''Se generó una especie de escenario circular, que le dio un cierto plasticismo. Parece el Royal Albert Hall o una estación de trenes europea'', dice Mateos, celebrando la idea de cantar en una ex biblioteca.
Sony MusicSANTIAGO.- "Es un registro imperdible a mi juicio", dice Miguel Mateos, el hombre que en los 80 y 90 conquistara el continente con temas como "Llámame si me necesitas" y "Obsesión". El argentino podría estar hablando del último disco que adquirió o que le mostraron, o del artista que acaba de descubrir y que hoy no se puede sacar de la cabeza. Pero no. Nada de eso.
Del disco que Mateos habla es de Primera fila ($14.000), el CD y DVD que en estos días estrena en toda Latinoamérica, y que llenó tanto sus expectativas que no se guarda a la hora de compartir esa satisfacción.
"El resultado es maravilloso", dice sobre el registro en vivo del concierto que en diciembre de 2010 ofreció en la ex Biblioteca Nacional de Argentina. Un escenario significativo no sólo porque le permitió cantar "entre los fantasmas de Borges y Balzac", sino porque, como dice en el propio show, la lectura es el "último vicio" que le va quedando.
"Sí, toda la verdad", recuerda hoy entre risas. "Todos los vicios insalubres me los fui limpiando".
Pero eso sería lo único que ya no conserva de sus años más agitados en el rock, ya que los éxitos y el público fiel de esos tiempos aún lo acompañan, y son parte esencial del disco que hace unos días lo tuvo en promoción en Chile.
"Es un álbum muy abarcativo, tiene un arco de casi 30 años de carrera. Hay canciones de la etapa más oscura, hasta el 83, en plena dictadura militar en Argentina. Son canciones que tienen que ver con esa oscuridad, y otras que tienen que ver con la recuperación de la democracia, como 'Tira para arriba' y 'Perdiendo el control'. Si bien no es una antología completa-completa, es muy representativo, y además hay tres canciones nuevas, estrenadas en vivo", resume.
La idea ahora es replicar la experiencia del recinto ubicado en el barrio de Santelmo —una especie de "Royal Albert Hall o una estación de trenes europea", dice— en toda América Latina, con una gira que podría tener varias paradas en Chile, además de una que Mateos desea en particular: El Festival de Viña del Mar.
"Sería como la frutilla del postre, la cereza. Sería maravilloso. Yo estuve en Viña el 91, cuando estaba 'Obsesión', y desde entonces no he vuelto. Recuerdo de ese concierto, que fue mi vuelta a Chile después de haber tocado aquí en plena dictadura. Gracias a Dios no volví más hasta que se recuperó la democracia. El recuerdo de ese concierto realmente lo tengo en la memoria, por la recepción, el afecto y el abrazo de todo el público chileno, que fue maravilloso. Ojalá pueda repetir esa experiencia".