The Ganjas en pleno junto al productor Jack Endino.
Aldo BenincasaCon cronómetro en mano. Así se está preparando The Ganjas para su presentación en Lollapalooza. El grupo nacional tiene que estrujar los 30 minutos que tienen el domingo 3. Además, sus canciones no son particularmente cortas y tienen nuevo material, un disco que grabaron en febrero junto a una leyenda de la producción: Jack Endino, quien trabajó con bandas que definieron el grunge, como Nirvana, Soundgarden y Mudhoney.
"Para nosotros, media hora son cuatro canciones, pero lo importante es tocar bien y que suene así", cuenta Aldo Benincasa, el baterista del grupo, que también integran Rafael Astaburuaga (voz y bajo), Samuel Maquieira y Pablo Giadach (voces y guitarras). "Tenemos muchos discos, además de lo nuevo. Así que yo creo que vamos a tocar un par de canciones de ahí e intentaremos hacer unas tres más antiguas, las más conocidas".
Los chilenos que tocan en Lollapalooza compiten por un cupo en la versión estadounidense, pero Benincasa asegura que The Ganjas saldrá al escenario del mismo modo en que lo hacen en clubes grandes y chicos, ya sea dentro o fuera del país. "Además, capaz que no haya nadie ahí a la hora que toquemos... así que expectativas no me hago ni una. Llevamos tanto tiempo en esto y jamás nos hemos ganado ni un fondo de nada... Entonces, ¿pensar que un externo nos va a ayudar en algo? hace rato que ya no...", dice escéptico.
De todos modos admite lo increíble que sería para ellos ser uno de los invitados a Chicago. "Felices iríamos... y creo que lo haríamos bien. Hemos salido mucho a tocar afuera y andamos a la par, pero no depende de nosotros. Hay bandas que podrían hacerlo, como Dënver en el pop, Francisca Valenzuela también -pero allá ya hay cantantes así-, Ana Tijoux va bastante para allá y le iría bien", proyecta el baterista.
Mejor imposible
Benincasa cuenta que no se han ganado fondos concursables, pero no es porque no hayan hecho esfuerzos por lograrlo. "Para el disco con Jack Endino nos presentamos al Fondo de la Música, pero nos dijeron que había proyectos que tenían más relevancia que el nuestro. No me voy a poner a chaquetear, pero yo revisé la lista de quienes ganaron y
nosotros teníamos mucho más curriculum que algunos", asegura y aprovecha de desmitificar la impresión que existe de The Ganjas.
"Hay tanta gente que piensa que somos cuicos, mantenidos casi, pero nosotros nos pagamos todo. Tocamos todo el año, trabajamos un montón para juntar plata y, por ejemplo, yo tengo familia. Estuvimos a punto de no grabar con Jack Endino, porque no teníamos la plata para pagarle. Al final, (la marca de whisky) Jack Daniels nos ofreció lo que nos faltaba y no pidieron nada a cambio", dice y bromea que tras esa ayuda hasta habría puesto la botella en la portada.
Pero una cosa era tener el dinero para costear los gastos en la mano y otra muy diferente que el trabajo con Endino resultara a la perfección. "Es alguien a quien no conoces, a pesar del contacto vía e-mail. Yo fui el que más habló con él y él siempre puso todo de su parte para que pudiéramos hacerlo, porque le gustó lo que escuchó...
él no trabaja en todo lo que le ofrecen, sólo en algunas cosas".
Además, Endino tuvo que hacer concesiones. "Accedió a venir a Chile y también a cobrar un precio que pudiéramos pagar, porque es un tipo a nivel mundial y son otros los costos. Incluso ofreció quedarse en la casa de uno de nosotros para que no gastáramos en hotel".
La duda de cómo podría resultar el trabajo conjunto terminó una vez que se encontraron en el aeropuerto y empezaron a conversar. En el estudio todo salió más que bien: "Empezó a fluir todo y nos hizo sentir muy cómodos. Él sabía sacar lo mejor de cada uno, pero de una manera súper sutil. Conectamos muy bien, escuchábamos las mismas cosas y era muy parecida la manera que tenía de ver las cosas, era como si nos hubiésemos conocido de siempre y fuera uno de nosotros".
"Lo único diferente" -cuenta Benincasa-, "es que cuando estábamos en el estudio él le escribía correos a Soundgarden y Alice in Chains, contándole en lo que estaba. Ellos mandaban saludos y nos decían 'Fuerza'". Y los buenos deseos parecen haber funcionado a pesar de las escasas dos semanas que tenían para grabar.
"La grabación salió muy rápido y él estaba muy feliz con el resultado, tenía más ganas de nosotros. Nosotros no estábamos acostumbrados a grabar tan rápido y estábamos temerosos de que si algo no salía bien, no teníamos mucho tiempo para arreglarlo. Incluso estábamos dispuestos a que esto siguiera en otro momento y el disco no saliera
inmediatamente. Pero fue todo lo contrario, imposible mejor. Y se llevó el disco, dijo que lo iba a masterizar en Seattle, en el estudio de un amigo, no lo quería soltar", remata.