Mútiple: "Lo que hago es narrar historias, a través de la música, la escritura o la danza conceptual con disfraces de pingüino", dice Lucas Lanthier.
Foto: Valerie Sangin.Tanto sus inicios como la audiencia en espera de su debut en Chile remiten a la música oscura relacionada con las corrientes del dark o el rock gótico vinculado al llamado deathrock, pero el músico estadounidense Lucas Lanthier llega a cumplir con su primera actuación en nuestro país, este sábado 3 de octubre, después de haber dado diversos pasos delante de esos orígenes.
Su carrera se inicia en 1994 en Los Angeles, California, al formar junto al bajista Daniel Ribiat el grupo Cinema Strange, considerado uno de los referentes de la música oscura, con el que desde un comienzo suma un carácter teatral a sus letras y puestas en escena. De ese grupo hay grabaciones tempranas como Cinema Strange (1994), Acrobat amaranth automaton (1996) y los discos oficiales Cinema strange (2000), The astonished eyes of evening (2002), A Cinema Strange 10th anniversary novelty product (2004) y Quatorze exemples authentiques du triomphe de la musique décorative (2006).
Una segunda etapa en el trayecto de Lanthier se inicia en 2004, cuando en Canadá forma los aún vigentes The Deadfly Ensemble junto a Yi-Hsiuan Lee (voz), Ashkelon Sain (guitarra) y James Powell (bajo), con quienes se aproxima al género de la música de cabaret y al folk sin perder la raíz oscura. El grupo ha grabado los discos An entire wardrobe of doubt and uncertainty (2006) y A seed catalog for extinct annuals (2008), aunque para su debut en nuestro país Lanthier llegó solo, con un show personal definido como una "extravaganza de cabaret acústico solista". Y no es primera vez que se presenta de este modo, según explica en un diálogo previo a su llegada, la mayoría de cuyas respuestas terminan en relatos inesperados que arrojan tanta o más luz sobre su estilo.
-Estas presentaciones en solitario han sido completamente inconsistentes en su puesta en escena, y esto se debe probablemente a que a veces recuerdo tomar mis remedios y a veces no -explica de entrada-. A veces, cuando aterrizamos en un aeropuerto me escapo de mis enfermeros y ellos no pueden encontrarme, y en esas oportunidades hago el show sin ningún tipo de medicamentos ni supervisión. No sé si esos shows son mejores, pero definitivamente son menos vigilados y controlados. A veces dejo de lado mi guitarra y bailo tap sobre el escenario. Otras veces recito poemas groseros. Pero en cualquier caso, siempre utilizo lápiz labial rojo. Hasta ahora nunca he pagado a un actor para que se vista como yo y haga el espectáculo por mí para poder dormir en el camarín. Salvo aquella vez en Italia.
-¿Hay ventajas en subir solo al escenario?
-Lo hago bastante seguido, y suelo actuar como varias personas a la vez por lo que me mantengo siempre acompañado, lo cual es un hábito que desarrollé de niño estando encerrado en un subterráneo. Algo que me gusta de estos shows como solista, aparte de estar desnudo todo el tiempo debajo de mi ropa, es que puedo cambiar una canción como y cuando quiera. Puedo ajustar el tempo, la estructura, el ritmo, incluso modificar la letra, y no está ningún integrante del grupo para enojarse conmigo. Aunque si lo hago demasiado es el público el que se enoja. Pero espera: ¿por qué siempre hay alguien que se enoja conmigo? Supongo que es porque todos están celosos de mi tatuaje de tigre invisible. A veces me hacía pasar por un tigre en un zoológico y trataba de engañar al guardia para poder comérmelo en la cena. De todos modos mi novia se cansó de ese juego y terminó conmigo. Supongo que ahora soy un tigre de la selva otra vez.
-¿Tocas canciones de tus discos más nuevos, o de todos los grupos en que has estado?
