Paul McCartney hizo valer el encanto de su música y su historia a estadio lleno

SANTIAGO.- Al comienzo el coro de 50 mil personas fue más fuerte. La voz de Paul McCartney casi no se oyó al frente del Estadio Nacional que entonó en pleno la letra de "Hello, goodbye", la canción de los Beatles con que el músico dio por iniciado su concierto de esta noche en Santiago, en su regreso tras el debut de 1993 en este mismo lugar.

De ahí en adelante iba a ser una relación de complicidad creciente la que McCartney fue entablando con un público que de manera inmediata se entregó a la calidez de su repertorio y su carácter. "Hola Chile. Hola chiquillos. ¿Cómo están?" fueron las primeras lecciones de español instrumental que el músico ejercitó en vivo sobre el escenario. Fue la manera más directa y literal de apelar a una audiencia que con el correr de la noche ha sido testigo de la versatilidad que McCartney imprime al repertorio de su gira "Up and Coming".

El show del ex Beatle es un espectáculo de contrastes. Himnos de su histórica banda van desfilando intercalados con canciones de su segundo grupo, Wings, y de su etapa solista, en un permanente juego de idas y vueltas por su historia musical. Así mismo es capaz de pasar del gesto rockero de una canción como "Let me roll it" a la inmortal balada de piano "The long and winding road", otro de los momentos emocionantes vividos durante la jornada, o al homenaje a John Lennon de la canción "Here today".

Cuando transcurre poco más de una hora de concierto, Paul McCartney  está actuando para un público definitivamente rendido ante su presencia, a medio camino de un espectáculo que hacia el final irá incorporando un volumen mayor de éxitos de los Beatles en una duración estimada de tres horas. Una sesión de largo aliento para un reencuentro esperado entre el cantante y su público chileno.