Boleros tan conocidos como "Historia de un amor" y "Sombras" podrían dar la impresión de que el nuevo disco de Luz Casal se ha concentrado exclusivamente en ese género. Aunque la discografía histórica de la española ha pasado por repertorios diversos -con especial énfasis en el rock durante sus inicios- el éxito de "Piensa en mí" hace creer que Casal es una intérprete natural de boleros, pero este disco es una novedad completa en su carrera. Hay boleros, muchos, pero también una canción argentina que ni roza el amor romántico, como "Como la cigarra", de María Elena Walsh.
La intérprete ha elegido definir La pasión como un álbum "de homenaje a una época, a unos compositores, a un estilo". Lo que prima aquí, más que un repertorio determinado, son las opciones que se han tomado para los arreglos: nada de timbres eléctricos, mucha percusión y piano, trompetas protagónicas en los momentos precisos. Si estos arreglos suenan inteligentes es porque, bueno, provienen de un maestro en el tema, como lo es el brasilero Eumir Deodato. Con gente como él, que ha asesorado de Frank Sinatra a Björk, la probabilidad de error es igual a cero.
Luz Casal es una intérprete que ha hecho de su madurez ventaja. A diferencia del 90 por ciento de colegas hoy en ejercicio, no intenta sonar sexy, juvenil ni hábil; y adopta el viejo consejo de cantar como quien actúa: integrándose a las palabras casi como en un testimonio personal. Su voz puede ser menos impresionante que la de una cantante como Concha Buika, por ejemplo; pero es más cercana, por esa misteriosa sobriedad desde donde elige emitirla. Ante Luz Casal no estamos para sentirnos intimidados, sino invitados a una interpretación del mundo y de la música que entendemos rápidamente. "La pasión es la actitud que tengo ante la vida", dice la cantante sobre el título de este disco, el que marca su superación definitiva del cáncer. Es cierto: éstas son canciones de carácter, que vuelven a sonar nuevas por mucho que las hayamos escuchado mil veces antes.
—Marisol García