la soprano Eva-Maria Westbroek encarna a Smith en la peculiar ópera.
APLONDRES.- La sórdida y trágica historia de la ex modelo de Playboy Anna Nicole Smith, que en 1994 contrajo matrimonio con un multimillonario 63 años mayor que ella, ha llegado a la Royal Opera House londinense en forma de una ópera plagada de escenas sexuales, palabras obscenas y consumo de drogas.
Los personajes clásicos de las óperas de Verdi y Mozart habituales en el escenario del teatro de Covent Garden fueron sustituidos en esta ocasión por unos más contemporáneos y malhablados en el estreno de "Anna Nicole".
El argumento tragicómico de la obra, los diálogos ordinarios -siempre cantados- y las escenas de contenido algo erótico (una mujer enseñando los pechos de espaldas al público y una escena sugerida de sexo oral), arrancaron en numerosas ocasiones las risas de un público que acabó aplaudiendo con entusiasmo.
La rubia Anna Nicole Smith fue conocida por sus pechos operados, su belleza, que trataba de imitar la de Marilyn Monroe, y por su enlace con el magnate del petróleo Howard Marshall, que murió a los 90 años, sólo uno después de haber pasado por el altar.
La actriz y modelo, objetivo habitual de los "paparazzi" en la década de 1990 falleció en 2007 a causa de una sobredosis.
Su trágica vida se recrea ahora en esta ópera compuesta por el británico Mark-Anthony Turnage, un músico muy influido por el jazz, y con libreto de Richard Thomas, autor de la irreverente obra "Jerry Springer: The Opera", un musical que ya provocó un escándalo por su léxico profano y su tratamiento de la tradición judeo-cristiana.
El papel principal de Anna Nicole está interpretado por la soprano Eva-Maria Westbroek, que en los próximos meses también actuará en "La valquiria" de Wagner en la Ópera de Frankfurt y se pondrá en la piel de Chrysothemis en "Electra", en el Festvial de Salzburgo.
Los escenarios en los que se desarrolla reproducen un ambiente de lujo decadente y una estética "kitsch", acorde con el personaje de Anna Nicole, que alcanza el éxito y la fama gracias a unos implantes de silicona de un tamaño desproporcionado.
Gracias a sus pechos operados conoce al multimillonario que, vestido con un traje dorado, la saca del club de "streap-tease" donde trabaja para regalarle una vida de lujo y desenfreno. Las tablas del escenario no tardan en cubrirse del polvo blanco que inhalan los invitados a las fiestas de Nicole.
La vida libertina de la modelo durará tan poco como su marido, que fallece al poco tiempo sin haberla incluido en el testamento, por lo que la riqueza dejará paso a más de una década de abogados y pleitos.
El ultimo tramo de la ópera abandona el tono cómico del inicio y presenta a una Anna Nicole con muchos kilos de más y una adicción a las pastillas calmantes que le ayudan a soportar el dolor de espalda que le provocan sus enormes pechos artificiales.
El coro de periodistas trajeados que le seguía a todas partes cuando era rica y famosa se convierte en un enjambre de cámaras negras que darán cuenta de su prematura muerte.