ROMA.- La cantante estadounidense
Lady Gaga desfilará mañana en Roma en la "Marcha del Orgullo Homosexual" europeo, EuroPride, para intentar sacudir a la Italia "retrógada" de Silvio Berlusconi y denunciar las censuras del Vaticano, según los organizadores.
La provocadora artista pop estadounidense, que se convirtió en emblema del movimiento gay cuando en noviembre pasado usó su celebridad para pedir la revocación de la ley de su país que prohíbe a los gays participar abiertamente en el ejército, se exhibirá con una canción en el legendario Circo Máximo de la capital.
Cerca de un millón de personas deberán asistir a la marcha, que atravesará el centro histórico de Roma y reúne a miembros de la comunidad homosexual de toda Europa.
Las marchas, fundadas por la European Pride Organizer Association, se iniciaron en Londres en el año 1992, con la participación de unas 100 mil personas y en año 2007, en Madrid, superaron los dos millones.
La celebración en la Ciudad Eterna de la manifestación gay constituye una ocasión para denunciar la mentalidad conservadora del gobierno liderado por el multimillonario Berlusconi, paladín de la familia tradicional, no obstante dos divorcios y una vida disipada con estrellas y prostitutas de lujo.
"Es el gobierno más retrógrado que Italia ha tenido en los últimos 50 años", sostiene Paolo Patane, director de Arcigay, el movimiento italiano de defensa de los derechos homosexuales fundado en la década de los 80.
"Es un jefe de gobierno que por la noche invita a bellas menores de edad a sus fiestas y de día en el Parlamento defiende el modelo de familia del Vaticano, basado en el matrimonio", subraya.
Los preparativos del Europride fueron perturbados por actos antihomosexuales, los cuales se han multiplicado en los últimos años en Italia.
"El parlamento italiano odia a los homosexuales. El primer ministro no pierde ocasión para burlarse de ellos", comentó Vladimir Luxuria, transexual y ex diputada comunista, entre las organizadores del primer festival gay de Italia.
Como síntoma de ese desprecio, Luxuria menciona los comentarios y chistes de mal gusto que Il Cavaliere cuenta públicamente sobre los homosexuales.
El año pasado, al ser interrogado sobre sus escándalos sexuales, sorprendió con su respuesta: "Mejor amar a las jovencitas que ser homosexual".
Para Patane, el verdadero reto para los derechos de los homosexuales lo constituye la religión y el peso que la "jerarquía del Vaticano" aún tiene en la sociedad europea.
Una carta, dirigida al papa Benedicto XVI y suscrita por 45 asociaciones homosexuales cristianos de 23 países, solicita al pontífice que "defienda la integridad" de lesbianas, bisexuales y transexuales en los países cristianos o en donde son perseguidos.
"Pedimos a Su Santidad que condene la violencia contra lesbianas, gays, bisexuales y que apoye la campaña para anular las penas en todo el mundo contra aquellos que tienen relaciones sexuales con personas del mismo sexo", sostiene la misiva que advierte que el "silencio de Su Santidad" puede ser interpretado como una aprobación de "esa violencia".
La Iglesia católica califica a la homosexualidad como un "desorden" y considera un pecado las relaciones entre personas del mismo sexo.
Para Vladimir Luxuria, Italia se quedó anclada en el pasado pese a que el número de homosexuales y personas que sostienen el movimiento ha crecido.
"Estoy muy triste, muchos italianos se han tenido que ir porque son homosexuales", reconoció.
