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Adicción al sexo mantiene en alerta roja a celebridades de Estados Unidos

Según los especialistas, no conoce límites sociales ni fronteras, afecta a gente de toda forma de vida, cultura y orientación sexual, y no está restringida a ningún género o edad. Desde Michael Douglas a Tiger Woods: el largo historial de "adictos".

18 de Junio de 2011 | 15:27 | Reuters
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La adicción al sexo es tan poderosa como los efectos de cualquier otra droga.

El Mercurio
WASHINGTON.- La adicción al alcohol, al juego o a las drogas puede destrozar vidas, pero más controvertida y menos conocida es la abrumadora necesidad de satisfacción sexual, tan intensa que los psicólogos la comparan con la cocaína.

El congresista estadounidense Anthony Weiner tuvo que dimitir por la presión de sus compañeros demócratas, incluido el presidente Barack Obama, tras admitir haber enviado a unas jóvenes mensajes sexualmente explícitos y fotos comprometedoras de sí mismo.

Aseguró que estaba en tratamiento por un problema no especificado. El golfista Tiger Woods ingresó en un centro de rehabilitación no especificado tras admitir varios "affaires" extramatrimoniales.

El actor David Duchovny es uno de los pocos que anunció públicamente su adicción al sexo. Ingresó en un centro de rehabilitación para desórdenes sexuales en 2008.

Pero la naturaleza sensacionalista de que los famosos y los poderosos reconozcan sus aventuras extramatrimoniales, la obsesión con el sexo por internet o las repetidas acusaciones de acoso sexual atraen una gran atención mediática, y una buena cantidad de bromas.

"La gente bromea con que si tuvieran que tener una adicción, querrían que fuera al sexo", dijo la terapeuta Stephanie Carnes, autora de "Mending a Shattered Heart".

Necesidad primordial

El sexo, como la comida, es una necesidad primaria para los humanos. Con la llegada de internet, es fácil de conseguir, ya sea cibersexo o citas acordadas mediante páginas web. Pero el cibersexo es más fácil de ocultar y negar que el consumo de alcohol y drogas. Sin embargo, las consecuencias pueden ser igual de graves: pérdida de empleo, daños en la saludarruinarse y alejarse de la familia y amigos.

"Si miras sus vidas, descubres que nadie querría tenerlo. Están destrozados, lo han perdido todo y se odian a sí mismos", dijo Carnes en una entrevista telefónica. "Sufren de verdad", agregó.

La recuperación es posible

La adicción al sexo no conoce límites sociales ni fronteras, afecta a gente de toda forma de vida, cultura y orientación sexual, y no está restringida a ningún género o edad. Los psicólogos estiman que entre un tres y un cinco por ciento de la población es adicta al sexo, posiblemente más dado el fácil acceso a internet.

Los psicólogos también aseguran que hay el triple de hombres que de mujeres con este problema. "Las mujeres son más adictas al romance", dijo el psicólogo Steve Eichel, de Delaware. Y las mujeres buscan menos ayuda por un gran sentimiento de vergJuenza por admitir su adicción al sexo, hasta que las consecuencias no pueden ser ignoradas.

Lo que hace a un adicto al sexo, dijo el psicólogo, es la incapacidad de parar, la necesidad cada vez mayor de satisfacción, el espacio cada vez menor en la vida del adicto para la familia y el trabajo y la incapacidad de asumir las consecuencias.

No hay un diagnóstico oficial de la adicción al sexo, y ninguna manera fiable de comprobar si existe. Algunos lo denominan compulsión en lugar de adicción. Muchos escépticos sobre la existencia de esta adicción ven en el diagnóstico una forma de que los ricos que pueden costearse el tratamiento huyan de situaciones peliagudas.

La promesa de recuperación podría hacer que una esposa paralice el proceso de divorcio, que a un empleado le den una segunda oportunidad y en algunos casos que no se persigan delitos como una estafa para financiar la adicción. Carnes aseguró que la recuperación era "absolutamente" posible.

"Hay cientos de adictos al sexo recuperados viviendo vidas sanas y felices", afirmó. Pero como con otras adicciones, el porcentaje de recaídas es elevado. Aunque aún no hay estudios definitivos, Eichel sitúa el éxito en torno al 80 por ciento, definiendo éxito no como la abstención total, sino como una sana conducta sexual. Comparando la adicción al sexo con la de la comida, "no puedes dejar de comer", indicó.
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