BUENOS AIRES.- "Una vez que te vas del país, todos quedan dañados", afirma, contundente, el escritor y cineasta chileno Alberto Fuguet. Y es a partir de este convencimiento que rodó "Música campesina", estrenada hoy en el
Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI) en la competencia Cine del Futuro, y en la que reflexiona sobre lo ajeno, la idea de patria y la distancia.
"Música campesina" (una intencional mala traducción del término "country music", que según Fuguet debería traducirse como "folclore") cuenta la historia de Alejandro Tazo, un chileno de treinta y pocos que llega a Estados Unidos siguiendo a una novia que lo deja poco tiempo después de su arribo.
Humillado y demasiado avergonzado como para volver a Chile, Alejandro (Pablo Cerda, protagonista del anterior film de Fuguet, "Velódromo") escapa a Nashville, cuna de la música country, donde solo, con poco dinero, sin amigos y con un escaso dominio del idioma, intentará conectar con la gente que lo rodea.
"Una cosa que aprendí es que tu país es casi lo menos importante de tu personalidad. En el fondo tu patria son tus amigos del colegio, tu origen social, tus padres... por eso es que muchas veces cuando vives afuera, lo que menos quieres es encontrarte con gente de tu país", afirmó el autor de novelas como "Tinta roja" y "Missing", en entrevista con dpa.
"Yo creo que una persona que emigra va a quedar dañada para siempre. Con la inmigración no se juega", dijo Fuguet, quien vivió con sus padres en Estados Unidos hasta los 13 años y contó en más de una entrevista lo difícil que le resultó la llegada a Chile en plena adolescencia, sin hablar muy bien el español. "La sensación de extrañeza termina siendo muy superior a la excitación o la aventura. En la tinta del pasaporte hay algo que te altera para siempre".
Y es eso lo que le pasa a Alejandro, el protagonista de "Música campesina", que en las largas horas muertas que pasa encerrado en su motel de Nashville mirando la TV y tomando whisky, o en un bar contándole sus penas amorosas en español a una camarera que no le entiende una palabra, siente que no pertenece, que hay algo que se le escapa, que el esfuerzo es demasiado ("estoy cansado de pensar y hablar en inglés", repite una y otra vez).
"No quería contar la típica historia del inmigrante mexicano que llega a Estados Unidos y la tiene que luchar, me parece que ya está muy visto", apuntó el director. "Me interesaba más algo que apenas se toca en el tema de la inmigración. Allá quizás comes un poco mejor, o si no eres pobre, tienes más acceso a ciertas cosas que en tu país de origen. Pero sea cual sea tu situación, tienes la rareza de ser apátrida, y eso les pasa a todos, hasta a los más top".
Fuguet terminó rodando en Estados Unidos un poco por casualidad. Había sido invitado a dar unas charlas en la Universidad de Vanderbilt, en Nashville, y fue ahí donde surgió el proyecto.
"Quizá no hubiera aceptado hacerlo con una ciudad más famosa, pero a Nashville se la filmó poco, hay muy pocas películas, como la de Robert Altman. En cambio Nueva York, Los Angeles, Miami o Chicago, me iban a dar menos permisos. Incluso me parece que los pueblitos perdidos sin nombre de Estados Unidos también ya están muy vistos en cine", explicó.
Cinéfilo empedernido, Fuguet contó que no sabía mucho de música country antes de empezar a rodar el film. Su cercanía con el "country" estaba dada apenas por el conocimiento de algunos temas de Kenny Rogers y Johnny Cash y por algunas películas de Burt Reynolds o de Clint Eastwood como "Honkytonk Man". Sin embargo, no fueron obstáculos insalvables.
"La patria de uno es también un poco Estados Unidos, porque es la patria del cine", apuntó el creador del término "McOndo" con el que se describió la corriente literaria latinoamericana que integraron él y otros escritores en los años 90 en oposición al realismo mágico.
"De todas formas creo que es una película muy latina, no es una película sobre Estados Unidos ni es fetichista con Estados Unidos", explicó Fuguet. "No queda como la tierra prometida, pero tampoco todos los gringos son malos. Quise hacer una película sobre la inmigración, pero con humor".