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Prendida con México

Esta cantante chilena está desde marzo en la capital mexicana para actuar en vivo y presentar allá su más reciente disco, grabado entre Chile y México por lo demás. "Me paré sola con la guitarra a tocar en algunos bares, como todos lo estaban haciendo. Es un desafío de aperrar", dice.

08 de Abril de 2011 | 22:21 |

Vivió en México en 2008, volvió al verano siguiente a Chile para grabar un disco llamado Encerio, lo lanzó en septiembre de 2010 y desde entonces ya planeaba hacer el viaje de vuelta a la capital mexicana. Así lo avisaba la cantante Daniela Aleuy en Santiago en diciembre pasado.


-Mi idea es irme a presentar este disco a México. Después de vivir allí me gustó harto y es más fácil trabajar, hay muchas puertas abiertas par ir a tocar tu música, cosa que aquí cuesta más, porque hay más bandas y pocos lugares donde hacerlo.


Cuatro meses más tarde allá es acá para esta cantante chilena, ahora que en efecto tomó un avión para ir de nuevo a Ciudad de México. Con un show el 22 de marzo en el bar El Bataclán inició una ronda que ha continuado junto al también chileno Pedropiedra el sábado 3 de abril en el Foro Alicia, y este sábado 9 de abril va a cantar como telonera de la banda mexicana Elefante.


-He estado tocando mucho acá durante las últimas tres semanas, he hecho varios antritos -cuenta ahora, a propósito del diminutivo de antro, nombre que reciben los bares en ese país-. Lo de mañana será bien masivo, y yo con la pura guitarra. Estaré acá hasta junio y lo más seguro es que salgan otras cosas en este mes, ya que no he parado.


De manera súper fogatera


Con una carrera iniciada en Santiago en 1995 y con tres discos grabados, Daniela Aleuy está ahora embarcada en la etapa siguiente al estreno de su nuevo álbum en Chile. En 2010 actuó en Santiago con distintos músicos como Carlo Colussi (guitarrista de Caja Negra), Mauricio Miranda (guitarra), Pancho Lazcano (bajo) y Juan Carlos Abarca (batería), tras su experiencia en una banda de mujeres con Natalie Santibáñez (bajo) y Edita Rojas (batería).


-Esto de tocar un día con esta banda y al otro con otra es rico, es diferente -compara-. Puedes ir variando el show de acuerdo a los músicos, porque cada uno pone su talento.


-Y además puedes responder esto: ¿las mujeres tocan distinto a los hombres las mismas canciones?
-Totalmente. La vibra, la energía es distinta, es todo más fácil. No sé si es porque soy mujer, pero al tocar con ellas la cosa fluye más, son más concentradas.


-¿Los hombres son más dispersos?
-Los hombres son más dispersos, pero encuentro que tienen bastante más facilidad para la música. Son más virtuosos probablemente, pero les cuesta más entender lo que yo quiero. Con las minas no: quiero esto y lo hacen rápidamente. Siento que las mujeres tenemos una cosa más instintiva a la hora de tocar.


-¿Y es más atractivo, al menos desde un punto de vista machista?
-Es que las cabras son buenas, es entretenido ver una banda con minas que tocan bien. Yo también lo paso mejor tocando con ellas en el escenario, tenemos más complicidad y más historia juntas. Pero es agradable probar con unos y otros, la retroalimentación es distinta.


Las primeras grabaciones del nuevo álbum datan de comienzos de 2009, tras su regreso de México a fines de 2008.


-Cuando volví a Chile había vendido la mitad de mi casa y había regalado la otra mitad -recuerda-. Tenía mi ropa, mi computador y sería. Y mi guitarra.


