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Kanye West cierra el primer Lollapalooza chileno con una fiesta para 35 mil personas

El rapero cerró la histórica edición nacional del evento paseándose por sus éxitos, mientras en la Arena Movistar el holandés Armin Van Buuren ponía a bailar a once mil asistentes.

03 de Abril de 2011 | 22:54 | Emol
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El Mercurio

SANTIAGO.- Fue un hito, y como tal debía tener un cierre a su altura. Pero no tenía que ser una simple fiesta, para terminar con una multitud convocada y el ánimo arriba. Para que el final fuera adecuado y completo, la fiesta además debía dar cuenta de qué es lo que estaba concluyendo: En este caso, un festival musical de proporciones, con origen y marca norteamericana.

Por eso lo de Kanye West en el final de Lollapalooza tuvo una pertinencia precisa: El rapero no sólo es una de las mayores estrellas pop de la actualidad; además carga sobre sí con la marca de una generación de artistas que se expande de Estados Unidos al mundo, y que de su mano recaló hoy por primera vez en Chile.

¿Hubo tardanza? A juzgar por la multitud que se compenetró con el show de West, sí, pero si alguna deuda había ésta quedó más que saldada. Porque el rapero se paseó por éxitos que sembró en cinco discos a la fecha, en los que imprimió canciones que a Chile llegaron sobre todo a través de la televisión extranjera e internet.

Con ellas logró encender a unas 35 mil personas que desde las 21:00 horas estaban diseminadas por distintos sectores de la elipse del Parque O'Higgins, y pese a las iniciales fallas en el sonido, que tenían a la voz del rapero excesivamente sobrexpuesta en relación con las pistas.

West se orientó sobre todo a los temas de su aplaudido último disco, My beautiful dark twisted fantasy (2010), entre ellos "Gorgeous", "Monster", "All of the lights" y "Hell of a life", en los que demostró que su reconocida habilidad en el rapeo no se replica en el canto, terreno en el que -pese a la ayuda del vocoder- es un intérprete apenas regular.

Esas canciones y otras más antiguas como "Flashing lights" (de su disco Graduation) y "Stronger" fueron reflejo también del hip hop de avanzada en que West está embarcado, con la exploración y el carácter puestas como normas tan determinantes como el ritmo, aunque sin perder el influjo pop.

Mientras, en la Arena Movistar se armaba otra fiesta, pero de la mano de las más encendidas y discotequeras vertientes de la electrónica. El responsable fue Armin Van Buuren, DJ holandés que reunió a cerca de 11 mil personas en ese recinto. En La Cúpula, en tanto, Cold War Kids dio el cierre definitivo al más problemático ambiente del festival, pero en el que también la calidad musical dejó su sello.

De ese modo culmina la primera edición nacional de Lollapalooza, y el saldo no puede ser más que positivo: Cerca de 60 artistas desfilaron por los distintos sectores del Parque o'Higgins en dos días inolvidables para los que aquí estuvieron, y en que los ojos del mundo musical, aunque a algunos les cueste creerlo, estuvieron puestos en Chile.

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