CIUDAD DE MÉXICO.- El mural novohispano más antiguo de México, que data de 1536, será exhibido por primera vez en un nuevo museo arqueológico que abrirá sus puertas en agosto en el norte de la capital mexicana, informaron hoy fuentes oficiales.
Tras nueve años de labores de restauración, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han logrado ya unir el 60 % de los 49.800 fragmentos en los que fue hallada la obra.
El mural fue descubierto en el interior de una cisterna o caja de agua ubicada al pie de la fachada oeste del Colegio de Santa Cruz de Santiago Tlatelolco, cuando la Cancillería realizaba obras en la zona sin autorización del INAH, requisito obligatorio por tratarse de una zona arqueológica.
"Ahí fue cuando me percaté de que entre los pedazos de concreto también habían fragmentos de estuco y decidí descender", afirmó el coordinador nacional de arqueología del INAH, Salvador Guilliem, quien en compañía de un grupo de especialistas descubrió 12 metros cuadrados de pintura mural.
Se trata de un mural único que manifiesta la fusión de las técnicas pictóricas empleadas por las culturas mexica y europea durante los albores novohispanos, en donde se pueden apreciar escenas naturalistas realizadas por manos indígenas, explicó.
Tal es el caso de imágenes de elementos acuáticos como peces, plantas y flores, figuras humanas, aves cantando, un mono cargando a su cría, una cruz y cenefas basadas en el cordón franciscano.
Especialistas afirman que los diseños del mural fueron realizados a petición de los frailes con la intención de difundir el mensaje de que bajo el nuevo orden católico "la figura indígena es respetada y considerada como benéfica".
El mural fue pintado solo 15 años después de la caída del imperio azteca a manos españolas en las paredes internas de una cisterna en cuyo exterior tiene 5.20 metros de largo por 8.60 de ancho, mientras que por el interior mide 4 metros de largo por 6.60 de ancho.
Se cree que la obra fue destruida por los indígenas en el siglo XVIII a manera de ritual, lo que explica el hecho de que las piezas fueran encontradas en su totalidad y ordenadas cuidadosamente en el interior de la caja de agua.
El arqueólogo explicó que en esa época se emitió una bula papal que recomendaba borrar la huella del mundo indígena y fue por eso que voluntariamente lo destruyeron y lo escondieron para conservarlo.
Actualmente, el mural está siendo rearmado a manera de rompecabezas sobre tres soportes metálicos que se colocaron a los lados de la cisterna.
Antes de su colocación, las piezas son sometidas a la técnica de nanopartículas de cal para retirarles las sales que tienen debido a la humedad a la que estuvieron expuestas en los últimos dos siglos.
El mural debe estar listo en agosto para la inauguración ese mes del Museo de Sitio Caja de Agua en Tlatelolco, donde también se exhibirán otros objetos que fueron descubiertos durante las excavaciones.
Por ejemplo, una olla de grandes dimensiones, fragmentos de una figurilla de Tlaltecuhtli -deidad de la tierra-, huesos de animales, piezas de obsidiana, metal y vidrio, y cerámica azteca.
Además, se podrán apreciar una serie de reproducciones de planos de 1550 en los que se observa la representación de la cisterna novohispana y uno de 1628 en el que ésta ya no figura.