Eugene Indjic desajustó su interpretación del concierto de piano de Brahms. No mostró en su estreno en Santiago la categoría de solista que es en Europa.
ArchivoDos momentos se vivieron en el pasado concierto de la Temporada 2009 de la Orquesta Sinfónica de Chile, que actuó bajo la batuta de su titular Michal Nesterowicz. Y se dieron así por la excelencia de la sinfonía de Shostakovich y algunas dudas en el concierto para piano de Brahms.
El extenso y nutrido currículo de Eugene Indjic, pianista franco-americano de origen ruso, planteó dudas en su primera presentación con la sinfónica. Se originaron en su acercamiento al “Concierto N° 1 para piano y orquesta en Re menor, Op 15” de Johannes Brahms, con que se abrió el programa. Ahí evidenció un enfoque demasiado académico, bastante alejado del romanticismo que le caracteriza.
Los contratiempos del pianista
Su pulcra digitación no fue capaz de ocultar una serie de atrasos en relación al pulso de la orquesta, que generalmente entregó una expresividad que no fue correspondida cabalmente por el solista. Parecía que estábamos ante dos enfoques de interpretación muy dispares, los que se encontraron sólo en ciertos momentos.
En el primer movimiento Nesterowicz logró una poderosa introducción, que recibió una cuidadosa pero inexpresiva respuesta del solista, quien a los atrasos en el pulso agregó nuevos desajustes en las progresiones y en los cambios de pulso. Sólo en algunos diálogos con los instrumentos solistas de la orquesta encontraron la necesaria fusión en la interpretación.
El “adagio” que le sigue, y que se inició con una bella muestra de sensibilidad de la orquesta, recibió una contenida pero más expresiva respuesta de Indjic. En el “allegro” final los desajustes fueron más evidentes, incluso en el sonido de la orquesta se observaron altibajos. En verdad creemos que el solista no estuvo en un buen día, como para poder apreciar toda la musicalidad que indudablemente posee. Algo de ello se evidenció durante el encore, cuando interpretó con prestancia y estilo a Debussy.
Espléndido final de la noche
El segundo y brillante momento se vivió con la estupenda interpretación de la “Sinfonía N° 10 en Mi menor, Op 93” de Dmitri Shostakovich. En ella tanto el director como los integrantes de la orquesta dieron cuanto estuvo de su parte para lograr una magnífica versión. La orquesta volvió a mostrar el bello y homogéneo sonido que hemos escuchado en algunas jornadas anteriores, pero sobre todo destacaremos la noble musicalidad mostrada a lo largo de toda la interpretación.
De esta versión podemos decir que transportó al público por las más variadas emociones, logradas por los contrastes dinámicos y de carácter, y por el impresionante sonido de los pianissimos que se contrastaron con la musicalidad de los forte.
La obra exige de cada uno de los músicos el máximo, pero además obliga a un número importante de ellos a desarrollar solos de gran dificultad. En este sentido sólo podemos alabar su desempeño. Al finalizar la obra, los músicos fueron ovacionados rotundamente cuando el director les hizo levantarse señalando así su brillante cometido.
Del primer movimiento, “moderato”, destacaremos el contraste entre lo sombrío y dolido, con los temas burlescos tanto como las progresiones dinámicas. El “allegro” que el sigue simplemente fue espectacular. Preciso y exacto en el pulso, con contrastes dinámicos perfectos. En el tercero, “allegretto”, destacó el diálogo entre los violines primeros y el resto de las cuerdas, así como el intencionado fraseo de las maderas de una gran expresividad, que consiguieron verdadera magia sonora. Del mismo modo destacaremos los accelerandos de notable perfección y el bello sonido de los bronces (una mención especial merece el primer corno).
La oscura introducción del movimiento final, “andante-allegro”, permitió apreciar la expresividad de la cuerdas y del mismo modo el “canto” de las maderas. Luego, en la sección rápida, los fraseos y articulaciones fueron de la mejor factura, consiguiendo geniales diálogos entre las diversas familias que llevaron a la explosión sonora del final.