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Joaquín Sabina deslumbra en Buenos Aires a poco de cantar en Chile

El cancionista y rockero español llenó el estadio La Bombonera anoche. Este martes estará en Santiago, en Espacio Riesco, para dar un concierto más íntimo. Así viene la mano con Sabina.

21 de Enero de 2010 | 11:09 | EFE
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El equipaje de Sabina. El español dio un concierto para 40 mil personas en Buenos Aires. En Chile canta este martes 29.

El Mercurio
BUENOS AIRES.- Con el tono intimista y provocador que le caracteriza, Joaquín Sabina llenó anoche el mítico estadio La Bombonera de Buenos Aires con un concierto en el que, con Pablo Milanés como invitado de lujo, puso de manifiesto la pasión que siente por Argentina. El músico prepara maletas para cruzar la cordillera y cantar nuevamente en Santiago de Chile este martes, en Espacio Riesco.

Como ya había prometido, brindó un concierto más sobrio de lo habitual, pero en el que no faltó esa especial conexión que el artista español tiene con el público porteño y que, una vez más, no faltó a su cita.

De hecho consiguió lo que los grandes logran en Argentina: llenar La Bombonera, el popular estadio de Boca Juniors, equipo del que es seguidor, y que recibió a 40 mil seguidores del artista que no cesaron de corear sus letras.

La noche arrancó con fuerza de la mano del dúo madrileño Pereza, que ha participado en dos temas del último disco de Sabina, Vinagre y rosas. Su presencia, como reconoció Sabina, es como recordar los inicios del andaluz. “En este disco necesitaba sangre nueva, auténtica, de barrio. Fue un gustazo que quisieran hacer estas canciones conmigo”, dijo.

Un postre para comenzar

Cuarenta minutos sobre el escenario les bastó para interpretar algunos de sus temas más conocidos, así como uno de Sabina, “En casa de la rubia platino”, con el bajista del andaluz, Pancho Barona. Después de hacerse de rogar por 20 minutos más, Sabina salió a escena con la muchedumbre en pie y arrancó sin más dilación con el primer sencillo de su nuevo trabajo, "Tiramizú de limón".

Ataviado con su clásico sombrero negro y acompañado por la guitarra en la mayoría de las canciones, el artista hizo un repaso por los grandes temas de su discografía y por las nuevas letras de su nuevo disco, aprovechando cualquier oportunidad para cambiar algunas palabras en homenaje a la capital argentina.

"Buenas noches, Buenos Aires. No es para nosotros un día cualquiera venir aquí. Pasamos años soñando con esta noche. La memoria del corazón recuerda cada minuto que vivimos aquí”, señaló. Jugando constantemente con versos improvisados, el cantautor se metió a la muchedumbre en el bolsillo cuando les preguntó si ellos firmarían para que pida la nacionalidad argentina “de una puta vez”.

Uno de los momentos más emotivos de la noche llegó cuando el andaluz rindió homenaje a sus colegas argentinos recientemente fallecidos, como Sandro y Mercedes Sosa, así como a sus amigos los periodistas Jorge Ginzburg y Adolfo Castelo y al dibujante Roberto Fontanarrosa. Pero la mayor ovación de la noche llegó cuando Sabina invitó al escenario a Pablo Milanés, a quién reconoció no esperaba encontrar esta noche en su concierto, y que presentó como uno de sus más "hermosos y decentes amigos”.

No sé si es Baires o Madrid

Aunque no quiso robarle protagonismo y apenas estuvo unos segundos en el escenario, Sabina le dedicó “Una canción para la Magdalena”, compuesta por el cubano. Durante la velada no faltaron algunos de sus grandes clásicos, como “Y sin embargo”, “Calle Melancolía”, “Por el bulevar de los sueños rotos”, “Medias negras”, “19 días y 500 noches”, “Y nos dieron las 10” y “Llueve sobre mojado”.

Tampoco faltaron algunas de las canciones del artista que hablan de Buenos Aires, como “Dieguitos y Mafaldas” y “Con la frente marchita”. Además, el cantautor volvió a invitar al escenario en dos ocasiones a Pereza, con quienes cantó “Embustera”, que compusieron juntos, y “Princesa”.

En la recta final del concierto, Sabina confesó que esta noche le acompañaban sus dos hijas porque no quería morirse sin que conocieran La Bombonera. Ya entrada la medianoche, y después de hacer como que abandonaba el escenario, Sabina regresó para terminar con “Amores que matan”, "La del pirata cojo” y “Pastillas para no soñar”, dejando al estadio con ganas de más.
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