Afluencia

Uno puede sospechar que los músicos que grabaron Afluencia en el quinteto del trompetista Sebastián Jordán vuelan alto y lejos después de siete o más temporadas en la primera línea del jazz chileno, pero cuando es el propio líder y compositor de esta música quien lo anuncia así todo resulta mucho más estimulante. “Yo estoy en mi mejor momento, Agustín está en su mejor momento, Pablo está en sus mejor momento, Félix está en su mejor momento (...)”, dijo una vez como forma de explicar esa extraña palabra Afluencia. Si la busca en el diccionario, el resultado será “abundancia”. Ahí está lo bueno: de lo bueno, harto.

De todos los discos de jazz contemporáneo y post-bop que arrojó 2009 (la descarga gratuita del compilatorio Recórcholis es un mesa servida con esta carta), Jordán es quien lidera tal vez el más demoledor título en un sentido bop como lo conocemos, a partir de la formación tan clásica como el quinteto “a la Blue Note”. Allí se acompaña por otro “cabeza rasurada” como Agustín Moya, compañero de grabaciones, andanzas, bares y actuaciones desde sus primeros 20 años. La dupla queda expuesta en la enorme dimensión que ambos pueden lograr como solistas por separado, aunque más aún en conjunto y en una ruta hard bop. “Africa” y “Flujo” (con Tomás Krumm al piano) son muestras de estas jerarquías. “Provinciano” (con el pianista Lautaro Quevedo) lo es también, pero además suma el elemento compositivo de Jordán como creador.

Esa escuela de los trompetistas de Blue Note como Freddie Hubbard o Lee Morgan se mantiene en su espíritu más profundo, porque han sido los primeros maestros de Jordán. Pero además señaLa un camino recto y adelante, que en este caso no son necesariamente las palabras que indican la expresión jazzística straight ahead. Recto y adelante no es jazz "derechito". Más bien es una dirección hacia nuevos tiempos donde Jordán se va a ubicar como compositor, como improvisador y sobre todo como narrador de historias.

Están ahí la espectacular "Espirales" y la emblemática "Perro hambriento", que había sido un intento previo por alcanzar una altura así cuando Jordán la grabó junto a músicos suecos. En Afluencia y con compañeros nacionales (el contrabajista Pablo Menares y el sobresaliente baterista Félix Lecaros en toda la serie), logró el sentido y el sonido que se buscaba. Todo el mundo habla de Cuturrufo por estos tiempos porque se lo tiene ganado. Pero también viene el quillotano Sebastián Jordán para establecer una escuela de trompeta moderna en Chile que hasta el momento estaba quedando huérfana.

—Iñigo Díaz