La cantante regresa con cuatro discos y un divorcio a cuestas, que la tienen en una faceta menos juvenil que la mostrada en 2005.
APSANTIAGO.- Hasta hoy, la tendencia en los precios de los conciertos en vivo no era otra que el alza. Desde los $40 mil que costó la entrada más barata para ver a Coldplay en 2007, hasta el récord de $1 millón que anotó Paul McCartney, pasando por la localidad de $150 mil que se transformó en norma en los shows de cualquier ídolo latino.
Los reclamos de los consumidores eran crecientes, al igual que la resignación de los fans. Sin embargo, poco parecía poder hacerse ante una escalada vista simplemente como irreversible.
Pues bien, los fans de Avril Lavigne tendrán la suerte de disfrutar de un bálsamo en medio de esa tendencia: La cantante confirmó su regreso a Chile para el próximo 22 de julio, y la entrada más cara para esa presentación tendrá un costo de $36 mil, monto al que sumándole los cargos por servicio de todos modos no debería exceder los $40 mil.
Y no sólo los precios recordarán viejos tiempos, ya que la distribución que ese día tendrá la Arena Movistar a estas alturas también parece digna de un museo. Sólo habrá tres localidades: Platea alta, platea baja y cancha general.
Nada de cancha vip, platea alta central, platea baja lateral, golden, platinum u otro espacio similar.
Los tickets, entonces, tendrán valores de $28 mil para cancha general, $36 mil para platea baja y $18 mil para platea alta. La venta comenzará este miércoles 8 y hasta el martes 14 en exclusiva para clientes Entel (20% de descuento), y ya el miércoles 15 se abre a público general, a través de Ticketmaster.
El show será el viernes 22 de julio, y constituirá la segunda presentación en vivo de la artista en nuestro país. En la primera, en septiembre de 2005, la canadiense arribó como fenómeno adolescente, y logró reunir a cerca de 10 mil personas en un frío San Carlos de Apoquindo.
Esta vez arribará con una estampa más madura, para mostrar las canciones de los cuatro discos que ha editado hasta la fecha, y sobre todo los de Goodbye Lullaby, álbum que editó este año.