Cuatro lugares para empezar eligió Bastián Bodenhofer como escenario de sus actuaciones de este mes, y por esta vez no se trata de actuar como actor, sino como músico. Saxofonista y compositor además de reconocido protagonista de películas, series y teleseries chilenas, Bodenhofer estará lanzando durante noviembre un disco llamado City tour, y su propio city tour ya partió el ñuñoíno Club de Jazz para seguir los tres próximos jueves en otros barrios de la ciudad.
-Están elegidos con pinzas -dice Bodenhofer sobre esos sitios, que son en El Mesón Nerudiano y el pub Backstage, ambos en Bellavista, y el bar Opera Catedral en el barrio del Parque Forestal-. Vamos a hacer música para públicos totalmente distintos y además tiene que ver con la idea del disco, con mi música, que es para todo tipo de gente, de distintos estilos. Va a ser entretenido ver cómo se adapta a cada uno de los distintos públicos.
Tacatacaband se llama el grupo de Bastián Bodenhöfer, donde además de tocar saxo, clarinete y piano, es acompañado por Carolina Holzapfel, pianista del Ballet Nacional Chileno y del grupo Bendita Prudencia; Matías Vergara, guitarrista de Los Andes Big Band, Virginia Covarrubias, saxofonista de la Orquesta Sinfónica y del Cuarteto Villafruela, Luis Cheul, bajista de jazz y fusión, y Ricardo Vivanco, baterista y percusionista de la Orquesta Sinfónica además de ex integrante de Congreso.
Después de debutar en 2008, Tacatacaband grabó el año pasado su disco, que consiste en quince composiciones de títulos como "Estadio Nacional", "Plaza Italia", "Bellavista", "Mapocho", "Matucana", Plaza Brasil", "Forestal" o "Costanera". El mapcity personal de Bastián Bodenhöfer.
-Lo más común es que la gente critique a Santiago, antes que inspirarse en él.
-A mí me encanta Santiago, fíjate. Amo mi ciudad. Me gusta que tenga una cosa ecléctica entre sus barrios. De hecho los barrios y las calles de City tour son los que suelo frecuentar, aunque me gusta pasearme y descubrir nuevas mezclas, y eso también está dentro de las composiciones. Hay temas como "Bellavista", que pasan por todos los estilos.
-¿Y esa Bellavista, por ejemplo, es la actual, la de los '80? ¿Éste es un Santiago actual o también el que has vivido antes?
-De alguna manera eso está presente también. La ciudad ha tenido algunas transformaciones increíbles, no sólo en su expansión sino en la calidad de vida, en instaurar ambientes o barrios bohemios, intelectuales, culturales o artísticos, y se están dando cada vez más espacios agradables para el peatón.
-Pero también están poniendo una estatua gigante donde antes había una plaza, además de la irrupción de las constructoras y las autopistas...
-Lo de las autopistas ha sido un adelanto, porque ha regulado la circulación. Y puede haber cosas feas con la esperanza de que cambien, una ciudad es bella porque contrasta su propia fealdad. De todos modos sigue habiendo espacios muy agradables para pasear, visitar, lugares de arte, cafés entretenidos, hay cada vez más una preocupación por eso. Creo que a mediano plazo las calles peatonales van a ser más frecuentes, como ha pasado con las ciclovías.
Algo tiene City tour de música incidental para la ciudad, dice el compositor.
-Son visiones son bien personales en realidad. De hecho yo la llamo música para pasarse películas. Lo ideal es escucharla con el iPod en la oreja si uno va caminando, o poner el disco en el auto. "Mapocho" tiene que ver con todos los actos que se han hecho en la explanada del Mapocho, la Feria del Libro, Santiago a Mil, la Fura dels Baus, la muñeca gigante, una cosa popular y muy colorida.
La guía Bodenhofer
Tacatacaband es el segundo grupo de Bastián Bodenhofer después de Mantelito Blanco. Y su relación con la música es incluso de más larga data que su vocación más célebre como actor. A los ocho años, en 1968, viajó a Francia con su madre, la compositora Leni Alexander; y en ese país se quedó hasta 1978 e inició sus estudios musicales.
