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Pop hasta las últimas consecuencias

Hace dos años estaba cantando en el Metro en Ciudad de México. Ahora acaba de traer desde ese país su nuevo disco, con la estrella pop Natalia Lafourcade y a la mitad del dúo Sin Bandera como invitados. Es la cantante chilena Mariel Villagra, de regreso de su más exitoso experimento, y ahora entre sus dos amores. "Lo extraño cabrón", dice, a propósito de Chile. "Pero estoy en México y lo paso bacán".

09 de Marzo de 2011 | 23:58 |

Una forma de intuir que Mariel Villagra es una mujer fuerte puede ser el test del acento internacional. Desde el 11 de febrero está de regreso en Santiago tras un par de años establecida en México, y pese a eso sigue hablando muy como chilena. En ochenta y cinco minutos de plática con ella aparece un par de menciones a gente fresa y unos cuantos amigos que le caen a su casa en Ciudad de México, y no muchos más modismos locales. Y si asegura que se van a aventar alguna rola cuando vea a su amigo DJ Caso acá en Santiago, ahí está hablando a la mexicana, pero a propósito. Y le sale muy real.

Una forma de confirmar que Mariel Villagra es fuerte es su decisión de partir a ese país. Viajó por primera vez unos pocos días, a mediados de 2007, justo después de dejar lanzado en Chile su primer disco, No me despierten! (2007), cuando su alias era sólo Mariel. En 2008 volvió a partir, actuó en ferias callejeras, vendió discos en andenes del Metro, se contactó con la escena de cantantes independientes de la capital y tras un par de años de trabajo ahora se trae desde allá su segundo álbum terminado, con la estrella pop mexicana Natalia Lafourcade y un integrante del dúo internacional Sin Bandera como invitados al disco. Se llama La música es buena (2011), tiene un sonido muy electropop y ella también tiene un nuevo nombre: ahora es Mariel Mariel. Mariel recargada. O multiplicada por dos.

-Tenía claro que no iba a vivir en Chile -dice en retrospectiva-. De hecho ya se me estaba haciendo muy tarde. Tuve siempre ese espíritu muy cosmopolita, no sé si será por mi papá (el músico Pedro Villagra, ex integrante de conjuntos como Inti-Illimani y hoy al frente de su propio grupo, La Pedroband), que vivió en Alemania, se lo viajó todo y me escribía desde cada país, onda "estoy tomando mate con los beduinos en el Sahara", "estoy en Japón en un edificio de vidrio"… Viajé harto antes de irme a México. Yo hacía kung fu y fui a China en 2002, después pasé cuatro meses en Inglaterra en 2004. Ahora, como ya había hecho No me despierten! y traía una carrera y quiero llevarla hasta las últimas consecuencias, nada: yo hago pop latino, y para allá (a México) hay que irse. Para allá se van los músicos.

Estreno mundial en Chile

En estos días Mariel Villagra está de vuelta en su casa materna, en la comuna santiaguina de Ñuñoa, justo frente a la Villa Frei, la misma que sigue dañada por los efectos del terremoto a un año de ocurrido el terremoto del 27 de febrero de 2010. Esa casa es el centro de operaciones desde donde la cantante opera la gira de su disco nuevo en Santiago.

Ya lo ha presentado en un par de conciertos y las próximas fechas (ver detalles en el recuadro) serán en lugares como el Bar Constitución junto al citado DJ Caso, quien hizo una remezcla de su canción "Aconséjame" (2007) para su disco Corte y confección (2010), o la Sala SCD Bellavista, donde tocará con su banda completa, que consiste en Andrés Landon (bajo), también radicado en México, Matías Saavedra (teclados), dos integrantes del grupo Uruz que son Enzo Massardo (guitarra) y Fran V (teclados) y el baterista Cristóbal Tobar. "Así bien regaloneado", sonríe ella. "Puros gustos".

-¿Dos tecladistas, a la antigua?
-Sí. Es la identidad del disco nuevo, está cargado al sinte (sintetizador), la gracia es la atmósfera electrónica. Vamos a hacer el disco casi completo. Es una banda grande, rico y todos tocando porque nos queremos y no nos hemos visto en mucho tiempo.

