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Flautista clásico Guillermo Lavado protagoniza estreno mundial de obra de Aliosha Solovera

Se titula “Solo para un diálogo” y está escrita para este instrumento de viento y gran orquesta. El concierto es este viernes en el Teatro Universidad de Chile, en plena Plaza Italia.

29 de Octubre de 2009 | 13:24 | El Mercurio Online
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El solista de la Orquesta Sinfónica de Chile Guillermo Lavado se prepara para dialogar con decenas de músicos al mismo tiempo.

Universidad de Chile

SANTIAGO.- “Solo para un diálogo”, para flauta y orquesta, es fruto de la larga relación de trabajo y amistad entre su autor Aliosha Solovera y el flautista Guillermo Lavado, quien solicitó su creación para estrenarla junto a la Orquesta Sinfónica de Chile de la que forma parte desde 1991.

La obra  tendrá su primera ejecución este viernes 30 de octubre, a las 19:30 horas, en el Teatro Universidad de Chile, bajo la dirección del maestro Francisco Rettig.

Su título no solamente se refiere a la forma en que interactúan el solista y la orquesta, produciendo un estrecho y exquisito diálogo entre ambas partes, sino también es “un guiño hacia nuestra amistad surgida en el trabajo como en los momentos posteriores, en la conversación que acompaña la velada luego de los tantos ensayos que han pasado por nosotros, junto a un buen vino que congrega y acoge. Es un Solo que dialoga con la orquesta, pero que también evoca tanto divagar y compartir...”, según apunta el propio Guillermo Lavado. 
 
El flautista solicitó a Solovera la creación de esta obra motivado por la oportunidad de estrenarla en un concierto de la Temporada de la Orquesta Sinfónica de Chile, de la que es Flauta Solista.

“En la tradición de la Sinfónica y como germen fundacional está  dedicar gran parte de la  labor al estudio e interpretación de nuestros creadores”. Enseguida reflexiona: “Quizás los tiempos cada vez hacen más difícil esta tarea, pues las políticas institucionales y de Estado se van cada vez más hacia el entretenimiento en desmedro de la cultura; (lo que Roberto Matta denominaba irónicamente -en referencia al auge de la "cultura del entretenimiento" como "la Californicación de la cultura") pero es tarea de quienes estamos en esto -desde la vocación profesional- el poner el grano de arena”.


“En ese sentido –agrega- adhiero a las recientes palabras del destacado científico Humberto Maturana cuando dice ‘el futuro somos nosotros…’  Si no somos nosotros los que cambiamos el curso de las cosas en el momento en que podemos hacerlo, pues la edad y los años nos han llevado a espacios fértiles para ello ¿qué podemos esperar -en el futuro- de  los más jóvenes? Si les dejamos la tierra yerma y el alma vencida por las realidades gravitantes, no hay mucho que esperar”.

A partir de Solovera: los nuevos conmpositores  

De la nueva generación de compositores que se han formado con Aliosha Solovera, Lavado destaca los nombres de Andrés Ferrari, Miguel Farías, Roque Rivas, Juan Pablo Abalo, Pablo Galaz, Christian Vázquez, Óscar Carmona y Juan Pablo Vergara, “Ellos están,  quizás, aún bastante ignorados en su misma tierra, pero son poseedores de una poderosa pluma y el reconocimiento en otras latitudes”,  dice.  
 
Guillermo Lavado ha estrenado un numeroso repertorio de obras de compositores chilenos como Guarello, Aranda, Morales, Becerra, Brncic, Abalo y Farías y ha realizado las primeras audiciones en Chile de obras de Boulez, Jolivet, Maderna, Donatoni, Schönberg, Tolosa, Gandini, Holliger, Leibowitz, Yun, Pagh-Paan, Penderecki, Cardi, Manca,  Kelterborn, entre otros.

Trabaja activamente en el estudio e interpretación  de la música contemporánea junto al pianista Luis Alberto Latorre y la flautista Karina Fischer y es co-fundador del Colectivo de intérpretes de música actual (CIMA), con el cual desarrolla una temporada anual dedicada a la música contemporánea en el Instituto Goethe de Santiago desde 2005.
 
No obstante su cercanía con la música contemporánea aclara: “Me sorprende cuando alguien me etiqueta como un músico a quien ‘le gusta’ la música contemporánea. Si bien puedo tener compositores a los que me siento más cercanos emocionalmente, no tengo preferencias de épocas y tanto Scarlatti, Schumann, Bach, Brahms, Fauré o Schubert me llenan igual de alegría -al estudiarlos y tocarlos- como lo hacen Boulez, Manoury, Ferneyhough, Maderna, Donatoni, Francesconi, Manca o Holliger, sin nombrar a todos los creadores locales con los que tengo especial contacto.
 
-Desde su constante labor de difusión de la música contemporánea ¿Siente que en Chile se ha ido valorando su importancia?
-En el caso particular de la creación actual creo que estamos en deuda, especialmente con las jóvenes generaciones. Es como que las instituciones se han vuelto más desatentas en relación a la creación contemporánea, que seguirá existiendo a pesar de que el avestruz meta la cabeza en la tierra y reniegue de su existencia. Si comparamos con los tiempos de Victor Tevah, con las evidentes diferencias (creo sinceramente que hoy se tocan mucho mejor las obras de estreno) estamos bastante lejos. Por ejemplo, en el año 1927 se realizó la compra de los materiales de música francesa impresionista con la que la Sinfónica aún toca. Gran parte de la obra de Maurice Ravel se compró diez años antes de su temprana muerte, aparentemente con una realidad más adversa que la actual y con la habitual resistencia a lo nuevo que tiene cada sociedad. Hoy día estamos bastante lejos de esa apertura, lejos de programar una obra contemporánea nacional o extranjera  por concierto, que es lo mínimo que deberíamos hacer. No obstante, creo que la Sínfónica sigue siendo quien lleva la iniciativa y es una muy buena idea, no sectorizar el repertorio sino componer los programas con obras de tradición y actuales que tengan, naturalmente, una sintonía entre sí.
 

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