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Phrazes for the young

Tanto se habló del look de los Strokes como unos desaliñados Stones durante la primera parte de la década, que iba a ser imposible que las fanáticas y los críticos repararan en la calidad compositiva de la dupla entre Hammond Jr y Casablancas. Ahora que el grupo está en suspensión, no queda más que asumirlo: con tantas luces nos estábamos perdiendo de algo realmente musical.

20 de Noviembre de 2009 | 18:13 |
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Aunque ahora no se reconozca, en una época (2001–03) sólo se habló de los Strokes. Primero por reposicionar el rock de guitarras en un contexto dominado por el aggro metal y las fiestas electrónicas. Segundo por encabezar un supuesto movimiento de bandas garage: The White Stripes, The Vines, The Hives. Tercero por su look grupal, una especie de versión (decadente) de los Rolling Stones del '65. Y claro, por la leyenda del EP The modern age (2001) que los hizo grandes en Inglaterra antes que en Estados Unidos y que preparó el bombazo mundial que fue el disco Is this it, editado meses después.

El problema es que nadie se percató del sorprendente talento cancionero de la dupla Albert Hammond Jr. (guitarras) y Julian Casablancas (voz). Al contrario, los ágiles de la prensa de rock prefirieron destacar su ropa, el “sonido neoyorquino” y las similitudes con The Velvet Underground y Television. Aunque ellos mismos hayan reconocido que “Last nite” estaba más que inspirada en “American girl” de Tom Petty and the Heatrbreakers.

Aunque la banda se autoboicoteó “fisicamente” (Casablancas aseguró a la Rolling Stone que hacía días no se cambiaba la ropa) e intentó demostrar que sus influencias venían de la radio y no del art rock neoyorquino (de ahí las ingeniosas citas a Queen, Van Halen o The Cars en sus posteriores singles), no había caso. Nadie los entendió y terminaron desactivándose tras el confuso First impressions of heart (2006).

Todo esto es un prólogo para apreciar musicalmente Phrazes for the young, editado tanto en CD como por descarga digital en Chile. Pero este debut también deja pistas sobre por qué los Strokes no han vuelto a las pistas. Si escuchamos los discos solistas de Albert Hammond Jr. y los contrastamos con éste no sólo entendemos de dónde venía la fuerza Stroke, sino que también podemos separar el aporte de cada uno. Y al parecer aun no se reconcilian.

Si Hammond Jr. es el artífice de la fórmula de guitarras rítmicas apañadas a toda velocidad sumada a estupendos punteos melodiosos, Casablancas es el fanático del pop, los sintetizadores y la moral radial de los '80. “Out of blue” y ““11th Dimension” es pura new wave, de ese especial tipo de canciones con estribillo glorioso y base electropop que sonaban en 1985. O “Left & right in the dark”, cuyos arreglos de guitarra antes del coro homenajea a los también ochenteros de A Flock of Seagulls.

Pero estas canciones, a su vez suenan actuales. A diferencia del electroclash, acá no hay distancia irónica con los '80, sino una fe ciega en las posibilidades estilísticas de esa época en relación con el pop actual. De ahí que algunas piezas no se resuelvan plenamente, como “River of brakelight” y su feísmo sonoro. O el intento de balada country de “Ludlow St”. Pero las apasionadas “Glass” y “Tourist”, aparte de comprobar as habilidades cancioneros de Casablancas, nos hacen esperar que llame a Hammond Jr, y los demás y que regrese con su banda a poner las cosas en su lugar.

—JC Ramírez Figueroa

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