El diminutivo del frío se llama su nuevo disco y el femenino y el masculino se intercambian en algunos de sus versos. El cantante y compositor chileno Javier Barría experimenta con letras y se consolida con canciones en un paso más de su prolífica discografía, y aquí explica además cómo hacer un lindo regalo de matrimonio sin pasar por la lista de novios de ni una multitienda.
El uruguayo Jorge Drexler, que no sólo es un cantante internacional reconocido sino además un músico inquieto, lo ha mencionado entre sus favoritos chilenos. Razón de más, si es que no basta la música, para prestar atención al cantante Javier Barría, un hombre que ha sumado al circuito al cada vez más amplio de solistas locales su carácter como autor de canciones y una discografía prolífica de quince títulos en diez años.
Es ese décimoquinto disco el que presentará en el Teatro del Puente de la capital este sábado 12 de marzo (ver recuadro). Se llama El diminutivo del frío (2010), lo publicó en noviembre pasado, descargable desde Internet y gratis, y ahora Barría hace una invitación tácita para el concierto. "Ya que estamos en esta época en que los discos no tienen esa valoración monetaria de antes, ir a verlo en vivo es una manera de retribución por la descarga gratuita, si es que te gustó y lo apreciaste", dice.
Por lo demás habrá también una versión de El diminutivo del frío en CD a la venta para el concierto. Pero no es la primera vez que lo toca en vivo. Barría hizo un estreno de estas canciones el 16 de diciembre último en el Teatro Romano de Concepción. Ya había estado en la misma región para actuar en la Cumbre del Folk celebrada el 12 de junio en el gimnasio La Tortuga en Talcahuano. Y antes también estuvo: viajero como es por su oficio de cantante, estaba en Concepción la noche telúrica del 27 de febrero de 2010.
-¿Por eso diste la prioridad a Concepción para mostrar estas canciones? -Lo tenía hace tiempo planeado. A Conce no fui mucho el año pasado, por razones obvias, el terremoto afectó un montón la actividad por lo menos en los primeros meses. Y no había tenido la oportunidad de hacer un concierto grande allá, en un teatro. Era la ciudad indicada, me debía eso, un concierto bien hecho en Conce, cosa que sí he hecho en Valparaíso y en Santiago.
Barría ya tiene previstas las próximas fechas de este show de presentación de El diminutivo del frío. El jueves 17 de marzo va a tocar en La Piedra Feliz, en Valparaíso, y el 16 de abril lo hará en la sala La Fusa, en Antofagasta. En todo ellos, tal como en Santiago, mostrará además una selección de canciones de sus discos previos, los más recientes de los cuales son Ciudadano B (2007), el EP Abandonos (2008) e Introducción a la geometría (2009). "Aparte son señales de que no todo tiene que estar pasando en Santiago", agrega. "De que ojalá salgamos más, como un montón de gente lo está haciendo ahora".
El plural de grabar solo
Una toma en Buenos Aires hecha durante una gira por esa ciudad y las voces registradas a orillas del Calafquén en región de Los Lagos son parte de las coordenadas en que fue grabado el disco, con el equipamiento básico de un computador portátil.
-Éste fue el estreno de mi estudio móvil, que bauticé Yendo de la Cama al Suelo -presenta el cantante, en cita al título del LP Yendo de la cama al living (1982), de Charly García-, por el asunto del notebook y la portabilidad. Es un anhelo antiguo que yo tenía, la portabilidad del estudio, poder ir lejos de la ciudad. Éste es el primer disco completamente hecho ahí.
-¿Por qué elegiste ir a Calafquén? -Las voces me retiré a grabarlas durante dos días encerrado en una cabaña, sin Internet, sin teléfono. Quería hacerlo en un mismo lugar, con concentración, porque vivo en el centro (de Santiago) y no es el mejor lugar para grabar, hay harta bulla. Aparte tenía toda una mística esto de viajar lejos, y había nieve, acorde con el título. Conservé casi todas las tomas de ese viaje porque había algo en la acústica de la cabaña, de madera, con hartas cortinas. Fue a la manera de Bon Iver, que grabó en las montañas -dice, a propósito del cantante estadounidense Justin Vernon, que grabó su primer disco, For Emma, forever ago (2008) en una cabaña en Wisconsin.
-¿Es una forma de emanciparse del estudio de grabación también? -Es súper común ahora. Antes daba mala espina (grabar fuera de un estudio), era precario, poco profesional. Ahora un montón de gente graba en distintas partes, en casas en la playa, en baños… Paul McCartney grabó en un baño unas tomas de su primer disco (McCartney, 1970), el de "Maybe I'm amazed", que está hecho en una casa de campo.
El disco fue grabado por Barría solo, pero lo presenta en vivo con un grupo. "A la manera de los músicos de R&B como Erykah Badu, que hacen los discos con secuencias y máquinas pero en vivo suena una cosa orgánica", compara. Ese grupo es un trío completado por Guillermo Eisner (teclados) y Mauro López (guitarras), con quienes toca desde el invierno de 2010 e intercambia instrumentos como bajos y guitarras según las canciones. "Es una banda intercambiable pero diminuta".
-¿De dónde sale el sonido que buscabas en este disco? -Quería tener ese sonido sintético, ese carácter más maquinístico, más frío, casi ochentero en algunas canciones -explica, a propósito de discos que pone por ejemplo como Security (1982), de Peter Gabriel, que contiene hits como "Shock the monkey", o Clics modernos (1983) de Charly García-. Pero tiene algunas intromisiones también de instrumentos que no corresponden a esa etapa, con unos mellotrones medio King Crimson (se refiere a teclados de la época de esa banda de rock progresiva inglesa de los '70, que suenan en la canción "Peces en el asfalto") o ese piano medio Lennon en "Historia de terror". Traté de combinar épocas, de hacer una mezcla medio atemporal más que ese sonido ochentero tal cual, con los mismos sintetizadores.