-Toco canciones de los dos discos de The Deadfly Ensemble, algunas de Cinema Strange y además cosas inéditas de cualquiera de los dos. Muchas veces hasta yo me sorprendo de tocar al menos una cosa que ni siquiera he escrito todavía. Y a veces trato de tocar una canción más antigua, pero nadie la reconoce porque al mismo tiempo mi tatuaje de tigre me ataca y mi ejecución con la guitarra se transforma en una estrategia defensiva simultánea, lo que no siempre suena como música.
-¿Qué significado tienen tus dos grupos para ti, cómo los combinas?
-Tanto las canciones de Cinema Strange como las de Deadfly Ensemble narran una historia, aunque Deadfly tiende a ser un poco más teatral, y es mucho más demandante para mí como músico. Por lo general toco la guitarra y canto al mismo tiempo, mientras que en Cinema Strange sólo canto y por lo tanto puedo corretear por ahí, saltar la cuerda y jugar un partido de ajedrez contra mí mismo durante un show.
-Tus discos están grabados con pianos, violocellos, otros instrumentos de cuerda… ¿Cómo haces para llevar eso al escenario?
-Mis versiones solistas en vivo en general se componen sólo de voz y guitarra acústica. Toco las canciones en la forma en que fueron originalmente concebidas, antes de que volaran del nido que son los dedos de mis manos y de las figuras paternas que son mis cuerdas vocales regurgitantes, para unirse a la bandada de instrumentos que las llevaron a quedar en discos.
-¿Qué tan importantes son las letras para ti? ¿Cómo te conectas con públicos que no necesariamente poseen el inglés como su lengua materna?
-Luego de diez años de haber actuado en diferentes países estoy acostumbrado a que la gente no me entienda muy bien. En realidad, ni siquiera la gente de California me entiende muy bien. Las letras son muy importantes, y por eso me aseguro de que aparezcan en los discos y los sitios de los grupos, para que quienes estén interesados puedan investigar. Muchas veces encargué a mi tatuaje de tigre que hiciera una traducción simultánea de las canciones durante los shows, pero esto llevó con frecuencia a discusiones sobre la sintaxis y el contexto y a veces yo terminé devorado y en otras veces el devorado fue él, así que dejamos de hacerlo.
-Hace poco tocaste en Tijuana, México. ¿Algún comentario en especial sobre tocar frente a un público latinoamericano?
-Actué con The Deadfly Ensemble en Tijuana y fue maravilloso. Para ese show fuimos asaltantes de bancos y teníamos bolsas de dinero por todo el escenario, máscaras y disfraces de asaltantes. Yo tenía fundas de pistola, pero sin pistolas, porque unas niñas se quedaron con ellas en una de las últimas veces que estuve en Viena, y de hecho tuvimos una pelea de lucha libre sobre el escenario y pensé que yo había ganado, pero luego vi las fotos y parece que en realidad ellas ganaron. No encantó tocar en México. Los fans son muy efusivos. Estuve en Buenos Aires como solista hace unos meses atrás y también fue fantástico. El teatro era muy bonito y el baño de hombres tenía un eco fabuloso.
-También se pueden leer en Internet algunos relatos tuyos, cuentos breves como "The promotion" or "Bundle mumbles". ¿Ves eso como una expresión diferente, puedes comunicar cosas distintas con la música y con la escritura?
-Escribo bastante, entre artículos para revistas e historias cortas que publico a veces, y es una expresión muy similar a mi trabajo en la música. Lo que hago es narrar historias, a través de la música, la escritura o la danza conceptual con disfraces de pingüino, y muchas veces a través de una forma de arte que me gusta llamar "juego, drogas y prostitutas". Es simplemente lo que hago, y aunque a veces hay gente (como la policía) que no entiende mi arte, está bien. Ya he aceptado el hecho de que probablemente no seré millonario hasta después de mi muerte, y para entonces quiero que mi ataúd sea decorado con diamantes y que sea llevado en una carroza de diamante. Y que el conductor sea Neil Diamond. Además, después de mi muerte me gustaría vivir en un cuento de hadas. Pero que sea uno diferente al cuento en el que estoy ahora, aunque de todos modos debo admitir que este es bastante divertido.