extiende por unos 60 minutos de improvisaciones. No cualquiera puede tocar estas series
El MercurioSANTIAGO.- Es esencialmente auditiva pero también es visual. "Música para 14 músicos en cinco partes" representa lo que su título anuncia en lo nominal aunque en la realidad reaparece como casi como una performance de espontaneidad. La obra se presentará este lunes 31 de agosto en la Biblioteca Nacional, a las 19:00 horas y con adhesión voluntaria.
El compositor chileno Raúl Díaz, formado en la Universidad Católica con el rigor de las notaciones y la lógica armónica, es también uno de los más interesantes cultores de la improvisación libre y trabajos suyos sobre estos lenguajes se pueden encontrar tanto en ensambles libres del trío Payaya como en el grupo de rock LaKut o la electrónica del Ensamble Majamama.
En esta ocasión, Díaz remontará su extensa obra de improvisación, también llamada "coimprovisación", puesto que incluye combinaciones de dos o más solistas de su orquesta establecida a partir de los parámetros del jazz.
Catorce por cinco: la ruta del sonido
Esto es un cuerpo de vientos, con los sonidos del clarinete, clarón, saxos soprano, alto, tenor y barítono, trombones y trompetas, además de una sección de ritmo. Raúl Díaz, quien además dirige las improvisaciones guiando a los músicos a través de carteles, números, letras y gesticulaciones, llama a su big band la Agrupación para la Composición e Improvisación Contemporáneas.
La obra está parcelada en cinco segmentos, cada uno con sus propias formas de construcción, atmósferas y técnicas compositivas e interpretativas, unas cercanas al imaginario sonoro de las orquestas de jazz contemporáneas (Sun Ra, London Improvisers Orchestra) y otras a discursos musicales más experimentales, cercana a las praxis musicales improvisadas actuales.
Según su autor, lo que persigue este trabajo es "afrontar la actividad compositiva actual relacionando composición de escritura tradicional con las posibilidades que otorgan las nuevas técnicas expresivas de instrumentos tradicionales" (...) Las técnicas se definen en términos de escritura, a través de gráficos, diseñados para su elástica lectura, es decir, otorgan un espacio de creatividad al intérprete, los cuales se vuelven sujetos activos en cada presentación de esta obra".
Por eso mismo los intérpretes fueron escogidos muy selectivamente, entre el abanico disponible en la escena musical que incluye exponentes improvisación libre, interpretación docta y jazz. A saber: Catalina Gutiérrez (clarinete), Diego Manuschevich (clarinete bajo), Paulo Montero (saxo soprano), Edén Carrasco (saxo alto), Moris ElAlam (saxo tenor), Pablo Jara (saxo barítono), Héctor Belmar (trombón), Marcelo Maldonado (trombón), Benjamín Vergara (trompeta), Sebastián Carrasco (trompeta), Marcelo Troncoso (guitarra), Felipe Fuentes (contrabajo), Matías Mardones (batería) y Hugo Manuschevich (percusión).