Banda adulta, con varios instrumentos a la vista, articulada en sus versos y con eterna venia crítica, The Decemberists es el tipo de agrupación estadounidense que siempre será necesaria, más allá de si los vientos de la moda soplen o no a su favor. En estos momentos, están de suerte: su folk-rock eficaz (bien cantado, bien interpretado) le cae en gracia a toda la nueva generación de jovencitos que ha encontrado en la raíz campesina un refugio de garantía para la supervivencia de la canción inteligente, ésa que a la vez se tararea y se escucha con atención. Las guitarras rasgueadas con energía, las líneas de violín, armónica y acordeón no dejan dudas sobre las fuentes a las que tributan estas composiciones: esa mezcla de rock y folk sureño que ya antes ha trabajado gente como Neil Young y, sobre todo, R.E.M (por favor escuchen "Calamity song" y digan si no se imaginan a Michael Stipe bailando). De hecho, el guitarrista de esta última banda, Peter Buck, se aparece aquí en tres canciones, incluyendo el pegajoso single "Down by the water".
Decemberists, quinteto de Portland, afirma así un disco apegado a su raíz y cultura, luego de años de investigación en torno al folk británico, y la mezcla de campo y sicodelia. Lo hace con seguridad y prestancia, y logra incluso presentar con contagiosa frescura composiciones levantadas sobre elementos e idea que no tienen nada nuevo. Es un disco jovial construido con herramientas viejas, que compensa su falta de magia con un sonido enarbolado con madurez y convicción.
—Marisol García