NUEVA YORK.- La última función del espectáculo de Charlie Sheen, "My Violent Torpedo of Truth/Defeat is Not an Option", realizada el viernes en Nueva York, fue para el olvido, salvo tal vez para los espectadores que recordarán por mucho tiempo el precio de la entrada.
El público que ocupó las seis mil butacas del Radio City Music Hall recibió con una ovación al ex protagonista de "Two and a Half Men", pero las risas y aplausos de las anécdotas iniciales rápidamente dieron lugar a gritos de "esto es aburrido" y otras protestas desde la platea.
Para el final, cuando Sheen anunció que iba a revelar parte de la lista de cosas que quiere hacer antes de morir, los pasillos ya estaban atestados de gente que partía.
Si la gira fuera lo suficientemente larga, tal vez la estrella de "Two and a half men" acabaría por aprender el oficio. Su curva de aprendizaje ha sido levemente ascendente desde el heroico desastre del debut en Detroit hace una semana: se dice que fue tan malo, que será motivo de orgullo decir que uno estuvo ahí.