El resultado fue un disco grabado mientras vivió alojada con amigos, hecho en casa, en el citado computador y con varios de esos amigos como invitados en las canciones: la bajista Bernardita Martínez, la baterista Edita Rojas, el citado Pedropiedra en el arreglo de una canción hecha en México, y sobre todos guitarristas. Varios de ellos: Rigo Vizcarra (de Tronic), Felipe Cadenasso (de Matorral), Alejandro Gómez (de Alamedas) y Tomás Oyarzún (de Prefiero Fernández). "Se me ocurrió porque no soy guitarrista y necesito guitarras: necesito colaboradores", explica la cantante.


-¿Tocas guitarra pero no eres guitarrista?
-Sí, no me siento instrumentista para nada. Toco la guitarra de manera súper fogatera, ¿cachai? Al grabar fui bien autocrítica, me costó asumir mi sonido de guitarra para las canciones. Al final lo dejé, era lo que necesitaba para las guitarras rítmicas, así las había concebido.


-¿Cada invitado tiene un sello distinto, los sacas de contexto?
-Sí, pero la canción que elegí para Cadenasso era la más similar a su onda, por ejemplo. Pedropiedra fue más casual, esa canción la puse porque tiene el sentido de haberla hecho en México, y fue accidental que nos juntáramos con el Pedro a hacerla.


-¿Tiene que ver con haber estado lejos del país natal?
-Para mí todo el rato. Y no sólo con la gente: sobre todo con la música nacional, chilena: el folclor. Fue raro porque allá no escuchaba música folclórica, pero la rítmica folclórica chilena me tiraba mucho. Las canciones más folclóricas las hice en México, extrañamente. Quizás echaba de menos, no sé. Y por el hecho de juntarme con chilenos se daba esa pena, esa nostalgia.


Y después meterle charango


En esa época Daniela Aleuy frecuentó además como público la escena del rock independiente santiaguina de grupos como Alamedas o Guiso, cuya bajista es la citada Bernardita Martínez, que toca el bajo en una de las canciones del disco, "Café por la mañana". "Eso nos va uniendo, he conocido a mucha gente por medio de la música y ha sido lindo porque hacemos lo mismo, nos identificamos con ella".


-¿Aunque no suene parecido? Tu disco no suena muy rockero.
-Exacto. Compartimos un gusto por la música, pero cada uno tiene su público y su forma de enfocar su show. Me gusta el pop. Y al hacer música la hago más cercana a eso. Muchas de mis canciones no tienen guitarra eléctrica, no tienen rock.


-¿De dónde viene ese gusto pop?
-Más que porque me guste escucharlo es porque me sale así. Escuché muy poca música mientras grabé este disco. Lo hice bien encerrada, sin muchas referencias. Y si bien estaba yendo a ver a amigos que hacen rock eso no me influía mayormente. Eran paralelos. Tenía ganas de hacerme caso.


La mencionada "Café por la mañana" es el primer single de Encerio. "La hice en una época bien rebelde, estaba bien enojada con todo. Venía con mucha información de México, con experiencias de vida, ver la lejanía de su lugar, de tu gente, venía con muchas cosas para decir, y 'Café por la mañana' fue la que marcó ese inicio".


En paralelo Daniela Aleuy grabó una versión de "Volver a los 17", de Violeta Parra, e incorporó por primera vez a una canción suya instrumentos folclóricos. Andinos, para ser exactos. "Hice esa canción en México y tiene que ver con el tema de la violencia. Me sentía en un país lleno de agresividad, de todo tipo y en todas partes: visual, en las calles, y estaba ahí, sola, sintiendo esa violencia en tu entorno".


-¿Y cómo llegas de eso a unos arreglos con instrumentos andinos?
-Apenas la hice salió al tiro así. Fue un momento rarísimo de mi vida esta canción. Quería charango. Yo decía que a lo mejor esta cuestión es un insulto para la música andina. Igual me daba vergüenza, porque en el fondo cómo tan patuda.


