Libro reconstruye la figura de Arturo Prat a partir de la correspondencia a su esposa

SANTIAGO.- "Desde que me separé de ti pasa el tiempo con una lentitud insoportable, años se me hacen las horas, siglos los días, esperando anheloso aquel en que de nuevo pueda estrecharte contra mi corazón".

Así comienza la carta que el 13 de julio de 1873 escribió Arturo Prat a su esposa Carmela Carvajal, una misiva que en apenas algunas líneas deja en evidencia el profundo amor que el capitán de la "Esmeralda" sentía por su esposa. El texto llega hasta nuestros días gracias a "Cartas de mi esposo" (Sudamericana, $12.000), el exhaustivo trabajo de investigación realizado por María Angélica Iturriaga —profesora de enseñanza general básica con mención en Ciencias Sociales, y magíster en Historia de la Universidad Católica de Valparaíso—, de estreno reciente en nuestras librerías.

Todo comenzó el año 2000, durante una conversación que ella sostuvo con el director del Centro de Cultura Naval y Marítima de la Armada de Chile, Patricio Herrera López, quien le manifestó su inquietud de que alguna mujer llevara adelante una investigación sobre Carmela Carvajal de Prat, a partir de las cartas que su esposo le había escrito, y que se encontraban en el Archivo y Biblioteca Histórica de la Armada.

Sin pensarlo dos veces, María Angélica Iturriaga aceptó con entusiasmo el desafío. "De las cartas que Carmela Carvajal escribiera a su marido sólo se conservan dos; las otras, de acuerdo con el testimonio de uno de sus bisnietos, desgraciadamente fueron destruidas por ella, pues consideraba que únicamente las de Arturo Prat tenían importancia", explica la autora en la introducción del libro. "Habría sido más fácil conocerla, de no mediar este hecho; sin ellas sólo es posible vislumbrar sus rasgos a través de la correspondencia que Arturo Prat le dirigió".

A pesar de ello, a lo largo de las páginas de "Cartas de mi esposo" se puede ir reconstruyendo —y conociendo— la figura de Carmela Carvajal. El libro reúne valiosa información acerca de su vida, como la relación entre las familias Prat y Carvajal, tanto en Quillota como Valparaíso; el hecho de que ambos se conocieran desde su adolescencia; y detalles como que Carmela, para contraer matrimonio con Prat, primero debió firmar un documento notarial, ya que a pesar de tener 21 años, para la época seguía siendo menor de edad, puesto que la ley exigía un mínimo de 25 años para casarse.

"El matrimonio se efectúa en la iglesia del Espíritu Santo (parroquia desde el año 1872), frente a la Plaza de la Victoria. La casa de la novia, en calle Molina No. 2, está tan cerca de la iglesia, que —tal como confirman sus nietos— una larga alfombra roja es extendida desde la puerta del hogar de Carmela hasta las gradas del templo".

Retrato de una época

Sin embargo, no se puede comprender a Prat ni a Carmela sin perfilarlos contra el fondo de su época, cuando Chile tenía apenas dos millones de habitantes y más del 60 por ciento de ellos vivía aún en zonas rurales. La numerosa correspondencia también permite reconstruir dicha época a través de aspectos cotidianos, como los encargos de Prat a su esposa, quien demuestra gran capacidad para administrar dinero y resolver asuntos familiares.

Del mismo modo —casi como un detalle—, cada línea de sus cartas da cuenta de la ortografía de la época, cuando la "y" se escribía con "i", del mismo modo que la "j" muchas veces se usaba como "g".

Los primeros años de matrimonio, el viaje de Prat a Montevideo y Buenos Aires en misión —diríamos hoy— de "inteligencia", así como muchos otros aspectos de esos años, quedaron plasmados en esta correspondencia.

Pero resulta particularmente valiosa la carta que Carmela Carvajal dirige a su esposo, tras aprobar su examen de abogado: "En la mañana de hoi recibí, juntas tus cartas del 25 i 26, portadoras de tan buenas nuevas, que me hicieron derramar lágrimas de felicidad. Recibe, mi bien, mil i mil felicitaciones de toda la familia i en particular de tu Carmela de dar gracias al Todo-Poderoso que ha premiado tus nobles esfuerzos".

Los acontecimientos del 21 de mayo de 1879 en Iquique transformaron a Prat en uno de los mayores héroes de la historia nacional. Pero a través de estas cartas, el lector podrá conocer al oficial de Marina, al esposo, al padre y sobre todo, al marido que no ahorra palabras de afecto para Carmela Carvajal.

"Cartas de mi esposo" es un libro fascinante y, al mismo tiempo, un viaje directo a la segunda mitad del siglo XIX. Vale la pena mencionar el valioso material fotográfico que incluye, así como su extensa bibliografía. En otras palabras, un título para todos los públicos, sin importar su edad o conocimientos previos. Y que debiera incorporarse a la bibliografía de ramos como Historia de Chile o Lenguaje en los colegios del país.