SANTIAGO.- Había generado amplia expectación en las horas previas a su llegada, pero difícilmente Jesús Luz podrá decir que la satisfizo en su paso por Chile. Exculpémoslo, la responsabilidad no es suya, aunque sí lo es de quienes esperaban demasiado de alguien que anota en su currículum logros relativamente intrascendentes, a saber: Posar para los flashes (lo hizo), poner música (también lo hizo) y ser el novio de Madonna (todavía lo es).
En esos tres simples pasos podría resumirse el tránsito por el país del modelo brasileño, quien cumplió esta noche con el gran objetivo de su visita: Inaugurar una tienda de la marca Colcci en el mall Alto Las Condes, y ser el foco de atenciones en una fiesta posterior, en la terraza del mismo recinto.
Luz, en todo caso, demostró que algo ha aprendido de su célebre novia, haciéndose esperar y demorándose en dejarse ver por el evento al cual vino como protagonista. Recién pasadas las 23 horas (tras una insulsa prueba de sonido y una posterior sesión fotográfica) el modelo se apareció por el centro comercial del sector oriente, bajándose de un muy polarizado Mercedes Benz directo a una alfombra roja.
Allí, decenas de flashes se dejaron caer sobre su veinteañero rostro, con invitaciones a manifestar qué opinión tiene de Chile y cómo se siente en el país. "Beautiful", dice el brasileño; "amazing", agrega después.
Los dueños de la tienda se acercan a posar con el modelo, quien luego se saca los anteojos oscuros y sigue fotografiándose en soledad. Eso hasta que desde una zona perdida del corral de prensa surge la pregunta inevitable: "¿Cómo está Madonna?". Luz se estira de brazos, manifestando un amable hartazgo. "Bien", dice, y al segundo se va. Fin de la sesión, eso sería todo.
El brasileño ahora permanecerá encerrado en un salón vip, y no saldrá de allí hasta que sea su turno de sacar brillo a su flamante estatus de DJ, simplemente alternando canciones (eso que algunos aún llaman "tocar"). Pocos bailan en la fiesta, y la mayoría transita de un lugar a otro. Todavía quedan algunos famosos, como Juan Cristóbal Foxley y Juanito Yarur (aunque ahora prefiere que le digan Juan). Otros, como Catalina Pulido, arrancaron después de los primeros flashazos.
Jesús Luz todavía aprieta la tecla "play"; algunos bailan, otros lo celebran, y así seguirá esta noche que de luz tendrá poco más que el nombre. Pero volvemos a lo mismo: No es culpa del toy boy de Madonna. Él sólo estuvo, a sus inocentes 22 años, en el momento justo y en el lugar indicado. Son otros los que le exigen valores agregados a sus ojos claros y a su facha de pasarela. Luz, más despierto que todos, simplemente se deja querer y lo disfruta.
El brasileño no entiende ni gota de castellano, pero seguro que algo debe haber asimilado sobre eso de "lo comido y lo bailado". Madonna mañana estará en otra, como buena diva cincuentona que es, sin embargo Luz contará los dividendos toda su vida. Después de este corte de cinta en Chile, claramente le esperan decenas más, y una fiesta por aquí, y un desfile por allá. ¿O es que alguien se esperaba otra cosa?