-¿Y cómo lo resolviste? ¿Fue o no patudez?
-Es que no lo veo así ahora, porque sobrepasé ese prejucio. Me sentía medio culpable por estar haciendo música folclórica con unas patas impresionantes, pero en el fondo mi raíz, lo que quiero decir y la rítmica de la guitarra van conmigo y así van a quedar. Y después meterle charango quedó mucho mejor.


-¿Lo chileno es sinónimo de folclor? ¿Hay que poner un charango o cantar a Violeta Parra para que sea chileno?
-No sé. No tengo explicación. A Violeta Parra la escuchaba cuando estaba grabando y se metió en mi cabeza. Y las zampoñas y las pifilkas y las rítmicas nacieron y me marcaron hitos. Yo siento que debería estar loca si un viaje tan lejano a México y un terremoto de mierda como el que vivimos no me hubieran marcado con mi país.


-¿Es complejo hacer una versión de Violeta Parra?
-A mí siempre me ha gustado la Violeta Parra, de toda la vida. Tuve un acercamiento a esa canción ("Volver a los 17") porque desde muy chica la cantaba, y cuando volví estaba escuchando a Violeta Parra, porque estaba con ese bichito como de la cosa chilena. Salió un día tocando la guitarra, "Volver a los 17", y la grabé al tiro.


Sí hubo un inconveniente. "Súper raro: cuando la estaba grabando se me echó a perder el computador. Y dije 'No: vinieron de más allá para que no la grabe. La Violeta no quiere que la grabe'. Yo me persigo con esas cosas. Después de como dos meses logré arreglarlo".


La excusa perfecta para largarme


Esta ha sido la primera incursión internacional para Daniela Aleuy, pero no quiere decir que hayan faltado viajes en su vida. Nacida en Viña del Mar, fue criada en Coyhaique, región de Aysén, en 1993 volvió a estudiar en Valparaíso y en 1995 se estableció en Santiago, donde se inició en vivo cantando covers en pubs del barrio Suecia.


-Toda la escuela del escenario y de la crooner, nunca hice música mía. En esa época (el barrio) Suecia era como la cuna de todos los músicos que tocaban covers en Santiago. Ahí me formé como cantante. Me acuerdo de que en esa época era bien chica, bien inocente y sobre todo bien provinciana. No tomaba, no fumaba, no me juntaba con nadie. Iba a trabajar y me iba a dormir. Menos mal.

Luego pasó a trabajar en orquestas de TV y en programas como "De pe a pa" y "Pase lo que pase" hacia 2000, mismo año en que representó a Chile en el Festival de Viña con la canción "El juego del amor" y en que días después lanzó su primer disco, Así soy yo (2000). Con la reconocible producción del compositor Daniel Guerrero, ese disco arrojó los éxitos "Sol", "Alguien como tú" y "Así soy yo".


El segundo disco, Creer (2005), coproducido con el músico Mariano Pavez y el periodista Julio Osses, incluyó canciones como "Márchate ya", "Algo mejor" y "Creer". "Ahí la cosa se puso bien rockera: empezamos a meter hartas guitarras eléctricas en los shows, tocábamos en La Batuta. Pero el cambio con Encerio es que las temáticas nuevas son bastante más agresivas. Es la diferencia entre hacer una mayoría de canciones de amor y canciones directamente a un reclamo absoluto, contra todo".


-¿Cómo ves esos dos discos anteriores ahora? ¿Te reconoces?
-Son parte de mis diferentes etapas. En el primer disco era mi pega. Yo trabajaba en la música, cantaba en distintos lugares, trabajaba en televisión, había ido al Festival de Viña, grababa coros, y hacer un disco era una pega más.


-¿No echas de menos sonar en la radio como en ese tiempo?
-Todos queremos eso un poco, pero tampoco lo echo de menos, porque ahora quiero tocar en vivo y transmitir algo a la gente, ésas son las ganas que tengo, más que que me llame un productor de Puerto Montt que no tiene idea de mi música. En ese tiempo me llevaban a tocar a festivales en regiones y yo iba con pistas (con la música grabada), no me preocupaba tanto del show, tenía buenos músicos pero era todo lo opuesto. Si ahora me veo en ese tiempo era como ver a una cantante, que canta bien, canciones que suenan en la radio.


