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Seducción

17 de Junio de 2011 | 19:20 |
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Un amor terminado, que ya fue, que no volverá. Es novedoso escuchar a Myriam Hernández, tan representativa del canto al romance vivo y recíproco, acoger esta vez versos sobre relaciones muertas o en el recuerdo. "Tu tiempo pasó" se niega con cierto sarcasmo a una reconciliación («yo no estoy buscando venganza / aunque, no lo niego, me gusta el sabor»). "No se ve" vuelve sobre el tópico de la mujer despechada que aparenta estar bien pese a su soledad. "Sigue sin mí", el dúo junto a Marco Antonio Solís, es un canto de resignada despedida a un amor que no funcionó. Y en "Después de tu amor" la ruptura despierta una fuerza de supervivencia en plan de autoayuda («quedan emociones aun por descubrir / Aventuras y amores / Deseos de vivir / hay un mundo sin ti / después de tu amor»). La distinción temática se radicaliza aún más en "La decisión", primera canción de la que tengamos registro en la que Myriam Hernández se debate entre «dos amores a la vez».


Es lógico y sano que, tras una larga carrera, la mejor baladista chilena explore en terrenos temáticos nuevos, y enriquezca desde lados inesperados su personaje artístico. Esa novedad, sin embargo, no se condice con un álbum en extremo conservador en lo musical, en el que Myriam y su equipo de colaboradores han optado por un pop eléctrico suave, casi encandilante de brillo, algo empalagoso. No hay mayor carácter en los arreglos trabajados junto al productor Manny López, de los que Myriam zafa con distinción sólo porque es una magnífica cantante.

Lo demuestra tanto en los temas suaves, que requieren de sutiles guiños de empatía con el auditor ("Te amo tanto"), como en los estribillos de más fuerza, que levantan a una mujer madura ("Yo me equivoqué"); y, sobre todo, en el modo en que combina su voz con grandes figuras de la canción romántica mexicana, como Marco Antonio Solís y Christian Castro ("Todo en tu vida"), donde queda claro que la chilena está hace rato a una altura continental. Por lo mismo, queda en deuda para el auditor un marco instrumental que sea capaz de acompañar ese carácter, no con fórmulas radiales probadas, sino con ocasionales licencias que le den a Myriam la capacidad de apropiarse de sus discos como merece hacerlo una figura que marca pauta, no que sólo sigue tendencias.


—Marisol García

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