La serie de saxofonistas del jazz actual enumera los nombres de Agustín Moya, Andrés Pérez, Ignacio González, Paulo Montero, Claudio Rubio y Cristián Gallardo. Todos tienen discos editados entre 2009 y 2011: Infinito, Santiago vivo, Cuarteto, Variante, Tristano! y Sin permiso, respectivamente. El último de estos ejemplares que han recuperado el instrumento simbólico del jazz, se llama Franz Mesko, tiene 22 años y aunque lo parezca, no es un músico extranjero: es más chileno que toda la lista que lo precede. Su debut se llama Calle ciega, y si hay que buscar una inspiración, se puede encontrar en un barrio chilenísimo como San Francisco, altura Cóndor, donde Mesko creció entre instrumentos musicales de su padre luthier.
Calle san Francisco o calle Miraflores, según la etapa de su historia en que se encuentre, ese concepto vuelve a aparecer en su música, escrita para un cuarteto post bop, o de jazz contemporáneo, que incluye al siempre interesante Diego Urbano como segundo hombre. Su vibráfono proporciona al conjunto una identidad timbrística que hasta ahora sólo habíamos escuchado en Creciente, el primer disco del contrabajista de Concepción Rodrigo Álvarez, donde Urbano también impone la metálica influencia de su teclado. Aquí, asume un mayor rango funcional, dado que no hay más instrumentos que el suyo en la función armónica. Lo que Urbano hace con mucha sobriedad es sugerir la armonía en la música.
Mesko es dueño de una enorme energía a la hora de solear, y está apoyado por el contrabajista Milton Russell y el baterista Andrés Celis, que son como la contraparte de Urbano: muy potentes en sus intervenciones. La música pide contundencia y justezas, y así se puede escuchar en el arranque inmediato de “Pretexto”, la pieza de apertura de Calle ciega, en “Piso 13” y en la propia “Calle ciega”. El resto, la hermosa balada "J", la misteriosa "Extraños momentos", la toma alternativa de "Preteztro" y la más latinizada "Sol y cobre", son episodios del relato de una historia propia, surgida en la filosófica divagación sobre una caminata por una calle con salida pero sin final.