-En Francia vivía con mi madre, que en ese tiempo ganó la beca Guggenheim, y en un momento ella me me dice "elige: piano o clarinete". Elegí clarinete y así empecé. Yo iba para músico profesional, estudié diez años, pero me picó el bicho del teatro, que lo descubrí cuando regresé (a Chile), en el '78.
De hecho el predominio en la familia es musical: además de la influencia de Leni Alexander, los hermanos del actor son la pianista Beatriz Bodenhofer y el compositor Andreas Bodenhofer. Este último, coincidentemente, acaba de lanzar en estos días su disco Teatro, compilación de diversas música para obras teatrales. "Siempre he sido un gran admirador de la música de Andreas, y en varias obras que dirigí le pedí la música", recuerda el saxofonista.
Precisamente en el saxofón Bastián Bodenhofer se formó con dos profesores chilenos, Kiko Aldana, legendario saxofonista de la boohemia nacional, y Jaime Vásquez, integrante de Fulano entre otros grupos, y aun recuerda el impacto del cambio en relación a los estudios de saxofón clásico que traía desde Francia.
-Cuando llegué a Chile y conocí a Kiko Aldana llegué a él porque era la persona que arreglaba saxofones. Y cuando fui a probar el saxofón me dijo "¿Pero qué postura es ésa? ¿No querís tomar clases de jazz?". Y me cambió. Fue como partir de cero. Era un tipo muy gracioso. En la primera lección me dijo "¿Tú cachai el box? Boxéame". Un excelente jazzista, con él estudié dos años.
Como compositor, Bastián Bodenhofer ha escrito a su vez la música para las obras El taller de los celos (2004) y El hombre vertical (2005), ambas de Mateo Irribarren; además de la creación colectiva de teatro callejero El árbol (2007) presentada en el festival Santiago a Mil y la versión de El mercader de Venecia (2008), de Shakespeare, estrenada en el Teatro de la Universidad Católica.
-¿Son disciplinas tan distintas escribir música para teatro y música en sí misma, o tienen cosas en común?
-Vive todo junto. De hecho a los músicos los dirijo con términos teatrales, y las veces que dirijo teatro o hago clases hablo con términos musicales. Si en una obra de teatro como director le digo a un actor que tiene que estar enamorado, a lo mejor para mí eso es estar eufórico y para él es melancólico, y podemos estar tres horas poniéndonos de acuerdo. Es más fácil (decirle) "quiero se seas como una flauta muy aguda y juguetona. Y tú imagínate que eres un cello con las cuerdas muy abajo".
-¿Y con los músicos?
-Por ejemplo a la saxofonista (Virginia Covarrubias), para un tema, "El bosque", le dije "Ten la imagen de una prostituta preciosa que camina por la calle, pero tiene el rímel corrido y se le rompió el zapato". Con esa idea tienes que tocar el saxo. Después de la etapa de las partituras, las notas, el ritmo, con los músicos uno puede hablar de sensaciones o atmósferas.
-¿Tienes algunos lugares favoritos entre todos los que recorres en el disco?
-Todos son lugares atractivos. Plaza Brasil con las esculturas de la Federica Matta, la Plaza Italia en sí no tiene mucho atractivo, pero es un punto de festejo que se llena de colorido. En Bellavista uno puede hacer un recorrido desde el lado popular al taquilla e intelectual, por todas las especies chilensis que hay. Matucana es uno de los temas más conceptuales, es un lugar fascinante y con un futuro, se está proyectando entre la Biblioteca de Santiago, Quinta Normal, Matucana 100. O por la historia: si tomamos el Estadio Nacional, ha sido campo de concentración, ahí fueron los conciertos de Amnistía Internacional, ha habido actividades culturales y sigue siendo un campo de deportes. No soy para nada futbolero, pero como lugar me parece interesante.