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El amigo de todos

El astro canadiense trajo su propio casino itinerante instantáneo a Santiago el pasado martes 25 de agosto, e hizo desfilar medio siglo de música pop ahí dentro. Paul Anka no sólo es el amigo de todos: además las hace todas.

27 de Agosto de 2009 | 12:51 |
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Rodeado de sus amigos. Paul Anka en su ingreso al Arena Movistar, por un pasillo lateral, para cantar su primera pieza en medio del público: ''Diana''.

Claudio Caiozzi

Durante las próximas dos horas en este lugar Paul Anka va a hacer sonar orquestas de violines completas salvadas por computador, va a resucitar a Sammy Davis Jr a toda pantalla gigante y va a traer desde el más allá para cantar a dúo también a Frank Sinatra, porque es la magia de la tecnología. Pero la magia ocurre en un show como éste incluso más allá de la tecnología, cuando el astro baja a cantar entre el público y de un segundo a otro es difícil de creer pero ahí está Marilyn Monroe, la misma Marilyn Monroe que el 19 de mayo del '62 cantó "Happy birthday mr. President", y que está lista para bailar hoy con Anka reencarnada en una señora fan de la platea de Santiago de Chile en 2009 gracias a la magia de la tecnología y sobre todo a la de la peluquería.

Visiones como ésas son parte del show del cantante más incombustible del estrellato pop estadounidense. Paul Anka fue en los '50 un ídolo adolescente distante del rock and roll y desde entonces ha sobrevivido, en el siguiente orden y siempre con éxito, a ese primer furor adolescente, al rock and roll mismo, a cinco décadas de rock a secas, a Las Vegas, al LP y al casete, al CD y al DVD, a todas las nostalgias y a todas las reencarnaciones habidas y por haber en la industria musical y aquí está ahora, patrón de su propio su casino itinerante instantáneo instalado esta noche en el Movistar Arena de Santiago de Chile. Un casino donde junto con su propia historia puede hacer desfilar a cincuenta años de música popular estadounidense, o sea mundial. Y lo hace.

Por momentos el show de Paul Anka es una clase. Por ejemplo, una clase de cómo las canciones de los astros de su generación, en el mejor de los casos ingenuas y en el peor anodinas, pertenecen a un mundo donde no existía aún la fiebre pélvica rocanrolera, y de cómo ese mundo pedía a gritos algo más agitado. Es lo que pasa al escuchar "Diana", "You are my destiny", "Puppy love" o "Put your head on my shoulder": el mismo Paul Anka hace la prueba de pegar sin transiciones esas melodías con los arreglos de swing que hizo en 2005 para éxitos rockeros como "Jump", de la banda de heavy metal ochentera Van Halen, y en esos momentos el show muestra un avance armónico-melódico de proporciones. También llega a extremos inverosímiles, cuando transforma a "Smells like teen spirit", de Nirvana, escrita por un tipo que terminó volándose el cráneo de un escopetazo, en la más confortable canción de cóctel swing, y prueba que es posible vaciar de su contenido original hasta al himno de la angustia adolescente más malsana por definición.

Al escuchar las fanfarrias de sus músicos es posible enterarse de paso de dónde viene la matriz del sonido orquesta-festival tan presente en un balneario como Viña del Mar durante décadas. Y con ese respaldo, el de Paul Anka es todo un show de variedades, que hasta incluye imágenes del astro rodeado de celebridades como Elvis y los Beatles en un diaporama que por unos minutos transforma la arena en una estupenda fiesta de matrimonio. En otro momento el casino se prende al máximo con toda la pachorra de "She's a lady", éxito escrito por el anfitrión para otro colega de aquellos, Tom Jones. Luego está la postal latina del hit "Eso beso", con versos como "Kiss me mucho". Antes el artista se sienta al piano, reflexivo y con luces bajas, para cantar el estreno de "Do I love you?". Minutos después está guitarra en mano al medio de un trío para armar una sesión de country donde están invitados los Everly Brothers y Buddy Holly, para quien por cierto Paul Anka escribió una canción llamada "It doesn't matter anymore", según cuenta antes de tocarla en vivo.

Hacia el final el cantante logra momentos más genuinos con "Let me try again" y con "I'm not anyone", la reconocible canción que escribió para Sammy Davis Jr. Y el cierre es con números calados: "My way", con letra en inglés del propio Paul Anka para Sinatra y con La Voz literalmente presente en el sistema de sonido, y "New York, New York", antes de un anunciado final rocanrolero al ritmo de "Twist and shout" y "Johnny B. Goode". Así trabaja Paul Anka, el amigo de Elvis y de Sinatra, de Buddy Holly y de Sammy Davis Jr, de los Beatles y de Tom Jones, de Michael Jackson y de Myriam Hernández. El amigo de todos, y el que las hace todas. Eso debe ser entretenimiento.

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