Dos aclaraciones para los fanáticos de Bersuit. Primero, que la banda no se ha separado. Simplemente está en esa etapa en que sus integrantes insisten en sus proyectos personales. Por algo, Suelto fue promocionado en Argentina con afiches donde se lee “Bersuit Vergarabat presenta el primer álbum solista de Gustavo Cordera”. Segundo, éste es un disco maduro, de autor, que roza con elegancia el AOR, es decir el rock adulto. Es un apunte importante, al menos en Chile, donde Bersuit explotó gracias a “Señor cobranza”, original de Las Manos de Filippi. Una interpretación feroz y explícita no muy común en nuestro rock nacional. “Yo tomo” fue otro hit, que mezclaba bailanta y riffs rockeros, cuando acá todavía la cumbia era mal vista por el público joven. Bueno, pues en Suelto no hay nada de eso.
El debut solista del Pelado es un disco de amor. Claro que en vez de centrarse en el cortejo, la conquista o el desengaño, está compuesto desde “dentro” de la pareja. Para el Pelado, vivir en pareja es una batalla que siempre desembocará en la celebración y el agradecimiento. No es casual que “Aprendí a esquivar” potencie la metáfora del disco. Allí se cita al legendario boxeador Nicolino Roche, famoso por su estrategia defensiva. Decía que no quería herir al oponente sino simplemente ganar la pelea. “Entonces, los rivales enloquecían y se iban. Era absurdo pelear con un mago”, explica el mismo Cordera en una entrevista. Así, el amor se conquistaría esquivando los problemas hasta que desaparezcan.
Esta actitud se va confirmando en canciones agradables como “Ansiedad de buscar”, “Almas armadas” y “Volátil”, cuyos estribillos se emparentan con la búsqueda de Jarvis Cocker por recrear el clásico modelo de la canción mediterránea. También hay programaciones (“Me la juego a morir”), la MPB (“Aprendió a volar”) y un tango (“No hay monstruos invisibles”, a dúo con su hija Yanella). Este giro estilístico puede provocar incertidumbre, pero también es un buen ejercicio autoral para Gustavo Cordera, que sigue verborreico y apasionado como siempre. Además han colaborado sus compañeros de banda. Después de todo, como él mismo ha dicho, esto permite al resto de ellos despegarse de su figura y desarrollar sus proyectos individuales. “Creo que el organismo Bersuit se tiene que transformar en algo generoso, como esas murgas uruguayas que fueron fundadas en 1930 y siguen vivas por cuarta o quinta generación (…) y yo creo que Bersuit va a lograr eso: que sus integrantes vayan mutando, inclusive yo. Creo que es el mejor regalo que me puedo hacer”.
—JC Ramírez Figueroa