-¿No va a sonar como el disco, que es más sintético?
-Va a sonar parecido. Lo bueno del disco es que pese a que suena electrónico está hecho pensando en el (show) en vivo. Las melodías son claras y todas son traducibles a cosas bastantes simples, las estructuras de las canciones son sencillas. Esa es la gracia de esta búsqueda de ser versátil.

Una semana después de su arribo a Santiago llegaron los discos de Mariel Mariel: el cargamento de copias de La música es buena. Producido, grabado y fabricado en México, técnicamente el CD vino a ser estrenado mundialmente en Chile, porque estará disponible por primera vez durante estos conciertos. "Este disco existe primero en versión física que online, me gusta. Y lo vine a conocer aquí. En México todavía no está, y rico eso, los tiempos fueron de ese modo".

-Fue una casualidad pero parece pensado como un gesto, venir a estrenarlo a Chile.
-Sí, pero está bonito. Hace un año que no venía, ya estaba bueno ya. Así tiro el anzuelo para volver luego, ojalá a mitad de año, y ahí hacerla un poco más a lo grande.

Cosas bacanes que pasan allá

Hubo un buen tiempo en juego en la realización de La música es buena. La historia se remonta a 2009, cuando la cantante empezó a producirlo en Chile con Andrés Landon, y desde el verano siguiente tomó como productor definitivo a Arturo Turra Medina, músico chileno también radicado en México, baterista del citado dúo Sin Bandera e ingeniero del disco Pedropiedra (2010) que el cantante chileno Pedropiedra fue a hacer a ese país.

Mariel Mariel grabó sus nuevas canciones en marzo de 2010, las voces de los invitados fueron agregadas a mediados de año y en agosto empezó a presentar las canciones en vivo. Lo hizo junto a un desfile de mexicanos y chilenos: la cantante tijuanense Carla Morrison, el tecladista Juan Manuel Torreblanca, la cantante Marian Ruzzi y, para un adelanto final del álbum en febrero pasado, el guitarrista chileno Christopher Manhey (de la disuelta banda rockera Fahrenheit), Torreblanca (teclados), Landon (bajo) y Turra, el productor (batería). Entre todos ellos, Marian Ruzzi es tecladista de Julieta Venegas y Carla Morrison se quedó con Landon como baterista de su banda y ahora tocarán en el festival Vive Latino en México.

-Lindo, lindo. Cosas bacanes que pasan allá. Y Landon también está en una faceta muy entretenida, porque es mucho más que un bajista, de hecho va a sacar un disco ahora -dice Mariel, que a su vez puso a Juan Manuel Torreblanca como otro de los cantantes invitados de La música es buena. Y ahora el mismo Torreblanca acaba de grabar su primer disco junto al bajista de Café Tacuba, Quique Rangel.

-¿Pero tú lo "descubriste" primero?
-Sí, y él me descubrió, ha sido bien mutua esa cosa, ha sido muy mi alma gemela el Juan. Ya estoy muy acostumbrada a este ejercicio de buscar músicos, y no sé si tengo el objetivo de tener mi banda tan aferrada porque eso no es real.

Cambia la mentalidad: estás en México

Por la misma dinámica llegaron los invitados al disco. Leonel García es el integrante mexicano del disuelto dúo Sin Bandera junto al argentino Noel Shajris, y ya había tenido un primer acercamiento chileno con el citado álbum de Pedropiedra en 2009. Ahora llegó a La música es buena por medio de Turra, el productor del disco, tal como Natalia Lafourcade, invitada por el productor a fines de 2009.

-Nos encontramos con ella una noche en que toqué -recuerda Mariel Mariel-. Yo ya le había regalado mi (primer) disco y Turra le pregunta si le gustaría cantar conmigo.

-Buen regalo de Navidad.
-Y la Nati dice "Sí, sí me gustaría". Y yo no sabía dónde meterme, la quería abrazar.

-¿Y dejaste ir tu temperamento latino y la abrazaste, o te contuviste?
-Nooo, yo allá puedo liberar todo lo melosa que quiero ser. En México te dan esa licencia de ser muy cortés y adular y agradecer con nombre y apellido a cada uno. Ese carácter es muy distinto. Al principio yo preguntaba si andar diciendo que hice una canción con Natalia no sonaba como tratando de figurar. Turra me decía: "cambia la mentalidad: estás en México". Al revés. Que los menciones es un reconocimiento hacia ellos y se van a sentir contentos. Es muy bueno el ejercicio de cambiar tu disposición hacia las cosas, y eso significa hacia la vida en general también.

