Hay varias maneras posibles de, si da la casualidad, encontrarse con Go dando vueltas Santiago de Chile. Una es en la calle, si alguien lo ve pasar en alguno de sus trayectos diarios en bicicleta. Otra es en los videoclips suyos que hace meses circulan en los televisores de los andenes del Metro.
-Yo soy cletero, ando en bicicleta el noventa por ciento del tiempo, pero también me he visto en el Metro cualquier vez. Y es súper lindo, porque han puesto todos los videos -dice al respecto este cantante chileno, y pasa revista a sus cinco clips, desde "Siempre será así", "Nada será igual", "Suspiros borrados" y "Mentiste", de su disco Diamante Romeo (2005), hasta "Sabor a amor", del segundo, el recién lanzado La habilidad (2009).
-¿Y te ha pasado ver pasajeros mirando el video?
-Sí, lo mismo pasa en el aeropuerto: te vas a subir a un avión y te ponen una música buena onda. Yo ando con gorro de lana, con mis anteojos y mis headphones (audífonos) y me fijo como la gente en el Metro se queda pegada mirando el video. Es súper extraño. Bonito. Más lindo que la cresta.
Advertencia: las letras son explícitamente hot
Gonzalo Astaburuaga reconoce esa canción como la que le ha valido más reconocimiento desde que viene cantando como solista, bajo el nombre de Go.
-Para mí el "Sabor a amor" se pegó un salto pop -dice-. Aparte que hay súper poca onda de música negra en este país, es un nicho que se ha hecho crecer a patadas.
Música negra es un modo de llamar al rhythm & blues o R&B, denominación que recibe en EE.UU. el pop melódico heredero de la música soul de los años '60 en adelante. Es el tipo de canción que ha venido haciendo Go, el mismo hombre que tras debutar en 1993 a la cabeza del grupo rockero Blu Toi reapareció en el dúo Goda con el álbum Flash imperial (2003) y que ahora, entre sus dos discos como solista, tiende a las baladas en el primero y al pop en el segundo, según distingue el mismo cantante.
-Es verdad que el "Sabor a amor" tiene algo más popero, refrescante. Pero las baladas son súper importantes para la gente, de eso me he dado cuenta. Ponte tú, yo sé que el "Reina" (la segunda canción destacada de La habilidad) la va a pegar, porque es entero arriba de la pelota, muy subido y todos bailando. Pero yo te apuesto plata, o sea es mi humilde opinión, que el "Sabor a amor" va a dejar mucha más marca. Las baladas, la onda del amor que duele, del lugar común, a la gente le llega. Si a todos nos ha dolido, entonces encuentras una canción que te acompaña.
-¿Pero el placer es un estímulo creativo importante también? ¿Este disco es la prueba?
-Más que la cresta. Este disco es más caliente, las letras son explíticamente hot, es un disco cachondo. Y eso tiene ene que ver con el Panty y con el Cristián (Heyne) también -dice, en alusión a dos de sus socios en la producción de La habilidad.
-¿Estás echando la culpa a otra gente de lo caliente que es tu disco?
-Sí, sí, un poco. Sí tiene que ver conmigo, mucho, pero yo cachondeo desde un lado más romántico. Este wn (toma el primer disco) es más en serio, es puro amor terrible, maldito, doloroso. En cambio este wn (el segundo) es mucho más estúpido: más popero, súper buena onda, con alma de cheerleader. Más explícito, de historias, es un poquito más asquerosillo en ese sentido, ¿cachai?
-Pero los dos wns son tú, ¿no?
-Sí, po. Cien por ciento. Éste soy yo con pena y éste es yo en sociedad pasándolo bien en un carrete.
-Sin meterse en la vida de nadie, ¿obvio que esos cambios tienen que ver contigo?
-Seguro, al final uno no se puede librar de la autorreferencia. Y en todas mis etapas. En mi adolescencia en los Blu Toi (fue) súper marcado, tocar rock, liberar, vomitar, exorcizarte de cosas, cachar que es una necesidad el arte. No soy creativo por que sea un genio, sino porque sublimé hacia el lado creativo, por necesidad.
No se trata de ser extremadamente inteligente
Los productores Panty, Quirino Ríos, DJ Mist y Samurai son los socios con que Go grabó su nuevo disco, y el cantante tiene palabras para todos ellos.
-Panty es mi mano derecha. Yo no trabajo sin mi compadre. Aparte (es) diez veces más cantante que yo, un guitar hero, canta increíble, las hace todas. Es un canchero, es capaz de subirse en Los Buenos Muchachos y cantarte una cumbia mejor que nadie.
DJ Mist trabajaba a su vez con Panty. "Los beats (ritmos) de ese loco, junto con los de Gonzo (productor de hip-hop), son los mejores en la calle acá en Santiago y te lo puede decir cualquiera, en este estilo pop de música negra". Y a Quirino Ríos, que ha trabajado con el rapero Jimmy Fernández, llegó por medio de Joe Vasconcellos. "Es como un cabro chico lumbrera, no tiene más de 22 años, sabía caleta de dance hall, de reggaetón y mucho de plug-ins (programas de sonido computacionales auxiliares), es como un niñito computín al máximo".
-¿Es como tener un grupo, pero donde todos tocan de todo?
-Sí, nada más cierto. La habilidad no es nada más que un lote en que tocamos de todo. Somos puros chasquillas.
Del disco previo se mantuvo el productor Cristián Heyne, que ha trabajado desde con músicas pop como Supernova y Javiera Mena hasta con su propio grupo Shogún.
-Yo creo que en los dos discos la estructura es la misma. En el Diamante todavía hay pasajes que denotan ene Goda, de cuando éramos cabros chicos y metíamos todos los acordes y lo más cantable estaba al final del tema. Este disco no trata de ser extremadamente inteligente. Es súper musical, pero tienes que poner atención para saberlo. Fui aprendiendo que las personas tienen cierta capacidad de cosas que oir. Es como Prince, que de un disco entero hace cuatro temas para la industria y el resto es lo que quiere. Y esos cuatro temas son cantables, te los aprendes en cinco minutos, pero si te detienes hay música.
-En tu caso la industria significa la gente. Para muchos la industria es el enemigo, más bien.
-Uno tiene que saber nadar con ella. Si vas a ser un artista oscurillo está súper bien, pero por ejemplo yo antes no oía a Los Prisioneros, cacha lo horripilante que estoy diciendo, y ahora me encantan. Porque entendí que la música no está en la cantidad de dedos ni de voicing que le pongas. Yo tengo una obligación; comunicar algo a las personas. Ahora soy un cantautor popular.