Dialéctica en escabeche

El llamativo nombre de Solteronas en Escabeche va a estar presente seguido en los próximos días, con dos actuaciones consecutivas que incrementan la actividad de este grupo chileno. Y hay razones para empezar a intensificar la agenda. Después de su primer disco, Pan duro (2005), el trío está ultimando los detalles de su segunda grabación, que tras varios intentos terminará siendo un disco doble, como testimonio de sus recientes cuatro años de trabajo.

La llamativa combinación de sus tres integrantes funciona a su vez entre Antonio Toño Pezoa, Felipe Rapaz y Raúl Díaz. En otras palabras: Doctor Pez (voz y guitarra), Mimo (bajo) y Ulra (batería). Y, en otras palabras, un cantante con guitarra acústica, un bajista de talante casi metalero y un baterista inclinado a la improvisación. Así se han visto y escuchado en universidades, centros culturales o casas ocupadas, en una historia que se remonta a la primera alineación del grupo, iniciado en 1998 entre Doctor Pez y Ulra junto al bajista Daniel Vega y a Hanz Fonfach, hijo del folclorista Ruperto Fonfach.

-Para el primer disco pasaron cinco años antes de grabarlo. Como Capitán Corneta -compara Doctor Pez en alusión a La Banda del Capitán Corneta, quinteto de blues y rock chileno que después de editar su primer disco en 1993 se separó en 1994. No es exactamente lo que pasó con Solteronas en Escabeche, un grupo iniciado entre estudiantes del Pedagógico en la capital que, en vez de separarse, en 2004 hizo un cambio de integrantes para seguir tocando, con la formación que mantienen hasta hoy, a las puertas de ese disco con el título preliminar de Puro circo.

Circo doble

-Necesitábamos una chispa, un empujoncito, y esa es precisamente la grabación. Nos motiva tener algo con qué presentarnos y dejar plasmado lo que hemos hecho durante tantos años -dice Mimo.

-Pero creo que seguimos estando en una especie de latencia sin llegar a intensidad -diagnostica Doctor Pez a su lado-. Y eso se da sobre todo mientras no tengamos el disco registrado.

Un efecto colateral de la espera es que el nuevo álbum será doble, por la suma de ese segundo disco más la urgencia de un tercero que ya tomó forma en el último tiempo.

-Cada vez que tocamos siempre tratamos de presentar un material fresco, aunque sea un tema por concierto -explica Mimo-. Y así se fueron acumulando.

-Como se nos juntó todo, decidimos hacer uno doble y punto -zanja Ulra, el baterista-. Y que eso dibuje toda esta cantidad de años de música que ha pasado entre ese y éste.

Desde el inicio de las grabaciones en 2005 ha habido al menos tres versiones del disco. Primero se quemó el computador donde estaba guardado. A fines de 2007 habían vuelto a grabar, pero esa vez no aprobaron el resultado técnico. A fines de 2008 iniciaron una tercera versión, que es la que han estado culminando en las últimas semanas. "Y en eso estamos ahora", dice Doctor Pez. "Fileteando, editando".

-¿Ahora sí están satisfechos con cómo está quedando el sonido?
Ulra: No mucho.
Doctor Pez: Yo sí.
Mimo: Hay discrepancias.
Doctor Pez: Tiene que ser parecido a como es en vivo, que es muy intenso. Esa fue la razón por la cual desechamos la segunda vez, porque estaba como para tomar el té con la tía, ¿cachai? Era todo así, tuein tuein (como anodino).
Mimo: Sí, como plástico.

Mística, amor y contra el sistema

El ejercicio de fijarse en tres de las canciones más nuevas del grupo sirve para ver lo variado del sonido y de las letras de Solteronas en Escabeche. Son un semi-rap llamado "Siempre en peces", un vals peruano titulado "La espesa culpa" y un rock que lleva por nombre "Compraventa".

-Y la verdad es que son todos distintos -presenta Ulra.

-"Siempre en peces" es un tema místico -entra en detalles Doctor Pez-, que tiene que ver con el concepto de la reencarnación llevado al tema de la rutina. De cómo espiritualmente eres tan plano que después te reencarnas siempre en lo mismo: siempre en peces. Por otro lado "La espesa culpa" es un tema de amor, o de desamor, en realidad. Y "Compra venta" es un poquitín más panfletario entre comillas, más social, tiene que ver con el sistema actual de tanto merchandising. En cuanto a letras ya está disparados. Y musicalmente también. Un vals peruano, otro que parte con un hip-hop y termina con una cuestión ruidosa, y un tema medio Zeppelin, medio Can, también.

-Tocar más rockero o más suelto también tiene que ver con lo que está sonando -dice Mimo-. Raúl (Ulra) es mucho más suelto para tocar, más improvisado, sin un patrón tan rígido. A mí me toca hacer patrón y darle harto peso.

-¿Cada uno tiene un rol en el grupo, el cantante no se involucra tanto en la música, por ejemplo?
Doctor Pez: Sí, todo el rato. Si se ha mantenido el grupo a pesar de la ruptura de la primera formación fue por la dialéctica entre la propuesta rítmica que me hacen Raúl y Mimo y lo que propongo yo, que es música del mundo popular, muy sencilla: una composición a guitarra y voz, listo. Pero ellos me deforman la canción, que termina siendo algo rarísimo. Y eso nos gusta.

-¿Cómo es para los demás habérselas con una guitarra acústica?
Ulra: Son varias cosas: nos da un color especial, creo yo, como sonoridad, el color de la guitarra. Y cómo la toca. Muy duro, como charango. Ahí el hombre trata de equipararse con nosotros, y supimos encajar y trabajar con ese timbre.

-¿Pero no sonaría más fuerte una eléctrica?
Mimo: Cortaría las cuerdas (se ríe).
Doctor Pez: Sí. Es un asunto técnico: yo soy muy cavernícola para tocar. Las cuerdas metálicas las corto. Y además es una bandera de lucha para mí, la guitarra de palo. Tiene que ver con la sencillez, la humildad. Se suele asociar la guitarra de palo al canturreo en la playa, cosa que no está mal, pero es una de las muchas opciones. También está en la música docta, en el flamenco, en el canto de micro, y se puede llevar al rock, creo yo.