No hay chilenos invitados en el disco. "Yo quería que cantaran chilenos, pero los chilenos no me pescaban…", sonríe la cantante.

-¿Te pescaban los mexicanos y los chilenos no?
-Sí, me siento muy identificada con Gabriela Mistral -se ríe-, reconocida en otras partes primero. Es como ganarse primero el premio Nobel y después el Nacional. Pero fue lindo, estoy re contenta con eso, la manera de recibirme que han tenido todos ha sido increíble. No era mi plan, yo me quería ir para allá y que pasaran cosas, no sabía qué. Era un piquero loco que me tiré desde que empecé a ser cantautora.

Y Mariel va a cantarnos unas rolas: en vivo en el Metro

El viaje definitivo de Mariel Villagra fue entre dos fechas clave de 2010: el 27 de febrero y el 11 de marzo. Días después del terremoto y horas antes del cambio de mando.

-Para el cambio de mando yo dejé este país -sonríe, a propósito de ese 11 de marzo de 2010 telúrico y todo-. ¿El día en que Bachelet se sacó la banda y temblaba como loco? Ya, ese día nos fuimos. Fue bien significativo.

Pero antes hubo tres pruebas. La primera fue en 2007. "Apenas salió No me despierten! me fui dos semanas. Ya quería ir a vivir allá, entonces fui a conocer. Fue una visita muy musical", recuerda. Volvió entre octubre y noviembre de 2008, cuando además hizo su primera actuación, junto a una banda con chilenos como Hans Ávila, ex baterista de Jazzimodo, o Jorge Mérida, bajista de la banda funk Sardónicos, en el mercado conocido como el Tianguis del Chopo.

-Que es como la feria del rock -describe-. Y de las tribus urbanas. Entonces es alucinante, y lo bueno es que es público "musicológico", la gente se te acerca, están atentos a lo que vayas a presentar, vendí discos y todo.

Una siguiente fecha fue en 2008 con motivo de un festival de poesía en el Metro. "Los poetas recitaban (y decían) y después Mariel va a cantarnos unas rolas", recuerda. Volvió en el segundo semestre de 2009, tras el recordado brote de fiebre porcina de ese año, y fue la época en que organizó una serie de fiestas con el cantante pop Pali, también chileno radicado en México, quien en uno de esos eventos lanzó un disco llamado Asqueroso pop en una casa de la colonia Condesa en la capital.

-Se me ocurrió la genial idea de hacer tocatas con fiestas, y se lo propuse a mi amigo Pali, que es muy fiestero y conoce a mucha gente allá. Invitábamos a todo el mundo por Facebook y salieron muy buenas, cabían como doscientas personas en la casa, ya más ondero imposible. En la segunda coincidió con que estaba la Fran Valenzuela de visita, Gonzalo Yáñez que se fue a vivir un par de meses allá, Kudai, la Milla y el Nahuel (Millaray Viera y su hermano el rapero Nahuel Viera), y todos fueron a la fiesta con esta escena chilena y los personajes estos glamorosos mexicanos.

-Cómo no iba a salir un disco así si ése era el ambiente.
-Sí, se fue prendiendo la cosa.

Es mi ídola de toda la vida: Yuri

Así suena La música es buena: melodías electropop para cantar y bailar. A mucha distancia del sonido pop de guitarras y banda de rock del primer disco de la cantante, conocido por canciones como "Enredadera". "Fue el ejercicio de hacer las cosas totalmente distintas al primer disco", distingue. "Cedí toda la producción a Arturo (Medina), muy en mi rol de compositora, me metí poco en su trabajo y me gusta el resultado".

Un ejemplo es la canción "Nos llevamos tan bien", en la que Mariel Mariel canta a dúo con Natalia Lafourcade. "El demo (versión inicial) de esa canción tiene un timbre mucho más agresivo, más rudo, como a Santogold (la cantante estadounidense hoy rebautizada Santigold): cochino. Un ritmo fuerte con una canción dulce. Y Arturo, muy consciente de que quería invitar a Natalia en ese tema, lo sonorizó de acuerdo al carácter de ella. Es el tipo de decisiones de un productor que aprendí a respetar. Desapegada".

