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No hay imposibles

Hace veinte años que Elmer Figueroa Arce, el hombre detrás del astro del pop latino, viene editando discos. Tampoco aquí cambia su fórmula del éxito, salvo que ahora que tiene 42 años se carga mucho más a la balada romántica por sobre la fiebre bailable.

25 de Junio de 2010 | 11:56 |
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No hay caso con Chayanne. Pueden pasar las décadas, variar los estilos o aparecer nuevas inquietudes en la industria (incluso en una tan estática como la romántica), pero lo del puertorriqueño permanece invariable. Después del jovencito inquieto de los '80, con el ya lejano Tiempo de vals (1990) el cantante dio con una fórmula de la que no se ha movido ni un milímetro.

No hay imposibles no es la excepción a esta regla, salvo por la ruptura del equilibrio entre los temas bailables de inspiración latina y las baladas románticas: En este disco, las últimas predominan por paliza. No hay aquí canciones como "Salomé" o "Provócame", aunque sí algo de twist en "Besos en la boca" —un tema que un director de teleseries usaría para el personaje graciosito o para la pareja pícara—, y el pop de tintes sevillanos de "Tu boca" y "Por esa mujer". Esta última instalada como una muestra fiel del tipo de trabajo que existe tras Chayanne, notorio en ciertos arreglos rebuscados y fuera de lugar, y (créalo) en el majadero verso de "mi corazón hace bum bum". Dan ganas de preguntar hasta cuándo, sobre todo cuando el mismo puertorriqueño ya anota una canción que dice "pon a gozar tu cuerpo con el boom boom".

El resto, baladas de manual. "Si no estás", "Me pierdo contigo", "Me enamoré de ti", "Siento" y "Dime" parecen una sola gran canción, regida estrictamente por una estructura en que estrofas, puentes, coros y solos de guitarra se reparten en un orden irrenunciable. Es, a fin de cuentas, lo mismo que el cantante viene mostrando desde hace rato, con temas tan añosos como "Lo dejaría todo" o "Atado a tu amor". Por todo ello, el nuevo disco de Chayanne termina impregnado de un molesto olor a truco, como si nos trataran de vender una misma camisa por el derecho y luego por el revés, con algunos bordados hoy, unos parches mañana y unos botones nuevos pasado mañana. Podrá verse un poquito diferente, pero la prenda sigue siendo exactamente la misma en cada ocasión.

Cuando se tienen más de una decena de discos publicados, una nueva producción puede ratificar determinados sellos, explorar en el propio perfil o denotar alguna apuesta. Nada de eso pasa con Chayanne, a quien hoy resulta difícil valorar desde su perfil como artista. En cambio, es mucho más fácil verlo simplemente como el proyecto más duradero de la música latina.

—Sebastián Cerda

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