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Orgánico y demoledor

Durante la segunda jornada del Festival Providencia Jazz que se realiza en el Parque de las Esculturas, el público reaccionó en multitudes ante la categoría del organista norteamericano, luego de un tibio inicio el martes pasado. Ése es un sonido magnético: el que no mueve el pie al escuchar sus grooves debe ser sordo.

07 de Enero de 2010 | 09:28 |
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Al mando de su magnífico instrumento de madera, doble teclado y pedales, De Francesco parecía el dueño de un boliche tras el mostrador. Sus grooves movieron al público, que esta vez sí llegó en multitudes al reducto en Providencia.

Macarena Pérez

Una discusión se instala año a año en torno al Festival Providencia Jazz. Tiene que ver con la confrontación entre la música en sí misma y las dimensiones del espectáculo multitudinario que se ofrece. En otras palabras, qué es más importante: el fondo o la forma.

Si hubo dudas al respecto también es justo decir que hay noches mejores que otras y gente como el organista Joey De Francesco se encarga de pulverizar la piedra que provoca el tope entre ambos aspectos. Si alguna vez el espectáculo (con cámaras, pantallas, animadores y otros elementos periféricos) estuvo a la altura de la música, ese ejemplo se registró aquí, en la segunda jornada del festival, tras un inicio tibio el martes, con el cubano Yosvany Tery y el colombiano Héctor Martignon ante poco más de la mitad las aposentadurías copadas.

Esta noche, con un recinto prácticamente al tope, basta un groove del magnífico organista norteamericano para remover el auditorio, en el único concierto ciento por ciento jazzístico del cartel 2010, según apuntan opiniones especializadas.

Con un sonido que evoca a Jimmy Smith y también a Ray Charles, esto es lo que se llama “trío de Hammond”, un formato de agrupación que excluye la figura del bajo puesto que a través de pedales el propio De Francesco ejecuta esas líneas.

Acompañado con justeza toda la noche por su sidemen Paul Bollenback (guitara) y el Byron Landham (batería), con sus enormes envergaduras física y musical De Francesco se paseó a sus anchas, antes de dar el paso a Joao Bosco para el cierre de la jornada. Con o sin solo de batería, con o sin cantante invitada, con o sin blues de base, en tempo lento o muy a prisa, al final da lo mismo. Un número de jazz directo y a la vena que al menos por un momento suspende todos los debates.

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