-¿Te parece inesperado el sonido del disco?
-Es lo que esperaba. Me sorprende eso sí, me pegué un salto grande, loco, hay mucha evolución. Si hubiera hecho un disco en medio de los dos habría salido como un puente, pero así es más atrevido, me entretiene más. En México una cosa es la industria del pop, de grupos como Sin Bandera, pero el pop alternativo también es muy importante, Natalia Lafourcade, Ximena Sariñana… Julieta Venegas era alternativa y ahora es pop.

-¿Y eso tiene que ver con tus canciones nuevas, hay algo del ambiente que influye?
-Sí, yo creo. En la intensidad de alguna canciones México está súper presente. En la intensidad de la mina que está cantando este disco es muy mexicano. Lo escucho y se nota que no es un disco hecho en Chile. Pero están mis letras: de ahí se agarra la evolución de un disco al otro, en que es la mismas persona. Pasaron unos años y le pasaron más cosas, pero la manera de escribir se mantiene.

-No es tan nuevo lo electrónico para ti tampoco, ¿no? ¿Antes de tu primer disco tuviste un grupo de drum n' bass?
-Sí, siempre quise hacer música electrónica. Cuando se dio la posibilidad de No me despierten! armé una banda, tenía cinco guitarras que nunca toqué en mi vida, me empecé a maravillar con ellas y ahí salió este disco, que es mucho más orgánico, de banda, de guitarras. Ahora soy muy desprejuiciada: me da lo mismo el estilo, el nombre, de donde venga.

-¿Un disco de sonido electrónico tiene un sentido más hedonista también: bailable, alegre, gay? ¿Es más fiestero?
-Sí, es muy gozador este disco. Y el mundo gay tiene mucho que ver. Acá nunca me tocó estar tan cerca del mundo gay, siempre eran los rockeros barbones y los amigos y yo como la Lulú en el Club de Toby toda la vida, muy heterosexual mi ambiente. Y en México la gente es mucho más glamorosa, se arreglan, se pintan, se ponen unos tacos así. En una fiesta puede pasar un tipo con unos tacos de veinte centímetos bailando loco para la pista y a nadie le importa.

-¿Y crees que algo hay de Yuri, o Daniela Romo, en sus versiones más pop también? ¿Tiene que ver eso?
-Sí, la Yuri de "Dame un beso", de "Yo te amo, te amo", siempre me ha gustado. Yuri es mi ídola de toda la vida, de verdad. Y allá está súper presente todo eso. Tu miras México y piensas que están viviendo en el '74. La ciudad está vieja y descuidada, obviamente hay barrios fresísimas (acomodados) porque también está EE.UU. al lado y viven a ese nivel, pero ves a las señoras de los barrios o las tiendas y son muy de los '70, las gráficas, las informaciones, son súper retro, está intacta esa época.

Esa estúpida idea, por ejemplo: recuerdos del '07

"Quiero que puedas distinguir / dónde está el riesgo, dónde la insensatez", "Oigo palabras que al sufrir / buscan pretextos", "No vale abandonar, salir corriendo", "Mientras sigamos escapándonos del tiempo / saltando precipicios y cayendo" y otras declaraciones similares unas tras otras se escuchan encima de la base electropop más adictiva de La música es buena. La canción se llama "Experimento" y es casi un manifiesto a tono con el salto personal / internacional de Mariel Mariel.

-¿Es casi vertiginoso volver con este disco en una envoltura tan distinta?
-Sí, un poco, pero me gusta la idea. Nada más vertiginoso que haberme ido hace dos años a México sin conocer a nadie. Se justifica por eso. Se entiende que me fui a otra parte y me pasaron diez mil cosas nuevas.

-¿Sientes distancia del primer disco, lo encuentras medio ajeno?
-No. Siento que ese disco fue más fundamental… ista. Y que éste lo estoy disfrutando más. Al hacer un primer disco como solista tuve que aprender un montón de cosas que no sabía que iban a venir. Era grande, tenía 25 años años, pero nadie me preparó para eso.

