El local cerró sus puertas en agosto de 2005.
APNUEVA YORK.- Los propietarios del local que por más de tres décadas ocupó el mítico club CBGB, pusieron en alquiler dicho espacio, considerado la cuna del punk y desde el que saltaron a la fama grupos como Los Ramones, Talking Heads y Blondie.
"Solamente aceptamos ofertas de inquilinos, ya sea restaurantes o tiendas tradicionales, que puedan apreciar la historia de este espacio y del barrio Bowery", explicaba hoy la inmobiliaria Cushman & Wakefield en su página web.
Esa zona del sur de Manhattan, que ha resurgido ahora del abandono que había sufrido en los últimos años, fue en la década de los 80 un habitual nido de artistas y bohemios, que encontraron en el CBGB un epicentro de la música rebelde de la época.
Por ese destartalado escenario que fue la cuna del punk durante décadas pasaron artistas como Patti Smith y Bad Brains, y aquel pequeño y oscuro espacio dominado por el grafiti y el olor a cerveza estuvo frecuentado por figuras como el artista pop Andy Warhol y el líder de Velvet Underground, Lou Reed.
Desde que en 1973 el productor Hilly Kristal fundase el CBGB -cuyas siglas se refieren a "Country, Bluegrass and Blues"-, el local se fue convirtiendo poco a poco en una meca del rock y el punk de fama mundial, donde grupos como Los Ramones, Blondie, Talking Heads y Sonic Youth dieron los primeros conciertos de su carrera.
Sin embargo, un litigio entre Kristal y la propietaria del local, la asociación Bowery, acabó con el templo de la música rebelde neoyorquino, después de que el empresario y músico estadounidense, junto a otros de los responsables del alquiler, no abonaran los 90 mil dólares que los dueños reclamaban en concepto de atrasos.
A pesar de que la Justicia les eximió en agosto de 2005 del pago de esa cantidad y de que se impulsó una campaña para evitar su cierre -abanderada por famosos cantantes y actores como Juliette Lewis y Cyndi Lauper-, la sala cerró en 2006.
Hasta el propio alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, lució una camiseta con el lema "Salvemos el CBGB" y múltiples personalidades firmaron un documento pidiendo que la sala fuera declarada sitio de interés cultural e histórico de Nueva York, pero no lo lograron y la sala se vio forzada a cerrar sus puertas.
Desde entonces, el local ha pasado por diferentes manos e incluso se barajó la posibilidad de que se instalara una sucursal de un banco, fue ocupado por Morrison Hotel Gallery y hoy es uno de los locales del diseñador John Varvatos.
Pero ahora esa galería fotográfica se ha trasladado, y el cotizado espacio de más de 1.000 metros cuadrados -conectado a un sótano de otros más de 1.500-, podría convertirse en una tienda de ropa, como ya lo hizo el local contiguo que alguna vez formó parte del CBGB, o en un restaurante.