SANTIAGO.- Hasta la semana pasada, Luisgé Martín anotaba en su bitácora de viajes sólo un paso por Chile. Sin embargo, esa visita y una fuerte atracción por la historia local bastaron para que el escritor español se decidiera a ambientar en nuestro país su última novela.
"He acabado amando este país. La primera vez que vine compré libros, visité lugares, recorrí el norte, que es también el recorrido del personaje de mi novela. Ahora, cuando termine los días en la Feria del Libro, iré al sur. Tenéis un país hermosísimo, y aunque no tengo un vínculo familiar con Chile, un trocito de mí ya es un poco chileno", dice el autor, que esta semana aterrizó por segunda vez en Pudahuel.
El motivo de este nuevo viaje es presentar precisamente esa novela chilena, titulada "Las manos cortadas", que se centra en una intriga que podría cambiar la imagen que el mundo tiene de Salvador Allende y cuyo protagonista es un particular personaje: Él mismo.
De este modo, Martín se ubica llegando a Chile días después de recibir una extraña llamada, donde alguien le advierte que quiere entregarle unas cartas que Allende envió a Fidel Castro, y que hasta la fecha nadie conoce. En el país, el escritor encuentra al sujeto muerto, pero logra hacerse de las misivas, en las que el malogrado mandatario esboza su preocupación por la situación del país antes del 11 de septiembre de 1973, y deja ver la posibilidad de hacer uso de las armas para concretar su proyecto revolucionario.
"Las manos cortadas" será presentada en el marco de la Feria del Libro, este domingo 8 a las 20:00 horas, en la Sala Pedro Prado de la Estación Mapocho. El presentador será el escritor Pablo Simonetti.
-¿Cuánto de ficción y cuánto de realidad hay en esta historia?
-Todo el trasfondo histórico, de la historia de Chile, del gobierno de la Unidad Popular, es auténtico. El resto es ficción. Todo el enredo en que participo yo como personaje es inventado.
-Y siendo ficción, ¿por qué decidiste escribir desde ti mismo? El protagonista eres tú, tiene tu nombre...
-No te sabría dar la respuesta exacta. Me sentía más cómodo hablando así, poniendo mis propios ojos como alguien ajeno a Chile, a su historia, alguien que viene desde afuera.
-¿Por qué te interesó escribir de Chile y de esa época en particular?
-Ahí sí que se juntó de todo un poco. Yo quería escribir una novela que tuviera una intencionalidad política, que hablara de temas como el alcance de las democracias, hasta dónde se pueden hacer reformas desde la legalidad y una serie de cosas que siguen estando vigentes hoy. Eso se cruzó con una atracción especial hacia la figura de Allende, que no es sólo mía, sino de toda España y Europa.
-Tú haces una tensión en torno a la figura de Allende, mostrándolo como el gran símbolo de ciertos ideales, pero también como un hombre de inclinación armamentista. ¿Por qué lo hiciste de ese modo?
-Era el truco narrativo que me permitía reflexionar acerca de esa tendencia al "guevarismo" que algunos sectores de la izquierda tuvieron en América Latina, ver hasta qué punto esa tendencia podía estar justificada hasta determinado momento. Si a Allende se le habían cortado las manos antes de empezar a gobernar, por parte del gobierno norteamericano y la oligarquía chilena; si habían tomado la decisión de derrocarle desde un principio, ¿se habría justificado que actúe de forma más precavida? Las cartas me permitían alimentar la tensión narrativa de la historia.
-Y en tu interpretación histórica, ¿te parece que esa tensión haya existido realmente en la figura de Allende?
-Aunque leí mucho para esta novela, te hablaré desde la más completa ignorancia: Creo que no. Creo que lo que convierte a Allende en una figura absolutamente inmensa, que merece tener todas las estatuas que tiene, es que nunca dudó. Siempre pensó que cualquier acción hecha desde la violencia acabaría frustrándose y ensuciando al ciudadano.
-¿Hasta qué punto ésta es una novela histórica y hasta dónde es una de intriga?
-Yo creo que hay tres novelas en el libro: Una es la política, que plantea ideas, el desarrollo de la historia chilena reciente; luego hay una de intriga, que se puede leer en clave de novela negra, con un secreto, un muerto, unas cartas que no se sabe si son auténticas, etc. Por último, hay una novela de folletín, un melodrama, de amor e historias entrecruzadas. Creo que esas partes están equilibradas y cualquiera puede ser la central.
-¿Con qué reacciones esperas encontrarte por parte de los chilenos?
-Creo que serán diversas. A pesar de que ha pasado mucho tiempo desde el retorno a la democracia, y tal como pasa en España, hay divisiones, e imagino que una figura como la de Allende suscita admiración en parte de la sociedad, y cierto odio en otra. Una novela que hurgue en eso, inevitablemente puede despertar reacciones de fraternidad, así como habrá gente que la deteste. Pero en el sentido literario, espero alcanzar cierta unanimidad en el cariño.