-¿Y ahora?
-Ahora es un show más armado, pensado, involucrado, musicalmente más delicado también. En la época del primer disco toqué en todos lados. Ahora me cuesta mucho más encasillarme en un circuito. En Chile se hace buen pop pero no se toca mucho. En México hay mucho gusto por el pop, entonces se agradece.


-¿Como para quedarse allá?
-No sé si quedarme a vivir, pero sí siento que hay más posibilidades.


Dos invitaciones recuerda haber tenido la cantante para salir rumbo a México: una, de parte de una radio para dar un par de conciertos, y otra a grabar una canción para la película "Cómo no te voy a querer" (2008), del director mexicano Víctor Avelar, canción de igual título que además está en el disco de la banda sonora.


-Era la excusa perfecta para largarme. Tenía ganas de grabar otro disco, pero no tenía mucho qué decir. Viajé un poco con ganas de desordenarme, ésa es la verdad. Internamente me desordené caleta -se ríe-. El desorden interno era extremo: estar sola, no ver a nadie que conocieras, vivir en una ciudad difícil, con gente power, que ama lo suyo. Eso a mí me volvió loca.


-¿Era un contraste con Chile?
-Esa esencia la he tenido siempre, de ser "nacionalista", pero acá esa esencia es muy apagada, muy calladita. Y me di cuenta de que estar en Chile me llevaba a ese carácter. Desde entonces quedé prendida con México. Fue una catarsis bien rara. Estoy segura de que algo pasa, es muy power este país. Más que nada lo hice para probarme que podía, y me paré sola con la guitarra a tocar en algunos bares, como todos lo estaban haciendo. Era como un desafío de aperrar.


-¿Y cómo fue el regreso a Chile?
-Ahí fue cuando me puse a grabar en serio. Es muy crítico este disco, hay letras muy fuertes y directas y enojadas. Estaba muy enojada. 


-¿Es un disco de protesta, dirías tú?
-Te lo juro. Uno no lo cacha mucho pero es súper social. Yo me enojaba de la personalidad de la gente. Me daba rabia por qué somos así. Poco claros. Si tenemos de sobra para querer lo que tenemos. A mí me encanta el carácter chileno en algunas cosas, que seamos tan humildes. Pero de repente ¿tan humildes?

Opción: la cocina

-¿La cocina que aparece en la portada del disco...
-… es la cocina de la casa en la que vivía antes. 

-¿No es casual elegir la cocina para la foto, un espacio doméstico?
-Sí, tiene que ver con lo doméstico y con lo simbólico de un disco femenino, popero, en Chile, mirado desde el punto de vista del rol que cumple la mujer. Venía de México, que es un país súper machista. Llegué a Chile que también es súper machista, pero donde la mujer la lleva un poco más. O sea, el hombre no se da cuenta pero la mujer es la que manda en la casa y todo. Cómo representar que soy una mujer independiente y autónoma: se me ocurrió esa carátula, para mostrar el rol femenino en contraposición con la cosa sexy.

-¿Es una ironía: no estar confinada a la cocina?
-Por supuesto. Pero siento que uno puede cumplir todos los roles, y eso es bonito.

-¿El título del disco también puede ser una ironía con "encerar"?
-No. No tiene nada que ver con encerar.

-Como encerar es parte de otro rol "femenino", de hacer el aseo...
-Sí. No es mala idea ¿ah? Pero se refiere a que es ridícula la forma en que llegué a grabar el disco, con un computador en el suelo, en las peores condiciones. El hecho de decidir hacerlo me hizo darme cuenta de que me lo tenía que tomar en serio, pero de una forma totalmente al revés.

-¿Por eso es con ce y no con ese?
-Sí. Es como pasar por alto todas las normas para grabar un disco.

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