El adiós a Gonzalo Rojas es nacional. Los escritores y poetas salieron a presentarle sus respetos: "Mientras más viejo se hizo, más joven fue su poesía", dice Hernán Rivera Letelier.
El MercurioSANTIAGO.- Su hijo, Gonzalo Rojas May, había anticipado el desenlace del poeta Gonzalo Rojas cuando declaró que se estaba "apagando lenta y dignamente". Pero aún así la noticia sorprendió a escritores y personalidades de las letras nacionales.
Pablo Azócar, por ejemplo, se encontraba impartiendo clases en la universidad y el anuncio del fallecimiento lo dejó en silencio en un primer momento.
"Gonzalo Rojas fue un amigo y fue un mentor. Lo primero que conocí de él, después de sus poemas, fue la generosidad y la nobleza. Nunca olvidaré el día en el cual me acerqué a él temblando con el manuscrito de una novela, y él no sólo la aprobó, sino que viajó a Santiago a presentarla. Una vez me invitó a su casa de Chillán, donde hicimos una competencia de flexiones en la barra del patio y me derrotó de un modo humillante. ¡Mala suerte acostarse con fenicias!, me dijo, con ese vozarrón que venía desde el sur", contó Azócar.
El poeta Jaime Quezada ha sido uno de los autores más cercanos al autor de Lebu, y por más larga data. “Lo conocí muy cercanamente, hace 40 años. Fui su alumno en la Universidad de Concepción. Estudiaba Derecho pero también Literatura. Luego formé parte de un grupo literario llamado Arúspice, donde Gonzalo era un elemento muy importante".
Quezada se dedicó más tarde a estudiar su obra y varios de sus libros llevan prólogos del discípulo. “Parece vanidad lo que digo pero es real. Fui amigo suyo hasta la mismísima madrugada de hoy. Me dediqué a ser gran amigo de Gonzalo”, señala.
La palabra es primordial
Entre los novelistas y poetas chilenos prevalece la opinión del impacto de Gonzalo Rojas en las letras, como uno de los más grandes de la literatura chilena del siglo XX, “y con proyección al XXI”, dice Quezada. “Hace de la poesía una conducta, una forma de vida. Tiene gran preocupación por el el leguaje, por la palabra”, agrega.
Lo mismo advierte el escritor Hernán Rivera Letelier, quien se considera altamente influenciado por los poetas chilenos y sobre todo por la figura de Rojas: “En su obra el lenguaje es lo primodridal. Me fascinaba el uso del lenguaje y las palabras. Es lo que yo trato de hacer en mi prosa. Gonzalo Rojas establece un equilibrio fundamental con la palabra. Siempre está al borde de un abismo”, dice.
Rivera Letelier lo conoció en tiempos de la dictadura militar. “Lo trajimos a Antofagasta para que se reuniera con un pequeño grupo de poetas nortinos. Desde ahí tuvimos una relación intermitente, pero éramos muy amigos. Luego nos encontrábamos en las ferias de libros, en los aroepuertos o en ciudades del mundo”.
Como un poeta del mundo también lo ve la escritora Carla Guelfenbein, quien opina que Chile no le dio en vida la categoría que obtuvo fuera. “Creo que nunca fue reconocido completaemtne en nuestro país, a diferencia del eco que produjo en España, en México o en Colombia”, señala, dolida por el fallecimiento.
“Es una tristísima noticia: se fue un grande”, dice. “Tenía una sensibilidad poética y un gran sentido del humor, que combinaba con seriedad en la creación de su poesía. El lugar que ocupa en las letras chilenas es, simplemente, el de Gonzalo Rojas, con todas sus particularidades”.