-¿En qué sentido fundamentalista?
-En que me lo tomaba muy a pecho y me lo sufría.

-¿Recuerdas el lanzamiento, por ejemplo? Fue en el club La Feria, ¿no?
-Esa idea estúpida, por ejemplo -se ríe-. Esa idea de hacer un lanzamiento en el día más frío del año. Y al mismo tiempo bacán Chile, pero yo quería hacer algo más, quería hacer pop, eran una ansias de ser más latina, de pasarlo mejor en el fondo, y me fui a buscar eso allá y lo estoy encontrando.

-¿Tampoco te sentías cómoda en Chile musicalmente?
-Sí, no sé si tuve mala suerte o si es más fría la cosa acá, pero eso mezclado con los largos inviernos de esta ciudad que me matan… y llego allá y a Natalia (Lafourcade) le dicen "oye, ¿quieres cantar con ella?" y responde que sí al momento… no vuelvo a vivir en Chile en mucho rato.

-No tuviste que desapegarte de Chile entonces.
-No, ese lado lo tenía súper aceptado. Ahora, yo soy muy chilena, po. Mi apellidos, mi crianza son absolutamente chilenos, clase media, romántica, bonita, de pueblo también, tengo mis raíces en el sur (en la ciudad de Contulmo, donde nació su padre)… soy súper chilena. Lo extraño cabrón.

-Suena bien así. Es como cuando se supone que Lucho Gatica "Yo sigo siendo un chilenotote".
-O a Palmenia Pizarro, que un día le preguntaron "Oye, ¿qué significa güey?"… "Güey, po, qué más", dijo -se ríe.

-Pero esa frase resume todo. "Lo extraño cabrón" significa que extrañas Chile pero obvio que estás en otro lado.
-Sipo. Estoy allá y lo paso bacán.

Es mi material: soy aperradísima

-¿Fue una buena decisión partir incluso sin saber a lo que ibas?
-Sí, fue muy como instinto sabio. Claro, tuve que conocer el DF, que es todo un mundo. El Metro por ejemplo es un lugar bizarro, y después conocí a gente súper fresa que no entendía cómo yo andaba en Metro. Pero pierdes el miedo. Es una de las ciudades más peligrosas del mundo, la guerra al narco está ahí vivísima, las conversaciones de la gente son "oye, supiste del atentado en Acapulco, que mataron a la hija de no sé quién" y todo es muerte, muerte, muerte, desde la Fiesta de Muertos hasta las matanzas horribles, para bien y para mal. Es una cosa muy cercana. Yo creo que también tiene que ver eso con gozar y valorar la vida al máximo, que es lo que se representa en este disco.

-¿No atemoriza eso, que parece mitología y al final no lo es?
-Sí, pero también tiene que ver con el atrevimiento de querer ser músico y que te alcance para el mes o para la semana. Es atrevimiento generalizado -sonríe-. A todo nivel.

-Puede ser doméstico, pero ¿cómo es irse de un país donde por último conoces a la gente, conoces la forma de ser de las personas, a un lugar del que no sabes nada?
-Es que por eso creo que "Experimento" es una buena canción, porque representa eso. Esa canción le habla un poco a mis amigos de acá, "atrévete". Todos sufren que aquí no se puede tocar. Entonces anda: yo estoy allá, anda a verme a mi casa, quédate, yo te recibo. No pongamos excusas. Atrevámonos a hacer las cosas si de verdad queremos, porque hay un lugar donde se pueden cumplir las cosas que quieres.

-¿Pero tú ibas con esa fe, o ibas a probar si funcionaba?
-No, yo iba totalmente convencida. Llegué allá a aprender a vivir allá. Me di cuenta en lo práctico, por una cosa de oficio, porque cuando tocaba en el Metro vendía discos a la gente que iba pasando. Me veía con plata y pensaba que si cantaba en el Metro todas las semanas y ganaba eso, entonces si voy a hacer discos y una carrera voy a vivir mucho más tranquila y feliz y no me voy a andar quejando. Yo busco no andarme quejando en la vida.

-Pero por otra parte uno podría pensar que, al revés: cantar en el Metro más que promisorio es terriblemente aperrado.
-Es que igual lo es. Pero es mi material, soy aperradísima. Pude visualizar que venía un futuro mejor en base a eso.