-De todos modos hay sonidos reconocibles, como esos aplausos sintéticos, los mismos de "No me dejan salir" o "No soy un extraño", de Charly García. -Una particularidad de los sonidos que usé es que la mayoría son softwares gratuitos, de gente que hace sintetizadores virtuales, computines que se dedican a simular teclados o pianos, y por lo mismo me hacía mucho sentido con entregar el resultado final gratis. Utilicé cosas hechas por gente que las regala y lo devuelvo gratis. Es consecuente con eso.
El diminutivo de país
Javier Barría recuerda que no dejó de tocar durante todo 2010 en paralelo a la grabación del disco, incluso con incursiones internacionales como una visita a Uruguay en mayo junto a su colega argentino Marcelo Ezquiaga y dos regresos a Argentina, el último de ellos en octubre.
-Este disco fue hecho precisamente entre medio de montones de viajes, al sur, al norte, dos viajes a Argentina… fue hecho donde se podía. Algo que no tuve fue calma para dedicarme sólo al disco. Es que es mi trabajo, no puedo dejar de tocar; si no toco no tengo plata -dice con naturalidad-, no puedo parar la olla. Espero más adelante tomarme un par de meses para hacer un disco.
En uno de esos viajes surgió otra de las canciones, titulada "Paisito". "En mayo fui a tocar a Uruguay y escribí esa letra cruzando el río en barco. Aparte a Uruguay le dicen 'paisito' los uruguayos, es la forma cariñosa que tienen de llamarlo, como acá decimos 'Chilito'. Me impregné de la onda del lugar y ahí la terminé. La canción es súper sencilla y oreja y me encanta por eso, es una isla en medio de mis temas".
-¿No podría ser una veta de más canciones sencillas? -No, porque creo que tiene que ser un golpe de suerte, del momento. Estoy a la espera de que aparezca esa próxima melodía sencilla, no la estoy buscando. La mayoría del disco fue hecha espontáneamente. Después viene un proceso de oficina de elaborar las canciones, pero el inicio fue todo tarareado. Por ejemplo "Historia de terror" apareció justo antes del almuerzo, con la letra y todo. Agarré la guitarra y la grabé en el pendrive.
-¿Esa canción ha tenido más llegada, es como una especie de single? -Sí, de hecho la mandé a Radio Uno y siempre la pensé como el tema más difundible del disco, por lo familiar que puede sonar con los anteriores, como una continuidad. Esa canción está inspirada en el terremoto, de hecho, por lo mismo es "Historia de terror". El disco en general tiene una ola pesimista, que creo que vino de que yo pasé en el terremoto en Concepción, presencié lo más heavy y fue súper marcador. La canción surgió al llegar a Santiago, por una cosa muy sencilla, llegué a mi casa y estaban todos mis discos en el piso, obviamente una ingenuidad al lado del desastre que le quedó a mucha gente. Pero fue un punto de partida para imaginar esta historia de sobrevivencia, de un mundo que sigue en pie, de una pareja que se va a casar ese día. Además justo un amigo se casaba al mes siguiente, así que ése fue mi regalo de matrimonio.
-Por eso está dedicada en los créditos del disco . -Claro. De hecho no compré nada en (la multitienda) Falabella, les mandé la canción -sonríe-. Y se rieron por el título, que también tiene una cosa medio irónica o ácida. Yo tenía abierta la posibilidad de que "casar" (en el verso inicial "Nos vamos a casar") fuera con zeta también, que lo hace aun más abstracto.
El femenino de estómago
Dos invitados tiene el cantante en su disco nuevo. Una se llama Fabiola Miño y es su novia, que hace coros en la canción "El pájaro y el nido". "Le pedí a ella que cantara. A lo Cerati. Me acordé de 'Te llevo para que me lleves'", dice Barría, a propósito de la canción del disco Amor amarillo (1993) que Cerati grabó junto a Cecilia Amenábar, con quien estaba casado entonces. Y hay alguien más en los créditos, también de apellido Barría, que toca el violonchelo.
-Ése es mi padre, Patricio Barría. Era una cosa pendiente que tenía, que mi padre tocara. Él es chelista, toca en la orquesta de Cámara de Chile, y la canción lo ameritaba. Su código de músico docto es otro, pero disfruta igual esta música.
Y si hay un juego de palabras propuesto en el título El diminutivo del frío, hay más al interior del disco. La primera canción se llama "Estómaga", por ejemplo, y se trata de eso: palabras que pertenecen al género masculino son feminizadas aquí por Javier Barría.
-Me pregunté por qué el estómago o el pulmón son masculinos -recuerda-. Es una inspiración del portugués, donde alguna palabras tienen géneros distintos al español. "Sangre" es masculino, "puente" es femenino, "sal" es masculino… Caetano Veloso juega mucho con el idioma, hace juegos de palabras, inventa otras, es un uso del portugués que no tienen otros músicos brasileños. Él fue la gran inspiración para probar una letra extraña. Es la letra más extraña del disco.
-A propósito de eso, ¿cuál es el diminutivo del frío? -No sé si es friíto o friecito. Pero ambas son muy ridículas. Es algo que no existe. Siempre lo pensé como título de algo. Antes de que existiera el disco existía el título.
-Otro título bueno es el de la canción "Estamos Unidos de América". -Sí, siempre lo tuve pensado, partió así. Es muy antiguo, lo vi en mi apuntes y lo tenía desde hace tiempo.
-¿O sea que ahora mismo a lo mejor ya tienes títulos para cosas que todavía no existen? -Por supuesto, trabajo mucho así, como un publicista. Pero no los puedo revelar.