La novela se encuentra en librerías por un precio cercano a $15.500.
OcéanoSANTIAGO.- Fueron temibles guerreros, eximios navegantes y dueños de una rica herencia mitológica. Para muchos, los vikingos son la imagen viva del explorador intrépido, hombres que no tuvieron rival en los mares y que se abrieron paso por Europa sólo con su valor y el filo de sus espadas. Incluso, se les reconoce como los primeros navegantes que llegaron a las costas de lo que sería América (mucho antes que Colón).
Eso explica que todo lo que tenga alguna relación con ellos resulte tan atractivo. El campo de la literatura no está ajeno a eso y "Vikingo: El hijo de Odín" (La Factoría de Ideas-Océano, $15.500) —la primera de una larga lista de títulos escritos por Tim Severin— es un buen ejemplo.
Su protagonista es Thorgils Leiffson, a quien conocemos al comienzo de la novela cuando ya tiene setenta años y está contando su biografía. Hijo del mítico Leif Eriksson (y por lo tanto, nieto de Eric el Rojo) y Thorgunna, una particular mujer proveniente de la isla de Irlanda, nace a pocos meses del milenio. Sin embargo, su madre biológica —lejos de acogerlo y encargarse de su crianza— lo abandona, por lo que acabará siendo acogido por la joven Gudrid.
Thorgils no lo sabe, pero está destinado a ser un hombre que dejará huella en la historia de los diferentes clanes. Y cuya vida estará plagada de viajes y aventuras que lo llevarán a enfrentar la muerte en un sinnúmero de batallas, así como naufragios y encuentros con otros pueblos del norte de Europa.
Además, Thorgils pronto descubre que ha heredado de su madre el don de la premonición y en sus sueños suele ver cosas, personas y acontecimientos que en algún instante se vuelven realidad.
"Era el tercero de los muchísimos viajes de mi vida, y creo que al igual que Odín me había infundido deliberadamente el ansia de viajar que nos unía como trotamundos, también había intervenido al enviarme en aquella travesía", recuerda Thorgils. "Yo era un niño de pecho cuando mi madre me llevó desde Birsay hasta Islandia y aún era demasiado joven para acordarme de ello cuando acompañé a Gudrid desde Islandia hasta Groenlandia y naufragamos. Pero ahora el paso de Brattahlid a Finlandia me causó una impresión profunda y duradera. Tenía la sensación de que viajaba hacia lo nuevo y desconocido, y era como una droga. Después de probarla no pude olvidarla y quería más. Me convertiría en un vagabundo toda la vida, y eso era lo que el Padre de todos se había propuesto".
"Vikingo: El hijo de Odín" es la primera parte de una trilogía, obra de uno de esos autores cuyas vidas bien podrían servir como material para alguna novela. Tim Severin ha sido explorador, cineasta, periodista, autor de documentales y colaborador de publicaciones como "National Geographic". Un escritor que sabe de lo que escribe, pero no sólo por realizar profundas investigaciones, sino por su permanente interés en vivir en carne propia lo que escribe. Eso explica que —por ejemplo— haya recorrido las aguas del Atlántico en un barco medieval o en una galera de veinte remos.
"Thorgils, el hijo de Lief el Afortunado y Thorgunna, existió realmente", dice Severin. Y agrega que los acontecimientos de su vida "que se recrean en esta novela se basan sobre todo en las sagas islandesas, que conforman una de las grandes colecciones de la literatura universal". Sin duda, un libro imperdible para los amantes de la aventura.