El director alemán Eckart Preu, invitado a las últimas presentaciones del año de la Sinfónica de Chile, abordó ''La Creación'' de Haydn con gran conocimiento de los textos y enorme propiedad en los relatos musicales.
Universidad de ChileLa Temporada 2009 de la Orquesta Sinfónica de Chile cerró cu ciclo con una de las obras más bellas del repertorio sinfónico coral. Nos referimos a “La Creación” de Franz Joseph Haydn. Este oratorio revolucionó el ambiente europeo de la época y posterior a su estreno en Viena (1798-1799) se realizaron primeras audiciones en las principales capitales musicales del viejo mundo.
Se cuenta que entre aquellos que se sintieron motivados a escucharla, estuvo el mismo Napoleón, quien sufrió una gran frustración al no poder hacerlo ya que al encaminarse al lugar de la presentación en París sufrió un atentado y sólo pudo llegar al teatro cuando la función había terminado. El aprecio de Napoleón por el compositor se evidenció nuevamente cuando ocupó Viena, ya que ordenó que Haydn fuera resguardado ante cualquier peligro.
Y no sólo el militar corso cayó bajo la atracción de este oratorio, pues su hermosa música le hace seguir siendo uno de los favoritos de todos los públicos. En esta oportunidad sus intérpretes fueron el Coro Sinfónico de la Universidad de Chile e integrantes de la Camerata Vocal, junto a la soprano Verónica Rivas, el tenor Iván Rodríguez y el bajo David Gáez, los que junto a la Orquesta Sinfónica actuaron bajo la dirección general del alemán Eckart Preu.
El profundo conocimiento que Preu tiene de la obra fue palpable en el manejo y los fraseos del coro, conjunto con el que consiguió momentos de enorme belleza. También consiguió de la orquesta un sonido muy acorde al estilo, transformándola en un intérprete más y no sólo en mero acompañante como suele ocurrir.
Líneas melódicas y fraseos de ésta contribuyeron estupendamente a las descripciones del texto y fueron un soporte complementario de los solistas. En este aspecto cabe felicitar a cada uno de los instrumentistas a cargo de importantes fragmentos.
El coro dirigido por Hugo Villarroel Garay cantó en gran forma e impecable en lo musical, mostró contrastes dinámicos de excelencia, voces bellas y muy perfiladas en las fugas. En su interpretación sorprendió que uno de los coros más brillantes (“Los cielos proclaman la gloria de Dios”) fuera más bien formal, tal como ocurrió en algunos coros de la parte central, donde se perdió en algo la tensión expresiva. En cambio todos los coros del comienzo y de la parte final sólo pueden ser catalogados de brillantes.
Señalaremos la enorme expresividad y belleza vocal del coro de la creación de la luz al inicio de la obra, y su desempeño en todos los números finales. Un detalle que no afecta el producto final: la cuerda de tenores tiene un número de integrantes muy disminuida en relación a las otras cuerdas.
Los solistas fueron encabezados por la soprano Verónica Rivas. Ella es dueña de una bonita voz, pero demasiado pequeña, por lo tanto insuficiente para el papel. Bien sabemos que Haydn es extraordinariamente exigente con la tesitura en los cantantes, y fue éste uno de los problemas de Rivas, ya que sus agudos no fueron suficientemente solventes. Además en las ornamentaciones tendió a atrasar, por ello diremos que sólo en algunos momentos logró cantar de acuerdo a la musicalidad que se deduce de algunas de sus intervenciones, como en sus dúos con el bajo. Sin duda este tipo de obra no es la más adecuada para su voz.
El tenor Iván Rodríguez mostró una vez más su hermoso material vocal y gran musicalidad aunque sus agudos si bien son perfectos en afinación, a veces pueden sonar débiles en volumen. En todo caso este repertorio es perfecto para su voz. El bajo David Gáez posee un generoso material vocal. Es muy seguro sus arias fueron de gran nivel, pero en los recitativos le faltó lirismo. Sus dúos con la soprano y en los tríos su desempeño fue gran valor. Esta presentación de “La Creación” permitió conocer a un director que demostró ser un gran especialista en música sinfónico coral, consiguiendo así celebrar brillantemente los doscientos años de la muerte de Haydn, evento que se está replicando en todo el mundo.