Los Vikings 5 encendieron al público con canciones que ya son clásicos de fondas y años nuevos.
Tomás FernándezVIÑA DEL MAR.- En febrero de 2010, el terremoto del sábado 27 dejó una herida tan grande en el país, que la sola idea de festejar algo ese día se hacía completamente impensable.
Por ello, el Festival de Viña del Mar fue cancelado en las primeras horas de esa fatídica jornada, lo que dejó en el aire la noche de cierre. El año anterior, la clausura había sido con la salsa de Marc Anthony, mientras que en 2008 y 2007 la misión de cerrar el evento estuvo a cargo de Wisin & Yandel y Don Omar, respectivamente.
Es decir, otra que ya es una ley no escrita del certamen: La clausura aquí tiene que ser con fiesta, y eso es lo que este 2011 pudo regresar de la mano de la cumbia chilena.
Fue la bautizada como "Cumbre bailable" por parte de CHV, y que unió a dos generaciones y tipologías de cumbiancheros locales. Por una parte, los padres fundadores encarnados en los Vikings 5; por otro, la "nueva cumbia" representada por Villa Cariño.
Estos últimos fueron los encargados de abrir la cumbre, con un escueto segmento cercano a los 20 minutos, en el que apenas pudieron interpretar un puñado de temas como "Para dormir contigo otra vez" y su versión de "Prisionera" (con Zalo Reyes apareciendo en formato kitsch en las pantallas gigantes).
Sin embargo, la presentación fue suficiente para cumplir con el objetivo trazado por el grupo, que no era otro que ubicarse en el mapa de opciones bailables del público.
Luego de eso, fue el turno de la banda coquimbana, quienes tuvieron la posibilidad de desplegar buena parte del arsenal de cumbias aceleradas que han transformado en banda sonora oficial de fondas y años nuevos, entre ellas "Plena española", "Qué buena está tu hermana" y "La gallina no".
El momento más curioso de la presentación llegó de la mano de la invitación a Rafael Araneda para interpretar su hit "Boquita de caramelo", en el que el animador intentó compenetrarse con las voces y movimientos de la avanzada del grupo, con éxito sólo relativo.
No volvería a bambalinas Araneda, ya que tras ese tema vino la premiación con Antorcha de plata, que fue entregada en exclusiva a los coquimbanos, sin considerar a sus antecesores en escena.
Sin embargo, Villa Cariño volvería para un final conjunto, que de pasada puso el cierre definitivo al primer Festival de la era CHV.