Yes

Quizás no sorprenda a nadie que, a 23 años de su debut, Pet Shop Boys siga haciendo buenos discos, pero así y todo asombra la enorme frescura de Yes, la décima edición de su vital discografía. El inicio con "Love Etc." es un golpe al mentón, que enciende el oído para una audición bien estimulada hasta el final: ha regresado el Pet Shop Boys más melódico, enérgico, agudamente frívolo ("Creo que podemos alcanzar / el amor que necesitamos / No tienes que ser bello / pero ayuda"), y, en general, es ése el ánimo que se mantiene hasta el cierre. La opción es llamativa, considerando que su anterior trabajo, Fundamental, había optado por una lectura pop-política de la era Bush/Blair con programaciones más envolventes que bailables, y multitud de versos sombríos.

Hay en Yes temas tranquilos (el melancólico "King of Rome", el estupendo "The way it used to be", el largo y ambicioso "Legacy"), pero no están rezagados, y son la excepción en un trabajo pensado para corear con brazos arriba y bailar, como siempre, avivando lo suficiente el seso. La asociación del dúo con el exitoso combo Xenomania (Kylie Minogue, Cher) le aporta a estas canciones un cierto vuelo épico y de hábil ingeniería; tanto, como para comenzar "All over the world" con un sampleo a Tchaikovsky o saber ubicar muy bien la brillante guitarra de Johnny Marr (The Smiths) en "Did you see me coming?", single de éxito seguro, y la también enérgica "Pandemonium". Los seguidores de Pet Shop Boys -casi todos adultos, a estas alturas- guardan por el dúo un justificada agradecimiento por el modo inteligente, elegante y agudo con el que han conjugado en dos décadas la melodía pop. En Yes no faltan argumentos para sostener su adoración.

—Cristina Hynde