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Déjame dormir

15 de Octubre de 2010 | 21:20 |
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El primer disco de Oddó es como Oddó mismo. Oddó, músico chileno de veintidós años y nombre completo Ismael Oddó Arrarás, empezó de a poco, en el lugar de una banda asociado de por sí a pasar inadvertido: en el lugar del bajista. Oddó tocó el bajo en el grupo de rock Alamedas entre 2005 y 2008, y desde entonces llamó la atención lo joven de ese bajista de diecisiete años. Luego pasó a un sitio algo más expuesto en el grupo de la cantante pop Francisca Valenzuela, y este año ya ha salido al frente, como cantante y guitarrista al mando de su propio grupo. Y el mismo avance paulatino vale para su primer disco, música que parte bien, toma su tiempo en desplegarse y termina ganando sin apelación, y sin nunca perder la calma ni apurar el paso, al final de los 36 minutos que dura Déjame dormir.

Son diez canciones de pop rock con base de guitarras, con esos timbres claros de cuerdas eléctricas, teclados y baterías que lo mismo tienen que ver con el sonido de Alamedas y con la garantía de estar secundado aquí por un guitarrista minucioso como Carlo Colussi, que ha tocado en grupos de la misma órbita como Penthouse y Caja Negra. Oddó se estrena como un buen compositor de canciones en apariencia de armonías simples, pero es sólo apariencia. El repertorio de Déjame dormir cumple con ese requisito de sencillez y la propia "Déjame dormir" es el mejor ejemplo, canción ganchera con una frase instantánea como "Te prometo que voy a cumplir / sólo déjame dormir lo que resta del día" en el coro, cantadas como en todo el disco por Oddó con una voz sin prisas y sin estridencias.

Pero así mismo en todas partes de este disco aparecen firmas personales, concentradas en los coros de las primeras canciones, en acordes breves e inesperados, en ese contratiempo rítmico en el estribillo de "Si has sabido de mí", en esa canción lenta puesta justo al medio y en los mejores segundos de todo el disco: los del coro de "Huellas saturadas", la prueba de que una melodía certera vale más que mil palabras. Y ahí aparte el disco empieza de nuevo, como una puerta abierta a una parte insospechada de la casa, entre una melodía acústica y dos más eléctricas: "Suena tan simple" suena tan bonita con esas cuerdas de cuatro venezolano, "Jimmy" termina con una excelente modulación a otro tono, y las voces, guitarras y pianos de "Recuerdos" son una buena melodía sobre otra. Cuatro aciertos finales que suman cuatro promesas para el futuro de Oddó, o por lo menos cuatro buenas canciones para un buen comienzo en 2010.

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