-¿No pensaste que a lo mejor podían pasar años de cantar en el Metro antes de que pasara algo?
-Noo, estás loco. Si yo llevaba un disco.

-Pero México es un país gigante.
-Ya sé, pero nada po, me la creo.

-Sí, qué mal uno, tirando para abajo al artista.
-No, bacán que me desafíes con las preguntas. Pero es que un disco pesa mucho allá.

-¿Pesa un disco chileno, del 2007, de un sello que no es transnacional…?
-No sé si les importa todo eso: les importa que es un disco de Mariel, la chilena, que está aquí cantando, o de sus letras que me están diciendo algo muy bonito. Como que mi lema en el disco No me despierten! era "me importa el mensaje de las letras", y allá pude ver que la gente me decía "oye, esa canción de la enredadera, yo quiero lograr mis sueños y esa canción habla de eso". Así son los mexicanos, son súper emotivos.

-¿Es más fácil hacerlo en México que en Chile entonces?
-Sipo. Yo creo que si eres profesional, es más fácil allá. Porque hay mucho más respeto.]

Multifamiliar chileno-mexicana

-¿Todo esto te permite ver Chile desde fuera? ¿Cómo se ve?
-Es muy frío. O sea, para mí fue frío.

-¿Y no sólo son grados celcius?
-No, somos más fríos los chilenos. Los mexicanos son más tropicales y pachangueros y se ponen colores dorados. Nosotros somos más cool, más europeos, más no sé qué. Y a mí al poco rato eso me aburrió, no me servía, yo quería ser un poco más espontánea.

-Demográficamente así como tú debe haber cientos de otros cantantes, pero también hay millones más de habitantes.
-Sí, ésa es la razón. Todavía estoy en la transición de sonar en la radio, pero claramente allá se venden muchos más discos que acá. El uno por ciento de los mexicanos son ¿cuántos millones más que en Chile?... Es más rentable. ¿Por qué creen que Koko Stambuk se fue a vivir a México?

-A propósito de eso, ¿hay una colonia de músicos chilenos allá, alguna comunidad?
-Sí, como que tenemos nuestro ghetto ahí de la población -sonríe, en alusión al barrio donde vive, un edificio conocido como la Multifamiliar Juárez, en la colonia Roma de la capital-. Es como la Villa Frei, fijaté, que aquí la tenemos, pero es un barrio artístico, cultural, que se cree New York.

Mariel Mariel comparte las instalaciones de la Multifamiliar Juárez con colegas ya citados como el cantante Pali, el bajista Andrés Landon y el guitarrista Christopher Manhey, que ahora toca en Lillyput (el nuevo grupo de un ex integrante de Kudai, Pablo Holman) junto a Pancho Salas, ex baterista de la banda punk pop chilena Tronic. También están en el circuito otros chilenos como Koko Stambuk, Los Bunkers y visitantes ocasionales como Manuel García, el cantante Tomás González y Juan Ayala, el cabecilla de la banda de ritmos latinos Juana Fe, con quien armaron un grupo durante un mes y medio.

-Les caen a nuestra casa todo el rato -dice la dueña de casa con un modismo mexicano y uno chileno pegados en la misma frase-. De hecho tenemos con Juan (Ayala) una banda que se llama La Multifamiliar, que nació de esta experiencia bonita y con la que esperamos grabar los temas de él y colaboraciones entre varios.

-¿Has visto qué ha estado pasando en la música en Chile también, cómo encuentras que cae tu disco acá?
-A veces me ilusiona pensar que la cosa esté acá un poco más cálida y espontánea como lo que me está pasando allá en este momento. Ojalá, porque hace tres años para mí no estaba así. Así somos, tímidos. Y somos buena onda, entonces merecemos pasarlo mejor.

-Mariel Mariel es tu nombre ahora. ¿Es otra influencia mexicana, como José José?
-Sí, es que mi MySpace y mi Facebook se llaman así y la gente me empezó a decir "Ay, ¿tú eres Mariel Mariel?" -ahora sí imita una voz mexicana-. Y me gustó. En Internet es más efectivo llamarse doble, porque en Google apareces a la primera. Y también tiene que ver con aumentarse y con ir para allá. Ahora soy chilena y tengo identidad mexicana también.

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