La agrupación promete una verdadera fiesta afroperuana, con la misma fórmula de percusionistas, banda y dj con que se han presentado en todo el mundo.
MacondoSANTIAGO.- A principios de los 2000, la última fórmula de vanguardia que se tomó los bares, discotecas y pasarelas del mundo se llamó tango electrónico. Una mixtura que era exactamente lo que su nombre sugería, y que grupos como Gotan Project y Bajofondo expandieron por todas partes.
Al hablar de los peruanos Novalima, la referencia a conjuntos como ésos surge de inmediato. No porque vuelvan a abordar el tango, sino porque también recogen la música tradicional de su país, para releerla en nuevas claves que también incluyen a la electrónica.
Pero Rafael Morales, uno de los fundadores de la agrupación, aclara que entre ambos hay una diferencia fundamental. "El tango electrónico consiste básicamente en interpretar el tango con instrumentos electrónicos, mientras que nosotros podemos tocar funk o soul con cajones o instrumentos peruanos, y complementados por un dj. No es lo mismo que agarrar una canción tradicional y ponerle ritmo de house", explica.
Con esa fórmula, entonces, es que aterrizarán este viernes en Santiago, para presentarse por primera vez en Chile en medio de una fiesta afroperuana, concepto que define lo que está en el corazón de su propuesta.
"Tenemos las bases afroperuanas, los sonidos, como el cajón, cajita, que son de la música tradicional. Y sobre eso ponemos muchas influencias: Afrobeat, funk, soul, hip hop, house, drum n'bass. Tenemos una pizca de todo eso", cuenta Morales.
Todo parte entonces desde uno de los géneros musicales más antiguos del Perú. "Esto viene de los esclavos negros que llegaron hace 500 años y trajeron su cultura desde África. Mantuvieron sus raíces a espaldas de los españoles, sus ritos ancestrales, que tenían muchas percusiones, y como se les prohibía tener instrumentos, adaptaron herramientas del día a día. El cajón era un recipiente para cosechar algodón, la quijada venía del esqueleto de un burro muerto, y la cajita era lo que se usaba para recoger la limosna en la iglesia", relata el músico.
Su lectura para esos sonidos es lo que les ha permitido llevar su música alrededor del mundo, hasta aterrizar este viernes en la ex Oz. Para entonces, esperan una nueva fusión, pero ahora en el público, entre chilenos y peruanos. "¡Espero que se enteren, porque seguro que van todos!", dice Morales sobre sus compatriotas residentes.
Las entradas para el concierto (con fiesta posterior) se venden a través de Ticketmaster por $12.000 más cargos, que subirán a $15.000 el día del evento.