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El adiós de la soprano

La despedida de los escenarios de la fabulosa cantante chilena coincidió con la puesta en escena de una de las más dramáticas, tristes y poéticas obras que se hayan presentado: “Cuadros de la Colección Privada de Dios”, del autor israelí Aharon Harlap.

04 de Noviembre de 2009 | 12:56 |
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La soprano chilena Miryam Singer se retiró de los esceanrios y se dedicará a gestionar, dirigir y montar nuevas óperas. Su experiencia de 2009 en la UC ha sido triunfal.

El Mercurio

De características singulares fue el último concierto de mediodía. Primero porque la destacadísima soprano Miryam Singer se despedía de los escenarios como cantante, dando fin a una carrera tachonada de éxitos en ópera, oratorio, música sinfónica y de cámara, ahora se concentrará en el montaje de óperas, donde también ha obtenido resonantes éxitos.

La otra fue que la misma Singer estrenaría en Chile una obra estrenada recién en 1999 y que ha convertido en un suceso internacional. Nos referimos a “Cuadros de la Colección Privada de Dios”, del autor israelí Aharon Harlap, que utilizó los desgarradores versos de Yaakov Barzilai, un sobreviviente del campo de concentración nazi de Bergen-Belsen.

La Orquesta de Cámara UC fue ampliada en sus cuerdas y con Rodrigo Herrera en oboe y con Víctor Alarcón en la dirección, fueron estupendos acompañantes. Las cinco desgarradoras canciones que conforman la obra nos trasladan al dolor inconmensurable del Holocausto, mientras que la dolorosa belleza poética del texto alude a diversas imágenes: las fosas que se colman de cuerpos entretejidos para siempre como la trenza del pan del Shabat, o los niños preguntándose por qué Dios no vio cuando se abrieron las duchas de las que no brotaba el agua, o esa niña para quien las horcas eran balancines en Bergen-Belsen y que no comprende porque su madre no la lleva también a balancearse.

Las letras contienen frases como: “mi cuerpo fue testigo de la muerte de mi alma” o “Madre, hazme una magia, devuélveme a tu vientre”. Es el clamor de una niña antes de ser asesinada. Para captar la esencia del texto nadie mejor que Miryam Singer, que no sólo mostró estar en la plenitud de sus condiciones vocales. A ello agrega su sentido innato del drama al cantar y recitar algunos de los fragmentos a veces con un cierto gesto de apoyo corporal.

Víctor Alarcón realizó un gran trabajo con la orquesta, contando con el apoyo del oboe de Rodrigo Herrera, quien dialogó sensiblemente con la cantante y se fundió con ella  respondiendo a su dolor. El silencio absoluto del público (con muchos escolares), dio cuenta del impacto producido por este estreno, por la calidad de la versión. Fue una despedida en gloria y majestad de una de nuestras grandes sopranos, interpretando una obra de gran valor ético y musical.

Luego la Orquesta de Cámara UC con David Núñez de concertino interpretó la “Pequeña Serenata Nocturna” de Wolfgang Amadeus Mozart, en la que sus principales valores estuvieron en el manejo de los contrastes dinámicos, ya que el segundo y tercer movimiento fueron interpretados muy lento o muy rápido.
 
Finalizaron con el motete “Exsultate Jubilate” K. 165, también de Mozart, para soprano cuerdas, órgano, oboes y cornos. Habría sido conveniente haber contado con el mismo número de cuerdas de la obra de Harlap, para un mejor balance sonoro. No obstante creemos que la soprano Andrea Aguilar, que lo interpretó, realizó un gran trabajo en cada una de sus partes. Sólida en lo vocal, manejó su estupendo material con prestancia no sólo en las coloraturas. A pesar que en el “Aleluya” con que finaliza, el tempi tomado por Alarcón fue demasiado rápido y le restó claridad en algunas de sus frases. Aún con estas consideraciones, el resultado general fue muy exitoso y obtuvo calurosos aplausos.        

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